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Santa Teresa de Jesús, una santa de profunda espiritualidad e intelectualidad, pero con una inmensa vocación de servir y meditar en la oración. LA PRENSA/ TOMADO DE GOOGLE

V centenario de Santa Teresa de Jesús

De noble familia castellana, Teresa de Cepeda y Ahumada nació en Ávila, España, el 28 de marzo de 1515. El orbe católico y, en particular, las comunidades de la Orden de los y las Carmelitas descalzos, celebran este año el quinto centenario del nacimiento de esta extraordinaria santa, cumbre de la literatura mística española y Doctora de la Iglesia.

De noble familia castellana, Teresa de Cepeda y Ahumada nació en Ávila, España, el 28 de marzo de 1515. El orbe católico y, en particular, las comunidades de la Orden de los y las Carmelitas descalzos, celebran este año el quinto centenario del nacimiento de esta extraordinaria santa, cumbre de la literatura mística española y Doctora de la Iglesia.

Fueron sus padres don Alonso Sánchez de Cepeda y doña Beatriz Dávila de Ahumada. Doce hermanos, tres mujeres y nueve varones, formaban la familia de la futura santa. Uno de ellos, Rodrigo, según la tradición, pasó por Nicaragua en su viaje al Perú y trajo la imagen de la Inmaculada Concepción que aún se venera en El Viejo.

A los seis años, y en compañía de su hermano Rodrigo, Teresa escapó de la casa de sus padres con el propósito de internarse en “tierra de moros” para ser martirizados por amor a Jesús. Frustrado el plan de los niños, y, de regreso a su hogar, Teresa y su hermano construyeron una rústica ermita en el huerto de su casa dispuestos a llevar vida de ermitaños.

En los primeros años de su juventud Teresa leyó muchos libros de caballería, que entonces estaban en gran boga. A la muerte de su madre, y al cumplir Teresa los 16 años, su padre decidió confiar su educación a las monjas agustinas de Santa María de Gracia, quienes estimularon su religiosidad y le enseñaron a bordar y otras labores de mano, en las que luego mostró gran destreza.

Le cautivaron los libros piadosos y de vida de santos que le facilitó su tío Pedro Cepeda, que había optado por vivir como ermitaño. La lectura de las Epístolas de San Jerónimo influyó en su vocación por la vida religiosa. Su padre, al principio, no quiso dar su consentimiento, por lo que Teresa, en 1535, huyó de la casa paterna y se refugió en el convento de La Encarnación, aspirando a ingresar en la Orden Carmelita. Tenía veinte años de edad.

Finalmente, su padre dio su consentimiento y Teresa, un año después, tomó el hábito como monja carmelita. Una grave enfermedad la obliga a regresar a la casa de su padre en Ávila. Recuperada, regresa al convento dos años después. Permaneció en esta condición treinta años, hasta que al cumplir los cincuenta años, según ella misma lo cuenta en su libro Vida, recibió el mandato de Dios para lanzarse a los caminos de España para reformar los conventos carmelitas, donde la regla primitiva de la Orden no se estaba observando. El afán de madre Teresa era instaurar nuevamente la espiritualidad, severidad y austeridad originales. En esa época había mucha liberalidad en los conventos, donde las monjas podían salir y recibir visitas en el locutorio.

Murió en Alba de Tormes la noche del 4 de octubre de 1582, a los 67 años de edad, mientras atendía un llamado de la Duquesa de Alba. En 1614, Paulo V la proclamó Beata. El 12 de marzo de 1622, Gregorio XV la canonizó y Pablo VI, el 27 de septiembre de 1970, la proclamó Doctora de la Iglesia Universal, título que por primera vez se otorgó a una mujer.

SU OBRA REFORMADORA

Madre Teresa de Jesús inició su ardua labor reformadora, que duró casi veinte años, en medio de críticas, burlas, calumnias, incomprensiones y todo género de dificultades, incluyendo serios quebrantos de salud, que no le impidieron continuar en su constante ir y venir por los caminos de España, lo que le valió el calificativo de monja “inquieta y andariega”. Incluso, algunos de sus libros fueron rigurosamente examinados por la Inquisición, ante la cual la Madre Teresa se defendió con gran aplomo y lucidez.

Su desbordante energía la llevó a fundar 17 conventos de monjas carmelitas descalzas. El primero de ellos, en su ciudad natal Ávila, en 1562, lo formaron únicamente Madre Teresa, dos monjas carmelitas del convento de la Encarnación y cuatro postulantes, todas vestidas con hábito reformado de jerga cruda y descalzas. Se llamó Convento de San José, por quien Madre Teresa tenía especial devoción. Inspirados en su ejemplo y estimulados por ella, dos frailes jóvenes, Juan de Santo Matía y Antonio de Heredia, iniciaron la reforma de los carmelitas varones.

SU OBRA LITERARIA

Santa Teresa de Jesús está considerada, en la literatura española, como la más alta exponente de la prosa mística. Casi todos sus libros los escribió por mandato del confesor o del superior. He aquí los títulos de sus obras principales: El Libro de las misericordias de Dios, más conocido como Vida de Santa Teresa; el Libro de las fundaciones, que recopila la historia de las fundaciones de sus conventos de carmelitas descalzas; el Camino de perfección, escrito para aconsejar a las monjas del primer convento reformado, el de San José de Ávila. Es una guía espiritual sobre las virtudes de la pobreza y la humildad, el modo de orar, y el amor que se deben profesar entre sí las monjas del convento; Castillo interior, más conocido como Las Moradas, en el que Santa Teresa considera nuestra alma como un castillo de diamante o cristal, donde hay siete aposentos o moradas que son los siete grados de oración. En el centro de esas moradas está la principal, “donde pasan las cosas de mucho secreto entre Dios y el alma”. Las Moradas es una guía para la oración y la vida espiritual. También compuso la Santa inspiradas poesías, siendo la más conocida la que se inicia con el verso Vivo sin vivir en mí. Su manuscrito Meditaciones sobre el Cantar de los cantares, la Santa lo quemó por orden de su confesor.

CÓMO LA DESCRIBEN

S us biógrafos la describen “de mediana estatura, antes grande que pequeña, gruesa más que flaca y en todo bien proporcionada”… “El rostro nada común, no se puede decir redondo ni aguileño… La frente ancha, igual y muy hermosa… “Los ojos, negros, vivos, redondos, no muy grandes… “Daba gran contento mirarla y oírla, porque era muy apacible y graciosa en todas sus palabras y acciones”… “Era eufórica, extrovertida, entrañable, circunspecta, conversadora feliz, adaptable a cualquier persona y circunstancia”…

Su dinamismo fundador no afectó en nada su profunda espiritualidad, presente en sus obras, poesías y canciones. Sin embargo, para ella, “el aprovechamiento del alma estaba más que en meditar mucho, en obrar mucho” Decía: “Para esto es la oración, hijas mías, de esto sirve este matrimonio espiritual: en que nazcan siempre obras, obras”.

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COMENTARIOS

  1. Mauricio Davila Wills
    Hace 9 años

    Ella provino de la misma ciudad (Avila), de donde provino tambien el Primer Engendrador Europeo de la Sangre Azul de Nicaragua: “Gil Gonzalez Davila”, Natural de Avila (Abulense) de la antigua Castilla del Cid Campeador (Don Rodrigo Diaz de Vivar) y de Familia Noble del Circulo de la Vieja Monarquia Espanola. Santa Teresa de Avila fue tambien una insigne literata, donde sus obras sobresalen de entre medio de la Edad de Oro de la Literatura Espanola.

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