La explosión de una bomba mató a dos personas e hirió a una decena más ayer en Jarkiv, la segunda ciudad más grande de Ucrania, durante una marcha en el primer aniversario del derrocamiento del presidente prorruso Víktor Yanukóvich, un fuerte golpe a las esperanzas del cese al fuego firmado el 12 de febrero.
Un canje de prisioneros el sábado y el reconocimiento de ambas partes de un compromiso de retirar sus armas pesadas son señales prometedoras de que todavía es posible lograr la paz, aunque no han cesado por completo los intercambios de hostilidades entre el Gobierno y las fuerzas separatistas.
5,600 personas han muerto en la guerra entre los rebeldes que se apoderaron de dos regiones de Ucrania fronterizas con Rusia y las tropas ucranianas.
El Ministerio del Interior de Ucrania indicó que la explosión se debió a un “artefacto explosivo desconocido” y se consideraba un acto terrorista. Markian Lubkivskiy, portavoz del Servicio Nacional de Seguridad, dijo que cuatro sospechosos fueron arrestados por la explosión y por planear otros ataques.
Agregó en un comunicado en su cuenta de Facebook que los sospechosos fueron detenidos mientras transportaban un lanzacohetes portátil en su vehículo y parecían actuar bajo instrucciones de Rusia, aunque no especificó si estaba acusando a civiles en Rusia o al Gobierno de Moscú.
La violencia en Jarvik ocurre en momentos en que Ucrania sigue sufriendo las consecuencias de las tensiones y el derramamiento de sangre debido a la caída de Yanukóvich. El Parlamento ucraniano votó el 22 de febrero de 2014 a favor de expulsarlo del cargo tras meses de protestas cada vez más violentas en la capital, Kiev.
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