El nicaragüense detenido por error durante 17 meses, no planea demandar al estado costarricense, según su madre y hermana, dado su salud aún sufre secuelas de la reclusión ilegal y además, no quieren escándalo.
“Yo me siento feliz por la libertad de mi hijo, de tenerlo en la casa, porque no creí saliera vivo y eso se lo debo a Dios de tenerlo vivo y salvo de la cárcel, porque se los puse en manos de él”, comentó Gloria Martínez aún entre lágrimas, madre de Francisco Flores.
Flores, de 48 años, estuvo año y cinco meses meses en La Reforma, en Alajuela, la cárcel de mayor seguridad del país, cumpliendo la condena dictada contra otro sujeto con quien la policía lo confundió.
El nicaragüense, quien aún no recobra estabilidad mental tras su tragedia, fue confundido con otro Francisco Flores, un hombre de más de 70 años, condenado a cuatro años por el delito de abuso sexual contra menor.
Flores quedó en libertad en febrero, por orden de la Sala Constitucional que declaró con lugar un recurso de habeas corpus interpuesto por su madre y el abogado Óscar Barrantes.
Aunque la víctima está en todo su derecho de demandar al estado, por daños morales y materiales al ser el sustento familiar, su madre y su hermana Anielka lo descartaron, para evitar “más escándalo”.
Ya se lo dijimos al abogado, no queremos escándalo, no queremos nada de eso más que estar contentos porque está de nuevo con nosotros”, según Anielka, quien tiene 25 años de vivir en Costa Rica, su madre 40 y su hermano 15.
A la familia le interesa más la salud de Francisco, dado que se despierta de la nada con insomnio, llorando. El deseo es que vuelva encontrar trabajo una vez supere las secuelas, al ser el sustento familiar.
Doña Gloria se enteró del encarcelamiento de Francisco por medio de un reo que salió en libertad condicional, pues lo dieron por muerto y hasta le hicieron una vela en Nicaragua.
El Poder Judicial abrió una investigación de oficio para determinar a los responsables de la captura, en un retén policial, de nicaragüense y posterior encarcelamiento sin siquiera verificar sus huellas dactilares.