Con el modernismo en Rubén Darío se dan citas todas las poéticas sobre la mujer antes escritas y con el libro Cantos de vida y esperanza, Los cisnes y otros poemas (1905), y otros textos líricos, el poeta conjuga su erotismo, simbolismo y su eterno femenino.
Tünnermann también se refirió a las musas de carne y hueso de Darío, como lo fue su prima Inés, Rosario Murillo, Rafaela Contreras, y Francisca Sánchez. Siendo Contreras “la ideal, porque además era escritora y escribía modernista a la manera de Darío”.
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Valoraciones que realizó la escritora Nydia Palacios Vivas, en su conferencia: La visión de la mujer en la Obra de Rubén Darío, en el Instituto Nicaragüense de Cultura Hispánica.
Para Palacios, el poeta “no discrimina sino que celebra el amor en todas sus manifestaciones. Y su vitalismo es patentizado en vocablos como “roce”, mordisco” y “beso”, relacionado con lo sagrado y sexual de sus versos y a figuras como Venus, Stella, Cleopatra, Circe, Eva, Salomé y Dalila, entre otras.
Asimismo Palacios resaltó a un “Darío fascinado por la unión de la bestia divina y la bella Europa”, en clara alusión a la mitología de Leda y el cisne. Y recordó frase de Octavio Paz al respecto:
“Una gran ola sexual baña toda la obra de Darío. Ve al mundo un ser dual, de continua oposición de lo femenino y masculino. El mar es universal y conjugarlo es practicar ciencia suprema”.
También Palacios expresó: “Creemos en un verdadero Rubén sin máscaras, en un hombre sensible, sin rencores y noble. En un poeta en su creación literaria, con la imagen de la mujer que se ha venido a llamar el eterno femenino”.
Al concluir su ponencia Palacios abrió espacio a comentarios. Al tomar la palabra el historiador Jorge Eduardo Arellano, sugirió a Palacios incluir en el futuro el poema Metempsicosis, que es la descripción de un coito entre Cleopatra y el soldado Rufo Galo.
Asimismo dijo que en la primera edición de Azul, Darío exalta a la mujer como el “eterno estío y primavera inmortal”.
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