El ritmo de crecimiento de las afiliaciones al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) se disminuyó en 2014 a 5.43 por ciento, muy distante del ocho por ciento que el Gobierno se fijó como meta de crecimiento para oxigenar los ingresos de la institución.
Esto significa dos cosas: la primera es que la economía de Nicaragua está reduciendo su capacidad de generar empleo formal, y la segunda es que al incumplirse esta meta peligra aún más la sostenibilidad del INSS, al no poder incrementar sus ingresos a como lo requiere.
Durante la discusión de la reforma que se aplica desde el año pasado al Seguro Social se dijo que para inyectarle mayor liquidez era necesario aumentar el número de asegurados activos. “En nuestras proyecciones tenemos un crecimiento de ocho por ciento anual”, indica el documento de la presentación de la reforma que hizo el Gobierno a los empresarios en 2013. Esto, según el mismo archivo, se iba a lograr aumentando el empleo permanente, aumentando el salario real de todos los trabajadores “para que tengan capacidad de cotizar” y aumentando el empleo con cobertura social.
Pero las cifras publicadas por el Banco Central de Nicaragua sobre los afiliados al INSS reflejan que esos objetivos no se están cumpliendo, pues el 5.43 por ciento que creció el año pasado el número de cotizantes es inferior a lo logrado en los años anteriores del gobierno sandinista, y es mucho más bajo que el ritmo de crecimiento que tenía ese indicador durante el gobierno de Enrique Bolaños. Por ejemplo, en el 2005 el número de afiliados al INSS creció 9.17 por ciento respecto al 2004.
El salario promedio de los afiliados activos al Seguro Social es otro indicador que el año pasado no se movió mucho: 0.38 puntos porcentuales mejoró el año pasado, alcanzando los 8,306.3 córdobas. Esa “mejoría” del salario promedio de los asegurados es nada si se toma en cuenta que la moneda nacional se devalúa cada año cinco por ciento y que la inflación en 2014 fue de 6.43 por ciento, según cifras oficiales.
El economista Adolfo Acevedo ha señalado que asegurar la viabilidad a largo plazo de INSS pasa por “la imperiosa y absoluta necesidad de hacer esfuerzos verdaderamente sobrehumanos —que en realidad debieron iniciarse al menos una década o dos atrás— para diversificar la economía y mejorar la calidad del empleo y los ingresos que genera la economía”, pues hasta los denominados empleos formales (entendidos como los empleos de los afiliados al INSS) rinden salarios muy reducidos. “Si esto no se resuelve, no solo el INSS, sino el país, están condenados a la inviabilidad”, advirtió este fin de semana.
BRECHA QUE CRECE
LA PRENSA publicó ayer, según reveló el Banco Central, que el déficit del INSS en 2014 fue de 886.9 millones de córdobas, 4.6 veces superior al de 2013 (192.1 millones de córdobas). Para cubrir el déficit entre ingresos y gastos el INSS estaría echando mano de sus reservas, lo que ennegrece el panorama de la institución.
Este déficit se dio a pesar que el año pasado los empleadores empezaron a pagar más por cada trabajador afiliado al INSS, producto de la reforma que se implementa desde el 1 de enero de 2014.
Según se amenazaba cuando se discutía la reforma, si no se realizaban cambios urgentes en el sistema de seguridad social, en 2014 el balance financiero sería negativo, pero esto ocurrió aún con la reforma.