La necesidad que tiene por conseguir trabajo llega al punto que desde hace cuatro meses va a dejar papeles en las empresas todos los días. Para hacerlo, Luis Anastasio Castellón ha utilizado las 35 rutas del Transporte Urbano Colectivo (TUC) y ha terminado conociendo el estado de la flota de buses, que concluyó la renovación con buses rusos y mexicanos hace dos años.
Mientras viaja en la ruta 102, este ciudadano apunta con el dedo índice hacia la puerta que tiene la unidad en la parte delantera y dice que los empaques de estas andan despegados en la mayoría de los Dina Picker en que se ha transportado. También cuenta que algunos asientos y techos de los buses están rayados y le echa la culpa a los pasajeros en este aspecto.
Pero “menos mal que los motores de estos chunches andan en perfecto estado, porque en estos meses que me ha tocado pasar todo el día de arriba para abajo no he visto ni un bus con desperfecto mecánico en la calle”, sostiene.
Antes de que iniciara el proyecto de cambiar toda la flotilla, que tuvo punto de partida en junio 2009, los usuarios del sector transporte pasaban dificultades debido a que las unidades, en su mayoría buses amarillos de transporte escolar que ya habían dado su vida útil en Estados Unidos, daban problemas constantemente.
Ahora, para alargar el funcionamiento de los buses rusos y mexicanos los dirigentes del transporte exigen que los socios revisen constantemente las unidades en los talleres y que reparen el deterioro que puedan tener en los interiores, como asientos quebrados o rayados.
Danilo Sánchez, representante del TUC, explicó recientemente a LA PRENSA que en el país están garantizados todos los repuestos de ambos automotores y que ellos insisten con los socios que se debe invertir en estos.
Según Sánchez, cerca de 35 buses entran a diario a los talleres para mantenimiento. “Estamos pintando, reconstruyendo los buses, tenemos un fondo (para desarrollarlo). No estamos poniendo repuestos usados, añadidos, que no sean de ellos”, indicó.
Deterioro masivo
Pese al esfuerzo para conservar las unidades nuevas, el daño existe. Según conductores consultados por LA PRENSA que solicitaron el anonimato, cuando trasladan miembros de la Juventud Sandinista a actividades del FSLN, una parte de los buses resulta con vidrios y asientos quebrados y rayados. Agregan que los socios de las cooperativas no hacen el reclamo a las autoridades del Instituto Regulador del Transporte del Municipio de Managua (Irtramma) por miedo a represalias por parte del Gobierno.
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