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El ahogamiento por sumersión

La pérdida de valiosas vidas en los balnearios de nuestro país por la vía del ahogamiento por sumersión, puede y debe prevenirse a través de la educación, favorecer y promover el consumo responsable de las bebidas alcohólicas.

La pérdida de valiosas vidas en los balnearios de nuestro país por la vía del ahogamiento por sumersión, puede y debe prevenirse a través de la educación, favorecer y promover el consumo responsable de las bebidas alcohólicas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha concluido que el ahogamiento por sumersión es una de las diez principales causas de muerte de niños y jóvenes del mundo. Más de la mitad de los ahogados tienen 25 años o menos y las tasas más elevadas corresponden a menores de cinco años. Cada año mueren más de 372 mil personas ahogadas en todo el mundo, es decir 42 casos por hora, la mayor parte de las víctimas (noventa por ciento) provienen de países en desarrollo.

En Nicaragua más de tres millones de veraneantes acuden en Semana Santa a 128 balnearios, en su mayoría marítimos, del mal llamado océano “Pacífico” donde se han identificado 13 balnearios de aguas peligrosas. Las playas del Pacífico nicaragüense tienen pendientes muy pronunciadas, oleaje fuerte, remolinos y turbulencias. Entre las de mayor peligro se encuentran El Triángulo de Pochomil, El Tránsito, El Velero, Casares, La Boquita, San Diego, Pasacaballos y Las Peñitas.

Durante la temporada veraniega de nuestro país se producen cada año un promedio de treinta muertes o más víctimas de ahogamiento por sumersión en los diferentes cuerpos de agua, lo que deja una estela de dolor, orfandad y privaciones materiales que pudieron haberse evitado.

Quiero llamar la atención de la población, en especial de visitantes de balnearios, sobre este mecanismo de muerte y sufrimiento, con el propósito de que cultivemos una cultura de prevención de muertes evitables y la auténtica recreación que apoye una efectiva salud mental popular.

Cuando hablamos de ahogamiento por sumersión nos referimos a un tipo de asfixia mecánica motivada por la penetración de una sustancia líquida a los pulmones, la cual desplaza el vital oxígeno que hay en ellos.

La sumersión puede ser de dos tipos: completa cuando todo el cadáver esta dentro del medio líquido, y es incompleta cuando solo están la boca y la nariz.

La causa más común de este tipo de fallecimiento es de tipo accidental o involuntario por la impericia o desconocimiento de natación. También puede ser acto suicida o hasta un homicidio. Durante la revolución francesa se empleó como mandato judicial o pena de muerte.

Uno de los ejemplos típicos de cómo alguien pierde la vida es introducirse a un cuerpo de agua profundo y desconocido sin saber nadar o después de haber comido y bebido alcohol en exceso, o ambos factores.

El ahogamiento por sumersión es una asfixia mecánica motivada por la penetración de una sustancia líquida a los pulmones, la cual desplaza el vital oxígeno que hay en ellos. El triste espectáculo de los familiares y amigos esperando que “salga el ahogado” ocurre entre los tres y siete días como consecuencia de la putrefacción cadavérica que lo hace más liviano. No nos convirtamos en una estadística fatal, la alegría y la labor constructiva esperan a todos los veraneantes.

Cuando el sujeto cobra conciencia de que no puede dominar la situación y reconoce estar en un peligro de muerte sufre un período de dos a diez minutos en medio de una gran agonía. Se trata de un mecanismo de muerte de sumersión-asfixia.

Durante estos minutos fatales se dan cuatro fases:

Lo primero que ocurre es el susto o sorpresa que lleva a que la persona trate de meter mucho aire (inspiraciones) cuando está bajo el agua con lo cual introduce agua en sus pulmones.

Segundo, detiene la respiración o fase de breve apnea y con estimulación del nervio vago.

Tercero, al faltarle el aire realiza fuertes respiraciones con lo cual aspira e ingiere más líquidos en los pulmones. Surgen convulsiones.

Finalmente, en la cuarta etapa continúa introduciendo más agua a los pulmones por aspiración de líquido, el agónico se orina y defeca y finalmente se produce un paro respiratorio que lleva a la muerte.

Una variante a considerar es la asociación de traumas o golpes en la cabeza, asociados a la sumersión, los que la víctima puede sufrir de forma previa, durante o después de la sumersión.

Alguien puede recibir un golpe en la cabeza de forma accidental o con ánimo criminal (homicidio o asesinato) antes de entrar al agua. O pudo haberse producido una riña porque pretendían lanzarlo al agua en contra de su voluntad y en medio de esta resulta con trauma craneal.

Un segundo caso de asociación trauma-ahogamiento se ha reportado con frecuencia en el balneario El Trapiche, donde como resultado del “síndrome de Tarzán” algunos bañistas realizan clavados y al caer al agua pierden la conciencia por el trauma craneal sufrido. Este traumatismo que se da en el curso de la sumersión aturde o hace perder la conciencia, el bañista se va al fondo ahogándose.

Y en el caso de los ahogados, el arrastre del cadáver por el agua produce una tercera forma de traumatismos o contusiones característicos, (lesiones de arrastre) que se localizan en la frente, manos, rodillas y pies.

Siempre que vaya a introducirse al agua, en especial después de haberse “asoleado” mucho, conviene acostumbrar el cuerpo al cambio de temperatura corporal a través de una ducha previa.

Quienes se introducen bruscamente al agua, en especial agua fría, pueden sufrir un ahogamiento por el mecanismo de sumersión-inhibición (hidrocución), también llamado “colapso vaso-vagal” que da como resultado que se paraliza la respiración y cae en el fondo, muriendo por ahogamiento. Es el caso de quienes cambiaron de temperatura rápidamente en su cuerpo, historia de alergias de piel, encontrarse en período de digestión o reciente copiosa ingesta alimentaria.

Las enseñanzas de tantas muertes inútiles están a la vista. Una inmensa mayoría de los ahogados abusaron del consumo de alcohol que los impulsó a la imprudencia temeraria o actos de violencia, por lo cual deberemos continuar insistiendo en el llamado “consumo responsable” de estos productos.

El triste espectáculo de los familiares y amigos esperando que “salga el ahogado” ocurre entre los tres y siete días como consecuencia de la putrefacción cadavérica que lo hace más liviano. No nos convirtamos en una estadística fatal en estas vacaciones, la alegría y la labor constructiva esperan a todos los veraneantes. ¡Que tengan larga vida y prosperidad!

El autor es especialista en Medicina Interna y Químico-farmacéutico.

 

Columna del día ahogamiento sumersion archivo

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COMENTARIOS

  1. Guille
    Hace 9 años

    Muy buen articulo felicidades, solo no estoy de acuerdo “en llamar al consumo responsable”, esto desde mi punto es una forma de promoción de venta y consumismo de una droga que causa muchas muerte y primer inductor de consumo de otras drogas también me pregunto este tipo de educación cual seria y a quienes nos corresponde implementarlas o es solo escribir sin penetración sociocultural? Ademas, el mayor consumo se produce en joven y eso se da porque los adultos se las producimos y vendemos.

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