Francisco expresaba a su amigo Ramiro: Recuerdo su cara cuando la encontramos, estaba pálida y apenas pudo gesticular palabras. Seguro, aquella presencia la había alejado de nosotros para siempre, dijo Ramiro. Pero ella, solo pudo señalar un espejo en el que estaba escrito: “He Vuelto” señaló Francisco. Entonces los amigos comprendieron que ninguno de nosotros lograríamos enterrar el recuerdo de la amiga Laura. Nunca debimos permitir que Laura pasara por eso, deberíamos haber pedido ayuda, pero no hicimos nada. Nos quedamos callados. Por eso aquella noche Laura volvió. María fue la única que la vio y desde ese momento, la perdimos para siempre.
Ver en la versión impresa las páginas: 7 B