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Extrañas relaciones

Infinidad de parejas de todas las edades celebraron y disfrutaron el Día de San Valentín en todo el mundo, pero no todas ellas encajan dentro de los modelos de relaciones monógamas tradicionales, es decir noviazgo, pareja de hecho o matrimonio.

Infinidad de parejas de todas las edades celebraron y disfrutaron el Día de San Valentín en todo el mundo, pero no todas ellas encajan dentro de los modelos de relaciones monógamas tradicionales, es decir noviazgo, pareja de hecho o matrimonio.

[doap_box title=”CADA QUIEN EN SU CASA” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

De acuerdo con la experta Beatriz Pereira, los miembros de las parejas “cada uno en su casa” suelen superar los 40 años de edad, son monógamos y poseen un vínculo estable y duradero. Casi todos ya estuvieron casados y muchos tienen hijos y eligen compartir la vida con el otro, pero sin el desgaste de la convivencia viéndose, al menos, dos noches por semana.

“Comparten noches, días, momentos especiales, viajes, vacaciones, fines de semana y, a veces, tiempo con los hijos del otro. Y también la forma de ver la vida. Pero, por decisión de ambos, ni la casa ni la economía son comunes”, destaca.

Pereira indica que, para algunos expertos, los “living apart together” (viviendo separados pero juntos) son algo parecido al vínculo afectivo ideal, con muchas ventajas y casi ninguna desventaja, aunque para otros son producto del individualismo posmoderno, que implica un menor grado de compromiso amoroso.

“Este tipo de relaciones se describen también como ‘contigo y sin ti’ ya que las viven muchas personas que han sufrido un divorcio o han quedado viudas, y están abiertas a volver a estar en pareja, pero no están dispuestas a repetir la experiencia de la convivencia y quieren satisfacer su necesidad de independencia”, según la experta de ISEP Clinic.

En opinión de Pereira, la base de esta relación “es respetar el disfrute o la necesidad de contar con espacios propios físicos o psíquicos sin sentir que haya que abandonarlos por estar en pareja”.

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La psicóloga María Beatriz Pereira Reis señala que las relaciones del tipo “juntos el fin de semana” funcionan bajo el concepto de “luna de miel” cada “weekend” y suelen estar conformadas por adultos entre 25 y 35 años, que están desarrollándose como profesionales.

“Muchas veces deben viajar continuamente o estar durante algún tiempo en lugares diferentes a los de su pareja, con lo cual, acuerdan verse el fin de semana como recompensa por estar toda la semana separados”, indica la experta.

“Un punto fuerte de estas parejas es que se alarga la fase de enamoramiento, ya que la ausencia de la otra persona permite que, al volver a verla, percibamos su presencia como si fuera la primera vez, por lo que las emociones suelen ser más intensas que en quienes conviven los siete días de continuo”, añade.

“Sin embargo, algunos de sus puntos débiles es que sus miembros se pueden volver celosos e inseguros, o muy egoístas con su espacio individual, y aumentan las probabilidades de infidelidad por la distancia física. Con ello se dificulta la posibilidad de compromiso y avance de la relación”, explica la psicóloga.

AMIGOS CON DERECHO

“Los también llamados amigovios, que mantienen relaciones sexuales dentro de un vínculo de menor compromiso formal que un noviazgo, son una relación amorosa y erótica en la que se niega el encuadre matrimonial”, según esta profesional. “Los amigovios entran en una categoría especial: no son novios ni amantes, y no existe la posibilidad de un futuro amoroso. Son parte de una relación en la que abundan la exploración, las búsquedas y el sexo, en la que todo vale, excepto enamorarse”, enfatiza.

“Algunas características de los ‘amigos con derecho’, son que la relación tiene comienzo y terminación, aunque esta última puede ser renovable; no tiene cotidianidad como en el vínculo matrimonial, ni tampoco proyectos vitales futuros”.

Para la experta una posible ventaja de las parejas “en línea” es que la apertura hacia el otro puede ser más auténtica, porque quizá se conozca el interior de la persona saltando sobre las barreras sociales, como la importancia del físico, el dinero o la posición social. Pero según Pereira el peligro de este tipo de relaciones es que “es fácil idealizarlas”.

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Familia parejas relaciones archivo

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