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Tribunales del desamor

“César” había escuchado alguna vez sobre la existencia de un sitio dentro de la Iglesia católica que recibía a las parejas unidas en matrimonio religioso que buscaban separarse. Pero cuando se casó en 2004, él de 30 y ella de 22, sabía que se estaba comprometiendo de por vida. Cumplieron con el requisito civil y un mes más tarde por la iglesia. Se casaron con todo el ritual que conllevan las nupcias: anillos, velo, corona y granos de arroz sobre sus cabezas.

“César” había escuchado alguna vez sobre la existencia de un sitio dentro de la Iglesia católica que recibía a las parejas unidas en matrimonio religioso que buscaban separarse. Pero cuando se casó en 2004, él de 30 y ella de 22, sabía que se estaba comprometiendo de por vida. Cumplieron con el requisito civil y un mes más tarde por la iglesia. Se casaron con todo el ritual que conllevan las nupcias: anillos, velo, corona y granos de arroz sobre sus cabezas.

[doap_box title=”CAUSAS DE UN MATRIMONIO NULO” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

Si uno de los cónyuges se ha casado por segunda vez por la iglesia.

Por impotencia para el acto conyugal tanto por parte del hombre como de la mujer.

Carencias de suficiente uso de razón.

Si teniendo suficiente uso de razón hay carencias de la necesaria discreción de juicio (madurez).

Incapacidad de cumplir la fidelidad, vivir unido de por vida, llevar una vida sexual normal o educar y alimentar a sus hijos, por causas de naturaleza psíquica.

Por simular casarse y en realidad no hacerlo porque excluyó voluntariamente quedar verdaderamente casado (jurar en vano).

Casarse engañado por el otro por una cualidad que no tiene y que perturba gravemente el matrimonio.

Casarse por miedo, coacción o sin libertad suficiente, entre otros.

[/doap_box][doap_box title=”MÁS DEL PROCESO” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

Se lleva con un absoluto sigilo y confidencialidad. Solo los miembros del tribunal, los abogados, procuradores, peritos y las partes conocen la totalidad de la causa.

Los testigos solo responden a las preguntas que se formulen a cada uno y no conocen las preguntas y respuestas realizadas a los demás testigos o a las partes.

No hay audiencia pública. En un proceso de nulidad de matrimonio católico no suelen realizarse actos simultáneos entre los esposos, de manera que lo más frecuente es que el proceso termine sin que las partes hayan llegado a cruzarse ni a verse.

[/doap_box][doap_box title=”ANTECEDENTES DE NULIDAD” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

La monogamia es relativamente “moderna” y se puede apreciar poco antes de los tiempos de José y María, según la teóloga Michele Najils, pero antes de Cristo los personajes históricos del cristianismo —incluso bíblicos— como Abraham y su descendencia eran polígamos.

Según Najlis, tanto el matrimonio indisoluble como la nulidad matrimonial fueron reconocidas en un mismo pasaje por Jesucristo.

Según explica el evangelio de Mateo, cuando Jesús les dijo a sus discípulos: “De manera que ya no serán dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre”, pero sus discípulos le replicaron que Moisés prescribió la posibilidad de dar acta de divorcio y repudiar a sus mujeres, a lo que Jesús les contestó: “ (…) Ahora bien os digo que quien repudie a su mujer —no por fornicación— y se case con otra, comete adulterio”. (Mt. 19,5-9).

Según Najils, Cristo reconoce que hay casos excepcionales, —en ese entonces la infidelidad—, en que un matrimonio puede ser declarado nulo mediante el repudio, aun cuando es considerado a la misma vez como indisoluble.

Para ella, el principal problema de la situación actual es que no existe educación sobre el amor o enamoramiento, no hay educación sexual, en Nicaragua no se hace un acuerdo (contrato) financiero antes del matrimonio, no se permiten las relaciones premaritales, por lo tanto no hay manera de conocerse a fondo. Y todo esto provoca matrimonios sin raíces sólidas.

“La Iglesia debería permitir la disolución matrimonial por acuerdo de las partes, tener un ritual de divorcio en el que se agradezca al otro, se reconozcan los propios errores y de esta forma se libere de los votos matrimoniales”, refiere Najils.

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Cinco años bastaron para que ese matrimonio llegara a su “muerte”. “Toda persona que va a un matrimonio en el que realmente creía, le va a doler llegar hasta ese punto”, comenta “César”. Y casi diez años después de prometer amarse en la salud, en la enfermedad, por todos los días de su vida y hasta que llegue la muerte, “César” estaba de nuevo frente a un sacerdote, respondiendo a la solicitud de anulación de los votos eclesiásticos que hizo su exesposa. Firmaba el fin de su matrimonio.

Actualmente existen 549 sedes metropolitanas y 2,191 tribunales diocesanos en todo el mundo. Uno de los más importantes es la Signatura Apostólica, conocida como Rota Romana. En Nicaragua hay dos tribunales eclesiásticos que procesan este tipo de solicitudes. Uno es de referencia nacional y el otro es solamente para la Arquidiócesis de Managua.

Entre ambas sedes se someten al año unas sesenta causas de nulidad y de estas al menos el noventa por ciento recibe respuesta positiva en un período de dos a tres años. La cifra de matrimonios por la iglesia de Nicaragua es más de mil y el costo para anularlo va desde 0 a 1,000 dólares que se utilizan, según el padre Julio Arana, vicario judicial de la Arquidiócesis de Managua, para cubrir los costos legales, peritos y documentación requerida a medida que se desarrolla cada solicitud.

“El matrimonio nunca existió”

En el Tribunal Eclesiástico Metropolitano de Managua, donde acudió la exesposa de “César” y donde lo citaron a él como testigo no obligatorio para el proceso de anulación, no solo analizan causas de nulidad matrimonial, también se encargan de debatir casos internos de la Iglesia católica, como cuando las religiosas, seminaristas y párrocos solicitan “dispensa de los votos”, pero las más comunes son las anulaciones de matrimonio.

El padre Arana es enfático al mencionar que no es lo mismo un divorcio que el proceso de nulidad y que esto no debe confundirse. “La Iglesia verifica mediante este procedimiento las causas que constituyeron un matrimonio nulo, que son generalmente la existencia de vicios desde el principio. No es que la Iglesia separe o divorcie, sino que investiga hasta dar con una verdad objetiva para corroborar que efectivamente ese matrimonio nunca existió”, menciona el padre.

Las causas se resumen en tres aspectos importantes que incapacitan a uno o ambos esposos para “perfeccionar” el matrimonio, según explica el párroco: “El dolo (engaño), miedo reverencial e incapacidades para asumir la vida matrimonial”, dice Arana.

En el caso de “César” no hubo engaño al inicio, pero sí durante el desarrollo de la pareja: una infidelidad de parte de ella, aunque esto es algo que la Iglesia no considera como causa suficiente para anulación. Lograron tener una hija a los dos años de casados, por lo tanto no existieron incapacidades físicas. No hubo presión de los padres y tampoco existen problemas psíquicos en ninguno de los dos.

Entonces ¿por qué anularlo? Según supo “César” durante una entrevista larga y tendida con el párroco del Tribunal, la causa que había sometido su exesposa —de quien ya se había separado por lo civil— no era meritoria para continuar con el proceso.

En su matrimonio él entendió el primer año como una etapa de adaptación, en la que sí hubo algunos problemas de convivencia, pero que él considera como normales en toda pareja. Para “César”, estos problemas eran superables e intentó solucionarlos, pero faltó un cambio de actitud, según dice, de parte de su exesposa. “Hubo una sospecha y confirmación de infidelidad de su parte. Intenté darle vuelta a la página. Ahora estamos atravesando este proceso simplemente porque ella ya no quería estar conmigo”, reconoce “César”.

“Obviamente fue algo que me tocó —continúa—, no esperaba algunas cosas que alegaban en mi contra, que no me gustaron y me lastimaron, pero asistí porque también estaba interesado por colaborar con el proceso, pues encontré a una nueva pareja con la que me casé y con la que por supuesto quiero unirme en matrimonio por la iglesia”, dice. Esta es la razón por la que hoy el proceso lleva casi un año de curso y, según le han informado, tendrá un dictamen a mediados o finales de este año.

Alta rigurosidad

El Estado reconoce la disolución del matrimonio mediante el divorcio pero la Iglesia no. “Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”, cita el sacerdote y aclara: “El matrimonio es indisoluble y no se puede dividir por ningún hombre. La Iglesia examina si ese matrimonio tuvo vicios y de ser así es nulo, nunca existió”, recalca.

Según el vicario, el método de anulación no está sujeto a ninguna clase de subjetividad. No es la palabra de uno contra la del otro. Participan las dos partes, si lo desean. Se piden testigos “y se conoce de esa forma la verdad objetiva, uno como juez va viendo si el caso tiene un buen olor a verdad y mediante el estudio se conoce si en realidad hubo o no un vicio. Además, se presenta una nómina de cinco o seis testigos, para eso es el tribunal. Una vez que se examinan todas las actas se puede dar con una verdad material”.

El tribunal nicaragüense es un ente colegiado y funciona casi de la misma forma que el resto de los tribunales del mundo: con expertos en derecho canónico. Son tres jueces y tres auditores. Ellos se encargan de emitir una sentencia que se denomina “de primera instancia”. Esta se remite a otro tribunal que es el “de apelación”, (antes en Roma, ahora a uno más cercano, en Honduras). Ellos examinan las actas del proceso y dictaminan.

Para que un matrimonio sea declarado nulo se requieren “dos sentencias conforme”. Es decir que dos tribunales estén de acuerdo con que esa unión fue viciada y por ende nula. Sin embargo hay casos en los que las solicitudes deben ir a un tercer tribunal: la Rota Romana, y sucede cuando estas sentencias no concuerdan.

Solo hay dos casos en los que las solicitudes viajan directo a Roma: cuando el matrimonio es “rato no consumado”, es decir, que no tuvo vicios, pero que nunca fue consumado con la relación sexual y cuando se crean problemas “por la razón de la fe”, en matrimonios de distintas religiones.

Este proceso tiene costos judiciales, pero el cobro varía dependiendo de los recursos que tenga la persona. Alguien con posibilidades económicas pagará el ciento por ciento de estos costos, según Arana, que se calcula aproximadamente en mil dólares, “pero si no tienen la facilidad financiarse, hará una reducción, facilidades de abonos, incluso existe el patrocinio gratuito en los casos que lo requieran”.

Nulidad en evolución

Antes de esta época, la decisión de anular o no un matrimonio recaía directamente sobre el sumo pontífice de la Iglesia católica. Reyes y nobleza acudían ante el papa para pedir el fin de sus matrimonios. Mucho ha cambiado hoy.

El Vaticano y las iglesias no han divulgado recientemente cifras globales de solicitudes de nulidad que han recibido, pero en 2002, de acuerdo con un artículo publicado en la revista italiana 30 Días , se presentaron 54,247 causas de nulidad a nivel mundial y en ese mismo tiempo se celebraron 3.38 millones de matrimonios. Una causa de separación por cada 62 matrimonios, en promedio.

De esta cifra, el 94 por ciento recibió un veredicto favorable. El continente que más recurrió al tribunal fue el que más fieles católicos tiene: América, liderando la cifra Estados Unidos, de acuerdo con Gianni Cardinale, autor del artículo.

Sin embargo, a criterio del papa Francisco, el proceso es aún muy lento. Por eso solicitó a las iglesias del mundo mayor agilidad para efectuarlo. Para eso creó una comisión especial que se ocupará de la reforma del derecho matrimonial canónico, “salvaguardando el principio de indisolubilidad del matrimonio”, dijo a través de Radio Vaticana en septiembre del año pasado.

La mayoría de las parejas mantiene en secreto absoluto su solicitud de nulidad, aun cuando, según el padre Arana, la Iglesia no las condena. “Las parejas que acuden a solicitar la anulación, lo hacen porque quieren contraer nuevas nupcias y llevar una vida sacramental. La Iglesia alaba y ve como algo loable a esas parejas que acuden a solicitar el proceso, porque eso manifiesta que sí les importa su vida espiritual y sobre todo porque quieren acercarse a la comunión sacramental, con la eucaristía”, asegura.

Además, las acciones del papa Francisco no solo se centran en agilizar el proceso, sino en volverlo menos rígido y para esto también envió un cuestionario con 46 preguntas a las conferencias episcopales de todo el mundo en el que se plantea la posibilidad de realizarlos de forma gratuita y eliminar “discriminaciones injustas”, refiriéndose a los homosexuales.

Las respuestas y propuestas de mejoría contenidas en este cuestionario se discutirán en el próximo Sínodo de los Obispos, el 4 y 25 de octubre de 2015.

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COMENTARIOS

  1. Maria Sanchez Velasquez
    Hace 9 años

    De manera personal me atrevo a opinar, porque visite dichas oficinas en las Sierritas, verdaderamente me siento muy desilucionada como estas personas manejan estos casos, totalmente opinan por la parte monetaria,se olvidan verdaderamente del significado del sacramento como tal, no les importan tus sentimientos ni por lo que estas pasando, lejos de crear ese tribunal para “anular” el matrimonio religioso, deberian de crear un organismo destinado a recuperar esos matrimonios.

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