Va pasando el río. Va pues y parece
que vuelve;
pero es como si con el codo
se restregara a la orilla;
de la misma corriente en que va y
casi se detiene
ahí mismo donde va sin
dejar de correr el río;
el agua es un cristal
que queda quieto
llevando el azul vivo que uno ve
desde abajo
en la misma agua clarísima
que viene corriendo,
siempre corriendo.
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