Normalmente se tiene la idea preconcebida de que todo conjunto, necesita un collar, especialmente aquellos con alguna denominación especial. Y es por ello que un error muy frecuente es dejarse guiar por ello y sobrecargarse de accesorios innecesarios.
Un collar se ve hermoso cuando vale la pena usarlo. La regla básica acá debe de ser menos es más, pero no respecto al collar, porque no hay nada más bello que un collar de proporciones o diseño apoteósico cuando se usa en el sitio apropiado. Para empezar debe de hacerse la siguiente pregunta: ¿Aretes o collar? deje que uno de ellos sea el que destaque y no compitan entre sí.
Cuando use aretes largos o muy elaborados de intrincado diseño lo mejor es prescindir del collar, esto es muy común en los vestidos de noche, que suele quererse usar “todo el juego” de collar y aretes. La tendencia más generalizada ahora es dejar el cuello al desnudo y optar por un buen par de aretes para estas ocasiones.
Sin embargo, si quiere usar las dos cosas procure que los aretes sean pequeños e incorporen de alguna medida el mismo material, diseño y ornamento del collar. Sin que estos compitan con el mismo, el collar debe de ser su pieza central, por lo que tampoco es recomendable usarlo con vestidos muy cargados de adornos, brillos, cortes o texturas. Sobre todo si estos están ubicados en la blusa.
El tipo de collar siempre va a ir de acuerdo con el tipo de escote, la regla más sencilla de seguir es que estos sigan la forma del escote adaptándose a sus líneas, collares redondos con escotes redondos y así sucesivamente. Ese es el clásico, pero si usted gusta de los contrastes, este recurso compositivo siempre va muy bien respecto a la forma (solo tenga cuidado) y el color, la mejor manera de complementar un look es con accesorios que incorporen otros colores, sobre todo si estos son metalizados.
No tenga miedo de usar este accesorio.
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