Las fuerzas democráticas celebran hoy, 25 de abril de 2015, el 25 aniversario de la toma de posesión presidencial de doña Violeta Barrios de Chamorro, uno de los hechos más trascendentes de la historia política de Nicaragua.
El cambio de gobierno del 25 de abril de 1990 debe figurar al lado de los otros grandes hechos que cambiaron el curso de la historia nicaragüense, como la independencia nacional en 1821, la Guerra Nacional de 1856-1857, la revolución liberal de 1893, la guerra antiimperialista de Sandino de 1927 a 1933, y la revolución sandinista de 1979.
El 25 de abril de 1990 dejó una profunda e imborrable huella en la historia nacional, porque en esa fecha se puso fin a un férreo gobierno militar revolucionario de orientación socialista totalitaria, y se le sustituyó con un gobierno civilista fundado e inspirado en los valores y principios de la libertad y la democracia. Y ante todo, gracias a aquel histórico cambio de gobierno se pudo poner fin a una larga, devastadora y sangrienta guerra civil.
A partir del 25 de abril de 1990 se impulsó un proceso de pacificación y reconciliación nacional que, a pesar de todas sus limitaciones, creó la convicción nacional de que los cambios de gobierno únicamente se deben procurar por medio de elecciones y otras acciones pacíficas de los ciudadanos, nunca más por la violencia armada y la guerra civil que históricamente solo han servido para sustituir una dictadura con otro régimen dictatorial.
La trascendencia histórica del 25 de abril de 1990 se debe también a que a partir de esa fecha se puso fin a un empobrecedor modelo de economía estatista y socialista, de orientación marxista-leninista, y se reconstruyeron las bases de la economía de libre mercado que es la única que puede generar la riqueza necesaria para promover el crecimiento económico y el mejoramiento social.
Además, el cambio democrático de gobierno del 25 de abril de 1990 permitió la reconstrucción política del Estado y la creación de una institucionalidad democrática sustentada en los valores de la libertad de expresión y de información sin restricciones, libertad de organización política y social, elecciones libres y limpias, separación y balance de poderes, independencia de la justicia, autonomía municipal, control institucional y social sobre la administración gubernamental, etc.
Lo lamentable es que durante el período de 16 años de gobiernos democráticos —que comenzó el 25 de abril de 1990 con la presidencia de doña Violeta Barrios de Chamorro y concluyó el 10 de enero de 2007 con la restitución del poder autoritario de Daniel Ortega—, no se logró construir, junto con las instituciones democráticas del Estado, una conciencia democrática arraigada en la ciudadanía para que fuera capaz de impedir el retorno al poder del caudillismo, la dictadura y el autoritarismo gubernamental que ahora se ha enseñoreado en el país.
25 años después de la clamorosa toma de posesión presidencial de doña Violeta Barrios de Chamorro, Nicaragua ha retrocedido hacia una forma de gobierno que se creía superada para siempre. Pero nada es eterno. Esto también pasará. Los nicaragüenses ya demostraron que pueden ser libres y vivir en democracia y tarde o temprano lo volverán a intentar.
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