Mientras coloca el récord de innings consecutivos, sin permitir carreras de Sergio Lacayo (43.1) contra la pared, José David Rugama, vive el momento más dulce de su carrera, iniciada en el 2009.
Ahora parece fácil verlo eliminando oponentes sin respiro, a través de seis aperturas seguidas y 41.1 innings de labor. Pero ha librado sus batallas y las ha superado, de tal modo que hasta impacta.
Rugama es un lanzador angosto, hábil para mezclar disparos y alterar velocidades. El poder no está entre su repertorio. Y el problema es que, antes tampoco estaba el control y eso lo volvía frágil.
Cuando José David inició, lo hizo con balance de 1-8 y 4.12 con Chontales, lo suficientemente bueno para deprimir a cualquiera, pero la Costa Caribe lo tomó de refuerzo y no ganó ni un juego.
Sin embargo, en el 2010, insinuó que podía ser capaz de algo interesante, no de impactar, cuando tuvo 8-7 y 3.01, para situarse al frente de la rotación de los Toros, en lucha con Elías Villegas.
Después saltó a 10-8 y 3.41, pero los problemas con su control eran recurrentes, algo grave para alguien que no tiene potencia. Ese año, tras obsequiar 22 bases, asestó 31 golpes en 132 innings.
No obstante, en el 2013 ya se vio su cambio, cuando a la par del récord de 6-2 y 2.01, dio apenas 6 boletos en 61 entradas, aunque propinó 18 golpes, pero era el inicio del salto que daría en su picheo.
Ahora es un experto en el control y ha dejado de golpear a tanta gente, sin que ello signifique que dejó de ser agresivo. Siempre tira a las esquinas, pero ahora lo hace con mucha precisión.
Y ha sido tan elevado este salto que está haciendo historia, mientras se coloca en ruta hacia la cúspide.
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