En los cinco años de vigencia del Plan Nacional de Vivienda se han construido y mejorado 75,000 casas. Si bien es un número importante, esto no ha impactado en reducir el déficit habitacional en Nicaragua que se estima en unas novecientas mil viviendas.
Aún así, la presidenta ejecutiva del Instituto de la Vivienda Urbana y Rural (Invur), Judith Silva, asegura que “vamos avanzando poco a poco y buscando las diferentes alternativas a las familias para ir superando este tema del déficit habitacional”.
Nicaragua es el país con el déficit más grande de vivienda adecuada en América Latina y el Caribe, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El 78 por ciento de las familias nicaragüenses no posee un hogar digno al carecer de estructura básica para el acceso al agua potable, energía eléctrica, servicios sanitarios, un piso y materiales adecuados o suficiente espacio para la cantidad de personas que la habitan.
Silva y Héctor Lacayo, vicepresidente de la Cámara de Urbanizadores de Nicaragua (Cadur), defienden que el plan gubernamental —que arrancó en 2010— ayuda a bajar el déficit por estimular el mercado inmobiliario y facilitar condiciones de financiamiento bancario que antes no existían para las familias.
Lacayo, no obstante, acepta que las urbanizadoras, la banca privada y el Gobierno requieren invertir más a fin de elevar la oferta de proyectos posibles de pagar por las familias, especialmente de bajos recursos, a fin de acelerar la disminución del déficit habitacional.
“Deberíamos estar construyendo en la alianza público-privado esas veinte mil casas que se demandan, y para eso requerimos mayor inversión para construir más proyectos, tanto los urbanizadores, junto con la banca y el Gobierno”, asegura.
Cadur reiteró que el Gobierno debe acelerar la infraestructura de servicios básicos, especialmente en el interior del país a fin de mejorar las condiciones de vida de la gente. Sin embargo, para Silva “lo importante es que vamos haciendo lo que la empresa privada puede, lo que la banca privada puede, lo que nosotros (Gobierno) podemos, con mucha humildad y planteándonos la meta posible a cumplir”.
Productos para pobres
Nancy Aróstegui, gerente de programa de Hábitat para la Humanidad Nicaragua, afirma que se debe diseñar un programa habitacional dirigido a familias de bajos recursos económicos que hoy no son accesibles al financiamiento bancario ni para comprar casa nueva o mejorar la que poseen.
Aróstegui analiza que la construcción de viviendas por parte del sector privado contribuye a reducir el déficit cuantitativo, porque quienes acceden son familias con ingresos estables por encima de ochocientos dólares mensuales. El problema, dice, es que la mayoría de la población no logra esos ingresos ni sumando el aporte de todos sus miembros, ni sus ingresos son suficientemente estables, ni sus bienes suficientemente robustos para respaldar un crédito hipotecario de largo plazo.
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