De no apresurar un ajuste en las deterioradas finanzas del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), el déficit global por 887 millones de córdobas que cerró en 2014 podría elevarse a 1,600 millones de córdobas al finalizar este año, advierte el economista Adolfo Acevedo, quien señala que eso pondría al borde del precipicio a la institución.
“Los déficit agotarían rápidamente las reservas del INSS, el cual se tornaría insolvente para el año 2020”, alerta Acevedo, un planteamiento en el que también coincide el especialista en Seguridad Social, Manuel Israel Ruiz, quien acorta la profundización de la crisis después de 2017.
El temor de Acevedo es que “desde el punto de vista actuarial, lo más probable es que las nuevas proyecciones exijan reformas aún más drásticas”, un ajuste dramático que posiblemente se aplique hasta después de 2016, tras las elecciones presidenciales.
El déficit global estimado en 1,600 millones de córdobas, Acevedo lo calcula suponiendo que los ingresos totales terminen creciendo 17 por ciento, los gastos operativos 21 por ciento y la inversión en activos no financieros en seis por ciento.
En un mejor escenario, el economista dice que el déficit global se situaría en 1,300 millones de córdobas al término de este año, si los ingresos crecieran 19 por ciento, los gastos operativos 21 por ciento y la inversión en activos no financieros en seis por ciento.
El balance financiero del INSS al cierre de 2014, disponible en el portal electrónico del Banco Central de Nicaragua, indica que el Seguro Social logró en ingresos 16,235 millones de córdobas, pero sus gastos, incluyendo la adquisición neta de activos no financieros, totalizaron en 17,125 millones de córdobas. En términos porcentuales, los ingresos crecieron 16.34 por ciento y los gastos totales 21 por ciento respecto a 2013.
“Pero políticamente no es viable ni tolerable otra reforma. Mientras tanto un déficit de semejante magnitud, con todo y reforma, lo que implica es que las perspectivas del INSS se han adentrado en la total incertidumbre, porque las perspectivas que se habían proyectado han demostrado ser inválidas”, afirma el economista.
Para Acevedo lo más crítico es el desequilibrio que ha habido en el crecimiento de los indicadores de ingresos y egresos del Seguro Social entre 2006 y 2014. Cuestiona que los gastos distintos de prestaciones sociales y pensiones hayan crecido con mayor fuerza, principalmente la nómina salarial y compra de bienes y servicios.
DESLIGARSE DEL SALARIO INDUSTRIAL
Por su parte, Manuel Israel Ruiz plantea que entre las medidas que debe aplicar el Gobierno figura desvincular la pensión mínima del salario mínimo del sector de industria manufacturera, al recordar que eso presiona aún más las deterioradas finanzas de dicha institución.
“La pensión mínima que está anclada al salario de la industria manufacturera es un asunto que urge resolver, porque eso actuarialmente y los estudios actuariales que hizo el señor Fernando Troncozo establecen que es necesario recomponer jurídicamente para que el INSS tenga un equilibrio positivo”, afirma.
Actualmente y por ley ninguna pensión mínima que se fija por primera vez debe ser inferior al salario mínimo que paga la industria manufacturera, el que ha crecido de manera acelerada en los últimos años, una medida que se mantuvo en la última reforma paramétrica al reglamento de la Ley del Seguro Social aprobada en 2013.
Lo único que se cambió en esa reforma es que los ajustes que reciben cada año las pensiones mínimas ya no se hacen con base en el comportamiento semestral del salario mínimo sino con el movimiento anual del salario de los cotizantes al INSS, el que crece más lento.
Otra realidad que preocupa a Ruiz es el pago de la pensión mínima de vejez proporcional o pensión reducida, cuya carga se irá incrementando cada año debido a una mayor demanda de esta por parte de adultos mayores que no lograron completar las 750 cotizaciones por ley. Solo el año pasado se gastaron 26 millones de córdobas que no estaban presupuestados, puntualizó Ruiz.
“Se debe cuidar las finanzas del Seguro Social porque si no lo hacemos va a ser más desastrozo que se llegue a un momento que no se tenga dinero (para pagar sus obligaciones con los pensionados) y por tanto estos se pasen al Presupuesto General de la República”, afirma.
Hasta la fecha ningún funcionario del Gobierno ha explicado el porqué de ese fuerte incremento en el déficit del Seguro Social. Solamente se conoció que estos le dijeron al Fondo Monetario Internacional (FMI) que parte de esa crisis se originó porque tuvieron que destinar dinero para reparar varias instituciones del INSS que fueron afectadas por los temblores de abril del año pasado, según dijo en su conferencia de fin de visita en Nicaragua el jefe de misión del FMI, Przemek Gajdeczka.
Un día después en su declaratoria final emitida desde Washington, Gajdeczka abogó por “proteger” el equilibrio financiero del sistema de seguridad social para garantizar, entre otras medidas, el crecimiento económico sólido y sostenible.
