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Gina Montaner

La doble vida de los hermanos Kelly

En La doble vida de Véronique, la protagonista francesa del famoso filme de Kieslowski tiene una doble o doppelganger en Polonia y los padecimientos de una son los sufrimientos de la otra. Aunque en apariencia son dos mujeres diferentes, las vidas de ambas se reflejan en un mismo espejo.

En el caso de los hermanos ingenieros y pilotos de la Marina de Estados Unidos Mark y Scott Kelly, son, de algún modo, la misma persona desdoblada en la identidad de gemelos idénticos. Y tan iguales son, que han duplicado una hazaña tan singular como la de viajar al espacio como veteranos pilotos de la NASA.

Ahora Scott está en la Estación Espacial Internacional, donde vivirá un año junto a un cosmonauta ruso. Entretanto Mark permanecerá en la tierra, pero en todo momento estará conectado a la suerte de su hermano. En esta ocasión la NASA pretende estudiar dos individuos que tienen la misma genética, pero se encuentran en entornos muy distintos. Y qué mejor modo de contrastarlo que con dos organismos que son como dos gotas de agua. Se espera que los resultados del estudio servirán para, un día, llegar a Marte.

Salvo por el detalle de un bigote que hasta ahora había lucido Mark y que se lo ha afeitado, en vísperas de decirse adiós resultaba casi imposible diferenciar a los hermanos Scott. Algo parecido les sucedía a la Véronique de París y su doble polaca. Antes del viaje espacial, las distancias entre Mark y Scott podían radicar en unos kilómetros que se cubren en un trayecto en tren o un océano por medio y el efecto del jet lag. Sin embargo, en los próximos meses a los hermanos Kelly los separará la ligereza del espacio contrapuesta a la gravedad de la tierra. Aunque son en esencia un ser que se dividió en el vientre materno, al cabo de un año podrían reencontrarse dos hombres muy distintos.

Los médicos y expertos estudiarán de cerca a estos gemelos idénticos que desde niños compartieron el sueño de alcanzar la luna. La gran pregunta es si en la plataforma orbital se producen cambios profundos por dentro y por fuera. Pero ¿acaso no podría decirse lo mismo de la vida en la tierra, donde cada experiencia nos transforma desde el momento en que nacemos hasta que morimos? Al cabo de una larga vida, el trayecto vital también tiene trazas de viajes a otras galaxias. Cuando uno se mira en el espejo ya no ve a la persona que comenzó el periplo en la juventud, sino a un ser transformado que habita otra piel.

Hay pocas visiones más inquietantes que la de los gemelos idénticos, que son la encarnación real del doppelganger literario. Criaturas unidas desde el saco amniótico, donde comienza su andadura análoga en un mundo cuya seña de identidad es la diversidad. A Mark y Kelly Scott ahora los separa la velocidad de la luz y traspasan dimensiones que rompen la perfecta armonía de su parejo mapa genético.

Dicen que los gemelos idénticos pueden sentir empatía el uno con el otro a pesar de la distancia geográfica. En La doble vida de Véronique la mujer polaca sufre una grave dolencia cardíaca cuyas punzadas afectan a su alma gemela en París. Si Scott envejece más aceleradamente en el espacio, ¿sentirá su hermano Mark las huellas de otro tiempo que no es el suyo en la tierra? Dentro de un año lo sabremos. ©FIRMAS PRESS.

La autora es periodista.

Opinión Kieslowski Véronique archivo
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