La muerte de Rosibel Murillo Luna llegó a oídos de sus familiares de su natal comarca Las Mercedes, en el municipio de El Sauce, del departamento de León, el propio día que hacían una misa de nueve días por la muerte de una tía, quien falleció por causas naturales.
Era un doble golpe para la familia y para todo el pueblo. Esperaron tres días para realizar un acto nunca antes visto en Las Mercedes: el primer sepelio nocturno.
Rosibel, su esposo Santos Lucio Bravo Gómez, de 56 años, y la hija de ambos, Lucía Leticia Bravo Murillo, de 22, inicialmente habían estado sepultados en una misma fosa en el barrio Los Ángeles de la capital, porque Nahum Isaías Bravo Tórrez, de 25, se había encargado de planear el triple crimen y durante 15 días mantuvo ocultos sus cuerpos.
A don Santos sus familiares prefirieron sepultarlo en el cementerio del barrio Milagro de Dios, de la capital.
Los restos de Rosibel y su hija Lucía fueron trasladados de la capital hasta su última morada en el cementerio llamado El Capulín, de la comarca Las Mercedes.
Palabras de aliento
El padre de la comarca se encargó de elevar palabras al Creador, pidieron fortaleza para la familia doliente y roció sobre los ataúdes agua bendita.
La familia lloraba, estaban a punto de descender los cuerpos a la bóveda. En la memoria de los presentes solo quedará el recuerdo, de haber visto a sus seres queridos en vida. Por su avanzado estado de descomposición, ni siquiera fue posible que los velaran.
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