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Cuando Sandino se fue a México, en 1931, Pedro Altamirano asumió el mando del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional (EDSN). LA PRENSA/ CORTESÍA.

La leyenda de Pedrón

En las fotografías que hay de Sandino y su Estado Mayor del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, la figura de Pedro Altamirano emerge como el más macizo de los hombres que lo rodea.

[doap_box title=”” box_color=”#336699″ class=”aside-box”] 1931: El 6 de mayo de ese año, Pedrón fue ascendido a general de División y después de la firma del acuerdo de la paz, en 1933, Pedrón fue designado como jefe del Estado Mayor del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional (EDSN).[/doap_box][doap_box title=”La cabeza de Silvino” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]La violencia no fue un método exclusivo de la “guerra de guerrillas” de Sandino. En esta fotografía un marine exhibe la cabeza de Silvino Herrera, cuyo asesinato fue cometido por el terrateniente Tránsito Úbeda.

El memorándum trata de absolver a Pennington de toda responsabilidad o acción disciplinaria, diciendo que se dejó tomar la fotografía con la cabeza en la mano como consecuencia de la “indiscreción juvenil” y que él era un “niño estadounidense promedio de buen corazón”, según consta en el memorando CB Matthews, director de la Guardia Nacional fechado el 4 de junio de 1932, documento que se halla en el archivo nacional de Estados Unidos. “Herrera fue asesinado y decapitado por un teniente llamado Tránsito Úbeda” y fue Úbeda quien habría llevado a la patrulla dirigida por Pennington (el oficial que muestra la cabeza) hasta el lugar.[/doap_box]

En las fotografías que hay de Sandino y su Estado Mayor del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, la figura de Pedro Altamirano emerge como el más macizo de los hombres que lo rodea. Se distingue sobre todo por la toalla que se enrollaba como bufanda alrededor del cuello, que le servía para enjugarse el sudor que lo empapaba después de sus largas jornadas a pie por montañas y veredas segovianas.

Si hubo una cualidad que le reconocerían a Pedrón, los seguidores y detractores que narraron sus peripecias a lo largo de su lucha sandinista, fue la de ser gran caminante y conocedor extraordinario de la montaña y de las estrellas. Se movía con un instinto felino y era amante de los animales.

Una vez se puso en dos días y medio a pie desde El Gallo, un poblado de Zelaya, hasta Limay, Estelí. Atravesó montañas y riscos de Matagalpa y Jinotega. Los marines y la Guardia Nacional (GN), que taloneaban su columna, no se explicaban cómo avanzaba tan rápido Pedrón y su columna de 75 hombres, según refiere en el texto Asteriscos históricos de Nicaragua , Francisco Gurdián Guerrero.

Había quienes pensaban que su capacidad para esquivar al enemigo rayaba en lo “mágico”.

Un hijastro suyo, Feliciano Centeno Altamirano, quien en septiembre de 1930 se entregó ante los marines, relató que Pedrón “no tenía un punto fijo. Generalmente se guarece en lo más escondido de los bosques, bajo frondosos ramajes, donde el ojo humano no puede penetrar. En una ocasión efectuó cerca de Tumas un combate habiendo perecido dos hijos de Pedrón”. Sin embargo, Centeno dijo que al final del combate él estaba sano y salvo. “Parece que tiene pacto de amistad con las balas”, detalló.

En esta fotografía un marine exhibe la cabeza de Silvino Herrera, cuyo asesinato fue cometido por el terrateniente Tránsito Úbeda. LA PRENSA/CORTESÍA
En esta fotografía un marine exhibe la cabeza de Silvino Herrera, cuyo asesinato fue cometido por el terrateniente Tránsito Úbeda. LA PRENSA/CORTESÍA

Pedrón, como se conoció a este hombre que peleó con Sandino, se afamó por ser el hombre más cruel y sanguinario de los que siguieron al General de Hombres Libres a lo largo de su lucha antimperialista en las montañas segovianas.

Pero ¿quién era Pedro Altamirano antes de unirse a la guerra de Sandino?

Nació en el poblado de Suní, en San Rafael del Norte, Jinotega, en 1870. Descendía “de una familia campesina, de la cual aprendió el oficio de agricultor, trabajó de campista, peón de finca ganadera y domador de potros cimarrones”, según información biográfica que recoge la página web del Ejército de Nicaragua en el capítulo de héroes.

Fue un hombre analfabeta que a duras penas aprendió a firmar.

“Cuando principió la lucha no sabía leer, ni escribir y por eso casi siempre le puse como secretario al general Juan Santos Morales. Durante los azares de la lucha y a pesar de su edad (57 años en ese momento), solamente porque yo se lo ordené, aprendió a leer y escribir cancaneando y cacarañando, pero ha progresado mucho y ahora, asómbrese, también sabe escribir a máquina, pero con un solo dedo”, le dijo Sandino al periodista José Román en 1933.

Algunos textos resaltan que era un conocedor de bestias y fieras, que no permitía que sus hombres cazaran a ningún animal, que lo prohibía bajo la pena de ser ajusticiado.

“Desde muy temprana edad se dedicaba al contrabando de aguardiente llamado ‘cususa’, siendo perseguido constantemente por los Resguardos de Hacienda, a quienes burlaba siempre por su habilidad y conocimiento de las montañas y veredas”, dice el libro La verdad histórica sobre el sandinismo , publicado por la Sociedad pro investigación de la verdad histórica sobre el sandinismo en 1946, la cual dibuja a un Pedrón cruel.

“Nunca he procedido en  contra de nadie de la manera brutal en que me hacen  aparecer en tan repetidas ocasiones. Como soldado  del Ejército libertador  debía acatar órdenes que emanaban del comando  general, pero jamás en mi vida de militar ensangrenté vil y canallamente nuestro pendón libertario”. Pedro Altamirano.  Cita del libro  Sandino, General de Hombres Libres,  de Gregorio Selser. LA PRENSA/CORTESÍA
“Nunca he procedido en
contra de nadie de la manera brutal en que me hacen
aparecer en tan repetidas ocasiones. Como soldado
del Ejército libertador
debía acatar órdenes que emanaban del comando
general, pero jamás en mi vida de militar ensangrenté vil y canallamente nuestro pendón libertario”.
Pedro Altamirano. Cita del libro
Sandino, General de Hombres Libres,
de Gregorio Selser.
LA PRENSA/CORTESÍA

Ese texto, que no lo firma ningún autor específico y que se publicó en la época de Anastasio Somoza García (1936-1947), refiere supuestas masacres contra campesinos que habrían cometido los jefes militares de Sandino, entre 1927 y 1932.

Uno de los crímenes más cruentos perpetrados, según ese texto, fue el asesinato de Gonzalo Blandón, Carmen Valdivia y a un empleado de estos, a quienes las fuerzas de Pedrón sorprendieron pegando propaganda electoral. Los cadáveres de los tres fueron hallados desnudos y cortados a machetazos.

Son los textos que se hallan sobre este hombre que se unió a la guerra de Sandino de un extremo a otro.

Unos lo dibujan como un cruel villano, que robaba y mataba casi por placer. Otros escritos intentan explicar al personaje y circunscriben sus andanzas a la época bélica que le tocó vivir marcada por la intervención estadounidense en el país.

“Su presencia era repulsiva y en sus ojos inyectados en sangre se reflejaban sus feroces y bestiales instintos, siendo el clásico tipo lombrosiano (característica del criminal nato). Su pasión por el licor era tal que cuando se emborrachaba infundía el terror entre sus mismos soldados”, continúa el texto La verdad histórica sobre el sandinismo .

Hay escritos que aseguran lo contrario: que impuso disciplina entre sus hombres y que prohibió que bebieran.

Pedro Aráuz, cuñado de Sandino, perfila brevemente a un Pedrón noble y leal —el más leal— a Sandino, quien le habría rogado con los ojos enrojecidos por las lágrimas que no viajara a Managua porque lo podían matar. “Pedrón, un hombre de carácter áspero y de facciones grotescas, pero valiente como los guerreros antiguos; quien fracasó en su perorata persuasiva, suplicándole a mi abuelo, que desistiese de su viaje a Managua, lloraba como un niño cuando se despidieron. Mi tío Pedro Antonio Aráuz nos contaba que esta fue una de las pocas veces que vio llorar a Pedrón”, relata Walter Castillo Sandino, nieto de Sandino.

“Muchas de las características del general más conocido de Sandino, Pedro Altamirano, conocido como Pedrón, corresponden a las de un bandido social”, dice Volker Wünderich en el libro Sandino, una biografía política .

Pedrón se movía por la zona fronteriza con Honduras. “Compartía la situación de vivir fuera de la ley como muchos segovianos dedicados al contrabando hacia Honduras y que, consecuentemente, se hallaban en conflicto con la autoridad estatal”, explica Wünderich.

DURANTE LA GUERRA DE SANDINO

Desde el inicio de la lucha, en 1927, Pedro Altamirano acompañó a Sandino. “Ha sido el más fiel y al mismo tiempo en el que más confianza he depositado”, le dijo Sandino al periodista José Román sobre Altamirano. Pedrón empezó como soldado en el Ejército sandinista y al poco tiempo ya era el jefe de la primera columna. Pero el 6 de mayo de 1931 fue ascendido a general de División. Cuando Sandino debió viajar a México, Pedrón quedó como jefe del Estado Mayor.

Sandino explicó en diferentes ocasiones que “por su perseverancia, su efectividad y su valor como guerrillero” se había ganado ser general. A esa “efectividad” de Altamirano sus detractores la llamaban “crueldad”.

Pedrón controlaba los departamentos de Chontales y Matagalpa, así como Bluefields en la costa Atlántica. Entre sus principales tareas estaban el castigar a los considerados “traidores” y extorsionar a los hacendados.

Anastasio Somoza García mandó a escribir un libro, El verdadero Sandino o el calvario de Las Segovias, en el que describe a Pedrón como un sanguinario y le atribuye ser el autor del “corte de chaleco”, una forma de asesinar con machete cortando la cabeza, las piernas y los brazos de la víctima.

El historiador Roberto Sánchez explica que los documentos citados en el libro de Somoza son auténticos y el dictador los tomó de un saco de escritos que estaban en poder de Bismarck Alvarado, cuñado de Sandino. Esos documentos no fueron destruidos y luego, en 1979, los sandinistas los encontraron en los archivos de Somoza, incluyendo la foto que Somoza García se tomó abrazado con Sandino el 2 de febrero de 1933.

El exguardia Abelardo Cuadra, uno de los que participó en el complot para matar a Sandino, explica en su libro Hombre del Caribe que a Pedrón inclusive le apodaban “El Sastre” por esta forma de ensañarse con el cuerpo de la víctimas pero que esta práctica era utilizada principalmente con quienes eran detectados como espías de los marines norteamericanos.

Cuadra asegura que estas crueldades los sandinistas las habían aprendido de los mismos norteamericanos. “Si hay una cosa cierta es que los sandinistas sabían aceptar el juego que los yanquis les brindaran y en eso sí, Pedrón Altamirano era muy cumplido”, escribió Cuadra.

Cartas entre Sandino y Altamirano cayeron luego en manos de Somoza, quien las publicó en su libro y en ellas ambos guerrilleros hablaban de los “cortes de chaleco”. “En estos días se han chalequeado a los traidores siguientes: Genaro Vásquez, Narciso González y Santos González”, supuestamente escribió Altamirano.

Además, según el libro de Somoza, Pedrón Altamirano extorsionaba a los campesinos para favorecer las arcas del Ejército de Sandino. “En esta fecha (primero de noviembre de 1930) se ha decretado a usted la suma de doscientos córdobas como contribución forzosa, la que entregará a don Justo Hernández (…). Como antes le digo, si no nos ayuda cuidado con arrepentirse, pues estoy dispuesto a cumplir y a hacer cumplir a sangre y fuego mis órdenes cuando sean irrespetadas. Piénselo bien usted y escoja el camino que mejor le parezca, pero si se aparta de sus deberes, Dios lo salve si cae en mis manos”, supuestamente le escribió Pedrón al ciudadano Andrés Aráuz, a través de un secretario.

Las barbaries que se le atribuyen a Pedrón son muchas y atroces. Quemaba propiedades de personas sospechosas de tener contacto con los marinos o de quienes se negaban a cooperar con los sandinistas y mandaba a “pasar por las armas” a los mismos.

El periodista José Román escribió que él mismo, cuando estuvo en el cuartel de Sandino para hacerle una entrevista al general, le tenía miedo a Pedrón.

“Tiene fama de ser sumamente cruel y se dice que cortó más de sesenta cabezas. Yo lo traté por algún tiempo, en cuenta durmiendo en el mismo cuarto o champa varias veces, comiendo juntos y juntos viajamos en mula y en pipante (canoa). Confieso haberle llegado a tener algún temor al principio, pues ha llegado a ser tal la fama que le han dado, que para intimidar a los niños se les dice: ¡Ahí viene Pedrón! Sin embargo, al tratarlo de cerca me pareció un hombre que trata de ser bueno y sustituir su apodo de Pedrón, que data desde sus días de contrabandista, por el muy respetable de ahora, general Pedro Altamirano”, escribió Román.

ACATABA ÓRDENES

“Nunca he procedido en contra de nadie de la manera brutal en que me hacen aparecer en tan repetidas ocasiones. Como soldado del Ejército libertador debía acatar órdenes que emanaban del comando general, pero jamás en mi vida de militar ensangrenté vil y canallamente nuestro pendón libertario. Teníamos órdenes de hacer llegar hasta el Cuartel General a los traidores e invasores que cayeran en nuestro poder y tales eran las órdenes que yo daba a la columna bajo mi mando. Se dice que yo maté, asesiné, etcétera, etcétera, a gente indefensa y, sin embargo, no se dice nada de los incendios perpetrados por los invasores y de las víctimas infantiles de la metralla y del cinismo yanqui”, dijo Pedrón Altamirano en defensa propia, cuando fue entrevistado por el periodista Carlos Hernández Salinas, tras los acuerdos de paz, según cita Gregorio Selser en su libro Sandino General de Hombres Libres .

El número de bajas en un bando y otro tendían a exagerarse y a ocultarse, según distintos escritos.

La percepción de Pedrón variaba entre los personajes que lo conocieron. Como alguien “calmoso en sus ademanes, seguro de pensamiento y de palabra”, lo describió el periodista estadounidense Carleton Beals, quien se lo topó en El Remango, una barricada de árboles donde sobresalían los cañones de los fusiles. Era el campamento en el que estaban Pedrón y sus hombres. Beals pasó por ahí cuando iba hacia el campamento de Sandino.

“Las prendas que vestía eran de franela blanca, llevaba una faja encarnada, una camisa amarilla sin botones y cruzado en banderola un cinturón de cartuchos, de uno de sus hombros pendía un saco de tela escocesa y cubría su rostro barba de una semana”, lo describe Beals en su libro de 80 Páginas con Sandino en la montaña.

LA MUERTE DE PEDRÓN

El 7 de diciembre de 1937, el diario La Noticia publicó que el bandolero Pedro Altamirano había sido asesinado el 29 de noviembre en el lugar conocido como La Toboba, en El Rama.

Era un hombre desconfiado que, según descripciones, acostumbraba a dormir en una hamaca de cuero, la que protegía con un tapesco de madera para evitar la incursión filosa de un machetazo. Se amarraba en la muñeca una correa de la cual colgaba su revólver Winchester 44. Por si fuera poco, al pie de su hamaca dormía su perro negro llamado Azabache, que no permitía que nadie se le acercara. Sin embargo, sus precauciones fueron burladas por Ventura Sequeira, de 24 años de edad, quien relató al mismo diario cómo mató al hombre que había sido perseguido como un animal los últimos tres años y medio de su vida, desde que asesinaron a Sandino en 1934.

“A las 12 de la noche del 29, me fui al tapesco donde estaba Pedrón y le di un balazo con una escopeta. Al oír los disparos se despertaron los hijos de Pedrón y nos persiguieron, pero ya estábamos listos y acabamos con todos a machetazos”, relató Ventura, quien respondió que lo había matado “por la Rosa”, una mujer que andaba con él, pero que el viejo general setentón también la quería.

Otras publicaciones del mismo diario refieren que la columna de Pedrón había sido infiltrada desde enero por gente de la Guardia Nacional (GN) y que ellos habrían perpetrado al crimen.

La calavera del guerrillero que había vivido a salto de mata, se halló a los pocos días. Su cadáver ya había sido devorado por un tigre, según la publicación.

En las fotografías de la muerte aparecen los familiares que habían sido trasladados al Campo de Marte y en medio de ellos, Azabache, el perro fiel que acompañó al fiero guerrillero hasta su último suspiro.

Boletin Reportajes Nicaragua Pedro Altamirano Sandino archivo

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COMENTARIOS

  1. Hace 9 años

    En los ejercitos ay soldados que hacen el trabajo sucio.como me lo enseño un profesor “lo moral no siempre es etico y lo etico no siempre es legal.

  2. Alejandro F. Cajina
    Hace 9 años

    Esa carta que se menciona le escribio Pedron a mi Bisabuelo Andres Abelino Arauz le costo la quema de su Finca en San Gabriel, cerca de San Rafael del Norte. Pedron ordeno matar al mandador de la finca junto a su familia y luego les prendio fuego,solo por de no haber podido pagar los 200 cordobas que le pedia de contribucion. En ese tiempo mi bisabuelo no pudo reunir el dinero en el plazo que le habian dado y en consecuencia se quedo arruinado economicamente y suerte que no estaba en la finca

  3. ramiro
    Hace 9 años

    Que ganamos dado propaganda a un asesino, que aprenden las nuevas generaciones de este hombre, nada, hay que educar a los jovenes con ejemplos valiosos y conocimientos pacíficos, validos y buenos, dejemos a loa asesinos en paz.

  4. pietro
    Hace 9 años

    El tipo fue un sanguinario asesino, los que lo conocieron bien saben que era un cruel despiadado y ninguna causa justifica sus crímenes en contra de personas inocentes, familias enteras fueron asesinadas por este criminal y sus secuaces, así que nicaragua no debería tener iconos o héroes cuya integridad moral este cuestionada. Solo criminales como este tipo podrían convertir a este personaje en un héroe nacional.

  5. Hace 9 años

    Lo que dicen de Pedron, pues debio se muy sanguinario como dicen, por ordenes del general, aca ni ellos fueron los buenos, ni tampoco los yanquis, en una guerra no hay bandos buenos, solo malos, la guerrilla de sandino como los gringos fueron igual de malos contra el pueblo nicaraguense, varia gente que no queria estar en la guerra fueron abatido por ambas partes, no le veo por que decirles heroes a alguien que mata gente, osea que el actual presidente tambien es un heroe por ser otro asesino??

  6. Myrna Sandino Diaz
    Hace 9 años

    Bueno, veo que el reportaje es muy informativo! Pero, me pregunto como esperaban a un ángel! Si ellos peleaban por los invasores y veo que había muchos traidores vende patrias.

  7. Mario Campesino
    Hace 9 años

    Lo que haya sido o no el General Pedro Altamirano, se lo debe a la intervención norteamericana.

  8. Hace 9 años

    Buen relato e intento de ser imparcial. La versión de Ventura Sequeira sólo fue un ardid de Somoza García para manipular. Pedrón tras el asesinato de Sandino pasó entre Santo Domingo-La Libertad sin hacer daño. Mi abuela le ordenó a mi madre hacer 300 tortillas a su tropa en total respeto. Mi abuela habló largo con él. El General iba a Bluefields por ayuda liberal. Se dice que una víbora lo mató y no encontraron sus restos. Su gente se quedó pese a diferir en apariencia y hablar con los locales.

  9. Hace 9 años

    La forma salvage que altamirano fue perseguido y asesinado fue lo que los Marines usaron para entrenar la temebosa Guardia Nacional y por ende la Contra. Altamirano fue un hombre tambien violento y es pir eso que Nicaragua no de continuar esa espiral de terror.

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