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Francisco Aguirre Sacasa

¡Urge Acción!

Una de las conclusiones que arrojan las encuestas es que a los nicaragüenses nos incomoda el alto costo de la vida. Es un reclamo universal que es particularmente vehemente cuando uno visita una gasolinera y mensualmente cuando nos llega la factura de luz.

Una causa de la carestía de la vida es el elevado costo de los derivados de petróleo y de la energía en nuestro país. Estos se reflejan en prácticamente todo, desde el alto precio que pagamos por el agua —que tiene que ser bombeada para llegarnos— hasta de muchos de nuestros alimentos. La leche que tomamos, por ejemplo, tiene que ser refrigerada en las fincas donde se produce antes de ser transportada, por camiones cisternas que utilizan combustible caro, hasta las fábricas en donde se procesa con electricidad costosa para ser comercializada.

El alto costo de los derivados de petróleo y de la energía eléctrica incide en el desempeño de nuestra economía. Afecta a nuestros bajos niveles de productividad. En el campo, por ejemplo, nuestros rendimientos son bajos porque nuestra utilización de fertilizantes es insuficiente por el alto costo de este insumo que proviene de derivados de petróleo. Los altos costos de la energía también impiden nuestra competitividad. Y baja productividad y competitividad contribuyen poderosamente a que no hayamos podido dar el salto a niveles de crecimiento de siete u ocho por ciento anuales que precisamos para dejar de ser la economía más pequeña de Latinoamérica y el segundo país más pobre del subcontinente.

Lo expuesto en los párrafos anteriores no es una apreciación. Es una realidad objetiva. Así como también es una realidad que tenemos que romper esta cadena viciosa de precios altos para los derivados de petróleo y de la energía eléctrica. Y podemos hacerlo aprovechándonos del bajón del oro negro para realizar nuestro potencial económico y sin perjudicar el manejo responsable de nuestra macroeconomía.

Veamos los números. El precio de petróleo ha bajado en seis meses de más de 100 dólares por barril a aproximadamente cincuenta dólares. Los expertos serios señalan que esta reducción durará al menos un par de años. Claro que habrá cambios diarios en el precio de este “commodity rey”, pero dentro de un rango que oscilará entre cincuenta-sesenta dólares debido al débil crecimiento de importantes polos de desarrollo mundial —como la zona euro y el Japón— y de la explosión en oferta de petróleo en Estados Unidos y Canadá debido al “frakking.”

Este bajón significa que Nicaragua ahorrará entre quinientos y seiscientos millones de dólares anuales en importaciones del oro negro, ahorro que debería de traducirse en precios más cómodos en las gasolineras y en tarifas eléctricas para nuestras industrias, comercios, fincas y hogares.

Otros países están traspasando los frutos de los precios más favorables del petróleo a sus ciudadanos. En Estados Unidos, por ejemplo, el precio promedio de la gasolina ha bajado de 3.31 dólar por galón hace un año a 2.19 dólares ahora. Tan sólo esta medida ha contribuido más a la restauración de la confianza de consumidores y al repunte de su economía que los costosos programas públicos que han puesto en marcha las administraciones Bush y Obama desde 2008 hasta la fecha.

Las tarifas eléctricas norteamericanas no han cambiado pero esto es porque ya son bajas. Lo que pago por kilowatt hora (kwh) para electricidad en Estados Unidos es la cuarta parte de lo que pago acá. Además, allá prácticamente no hay generación de electricidad quemando derivados de petróleo mientras que nosotros todavía dependemos de estos derivados para generar el cincuenta por ciento de la nuestra.

Otros países que son importadores netos de energía, como nosotros, han aprovechado la caída del petróleo para compartirla con sus ciudadanos. Guatemala, por ejemplo, ha bajado sus tarifas eléctricas en 20 por ciento, El Salvador en 12 por ciento y Honduras en un 10 por ciento. Y estos ya gozaban de tarifas más razonables que las nuestras. En Nicaragua se han bajado los precios de gasolina y diésel, pero no proporcionalmente con la caída del oro negro. A como dice nuestro pueblo en su sabiduría, cuando bajan los precios es pequeño el ajuste, pero cuando suben —como lo hemos visto en tres fines de semana consecutivos— es grande. Esto explica el por qué un galón de gasolina aquí cuesta sesenta por ciento más que en Estados Unidos, lo cual representa una carga devastadora para el nicaragüense cuyo ingreso per cápita es menos del tres por ciento del estadounidense.

Volviendo a nuestras tarifas eléctricas, son las más altas de la América Central y siguen altas a pesar de que generamos el cincuenta por ciento de nuestra electricidad quemando derivados de petróleo, principalmente bunker, cuyo precio en enero había bajado a 38 dólares por barril. Además, según cifras del propio INE, en los últimos cuatro meses, el precio de venta de las generadoras DisNorte DisSur, ha bajado de 15.4 centavos dólar por kwh a 12.7 centavos dólar o 18 por ciento.

Sé que hay una deuda pendiente con Caruna, sé que hay muchas “pérdidas” en la distribución de la electricidad y sé que el tema es complicado. Pero todo esto no explica ni el nivel ni la complejidad de nuestras tarifas. Cosep, Am-Cham y Funides han llegado a la misma conclusión y han instado al gobierno que dejen de estudiar al tema y que tome acción. El sentido común, la lógica económica —que nos dice que precios más razonables de energía estimularían a nuestra economía a crecer al 5 por ciento o más en 2015— y la justicia exige una corrección de esta situación. ¡Urge un cambio! Y si no se da, se deberá únicamente a la falta de voluntad política del gobernante.

El autor fue Director del Banco Mundial y Presidente de la Comisión Económica de la Asamblea Nacional.

Opinión Factura luz archivo

COMENTARIOS

  1. Hace 9 años

    No hay justicia social, los empresarios dueños o manejadores de estos monopolios no tienen ninguna compasión para una población que paga por lo que consume como si estuviera viviendo en un país desarrollado.Estos empresarios por su desmedida actitud de aumentar sus ganancias,no quieren darse cuenta que este es un país del tercer mundo y que con sus acciones injustas y de codicia extrema empobrecen mas a este pobre país.Urge Acción!

  2. Hace 9 años

    Puede alguien decirme donde el costo de la vida es super barato, es que no han visto las ciudades en los Estado Unidos como Detroit que es una ciudad fantasma pues la gente se ha ido por no poder pagar la renta de las viviendas donde vivian.

  3. Denis
    Hace 9 años

    Como siempre Francisco da en el blanco,en herida abierta economica q
    nos agobia enclemente este desgobierno sin amor a la patria ni a sus
    ciudadanos,ya sabemos q Ortega salio peor q Somoza,expolia y nos destripa
    como un buen carronero,expresion q se la quiso dar a otros paises democra
    ticos,pero le cae anillo al dedo,carronero de su propio pueblo,q ya supero
    a Somoza en fortuna adquirida con marruyadas y truculencia

  4. raul martinez
    Hace 9 años

    No compremos combustible un día y desconectemos la electricidad por dos horas un día en todo el país. Hagamos esto todos los lunes en forma de protesta cívica.

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