Se despertó temprano, hizo la comida, se alistó y arregló a sus niños, se puso guapa, ella iba de fiesta de la mano de su marido. Recuerda que la Junta Receptora de Votos (JRV) estaba a cuatro casas de distancia, y que “todos íbamos a votar”, comenta aquella joven que tenía 20 años en esa fecha.
[doap_box title=”Elecciones históricas” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]“Hace 25 años, un 25 de febrero de 1990, se realizaron unas elecciones históricas. El pueblo nicaragüense se encontraba dividido y la polarización política era dominante. El país estaba acosado por la agresión del Gobierno de los Estados Unidos y miles de nicaragüenses estaban involucrados en una guerra que se había prolongado durante años”, expresa en un comunicado en el aniversario de las elecciones el Movimiento Renovador Sandinista (MRS).
Para el diputado Pedro Joaquín Chamorro Barrios, nunca en la historia de Nicaragua se había producido una elección con un porcentaje tan alto de participación, citando la cifra de 86.23 por ciento.
“Ese momento se llevó a efecto por varios factores, en primer lugar, la guerra valiente y oposición de la Resistencia Nicaragüense que forzó al Frente Sandinista (de Liberación Nacional) a tener que llegar a acuerdos de paz y a permitir elecciones libres en Nicaragua. El segundo factor es que había un Consejo Supremo Electoral (CSE) con credibilidad, presidido por el doctor Mariano Fiallos Oyanguren, que a pesar de su afiliación política supo conducir el proceso electoral”, expresa Chamorro Barrios.[/doap_box]
“Había parido hace un mes antes mi segundo chavalo, mi niño estaba tierno y lo llevaba en su coche, iba alegre de la mano de mi marido y él agarrando a mi otro hijo. Con la frente en alto, iba feliz y a todos los vecinos que me encontraba los saludaba y les decía ‘voy a votar el futuro de mi hijo’”, recuerda Carmen Aguilar, una ama de casa, al recordar la mañana en las elecciones presidenciales del 25 de febrero de 1990.
Aguilar comenta que ese día era importante para muchos y que la gente salía de sus casas en familia, la JRV estaba a escasos metros, céntrica. Habían iniciado las votaciones temprano y las filas para participar eran largas.
INCERTIDUMBRE ENTRE LOS SIMPATIZANTES SANDINISTAS
“Me acuerdo que era una situación en que mucha gente daba como un hecho que iba a ganar el Frente (Sandinista de Liberación Nacional) de nuevo”, dice Rodrigo González, quien participó en una JRV como parte del FSLN.
“Incluso me acuerdo de la plaza, que se decía que hubo seiscientas mil personas y al final me acuerdo que el total de personas que votaron por el Frente en esas elecciones eran menos. Es decir, que habían personas que llegaron a la plaza y no votaron por ellos, a eso le decían el fenómeno del Güegüense, que las personas habían ido haciendo pensar una cosa y al final salieron haciendo otra que fue el votar en contra”, agrega en sus recuerdos de ese día González.
Menciona que el ambiente era de tensión, pero que pese a la guerra con la Contrarrevolución, la polarización “no era como ahora”.
“Vos podías tener a tus amigos de la UNO (Unión Nacional Opositora) y después continuar con ellos igual, no era tan confrontativa la sociedad”, compara el hombre que ahora ronda unos 50 años.
NI UN SOLO VOTO FALSO
González dice que en se tiempo eran “sandinistas de corazón” y la gente era más honesta que ahora.
“A nadie se le ocurrió contar ni un solo voto falso a como lo hacen ahora, que eso lo hacen dirigido. Hasta la última persona votaba, no era hasta tal hora y te dejan un montón de gente por votar. Había un gran entusiasmo, tanto por votar en contra como votar a favor (del FSLN), era más sincero todo”, trae de sus recuerdos.
Nicaragua se encontraba en guerra y todos los que recuerdan el día coinciden en que debía terminar, otros no querían que sus hijos o seres queridos fueran al Servicio Militar Patriótico (SMP) ni que fueran a luchar en la montaña y morir ante los armados de la Contrarrevolución.
“Que regresen los muchachos, terminó la guerra”, son las primeras palabras que, según recuerda Geovany Martínez, dijo doña Violeta cuando supo el resultado electoral. El anhelo de todo un pueblo por la paz y la libertad se había cumplido.
“Sé cómo piensa la gente de la calle, porque yo soy una de ellos. La gente quiere tener su tierra, plantar su maíz, criar su ganado en total libertad. Es una aspiración llena de dignidad”, expresa doña Violeta Barrios de Chamorro, candidata que ese día resultó electa presidenta de la República, en el libro La democracia de Pedro Joaquín y Presidenta Violeta Chamorro (1990-1996).
“En la boleta electoral, hay una casilla que significa libertad”, exhortó en el entonces doña Violeta.
A 25 años de aquel día Geovanny Martínez dice recordar nítidamente las primeras palabras que se le gravaron de la presidenta electa que fueron “fuertes y claras: que regresen los muchachos, terminó la guerra —cita a doña Violeta—. Aquel discurso fue el término de un ciclo sangriento de mi pueblo. Lástima que Ortega no permitió gobernar en paz e impuso su voluntad ‘desde abajo’”.
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