“La colonia del Estado Libre Asociado de Puerto Rico ni es Estado ni es libre ni es asociado; es una rémora de los tiempos de sumisión y genuflexión que padeció gran parte de nuestra América”. Con esas palabras continuaba su discurso durante la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), el líder independentista del Partido Independentista de Puerto Rico, Rubén Berríos, quien consiguió un espacio en la reunión de presidentes luego de que el mandatario nicaragüense Daniel Ortega le cediera su tiempo para hablar.
La independencia de Puerto Rico no es un tema que se discuta recientemente. Y a pesar de que muchos gobiernos, principalmente de izquierda la pidan, los mismos puertorriqueños, durante cuatro ocasiones se han negado a la posibilidad de volverse un país independiente de Estados Unidos.
Desde 1967 a los ciudadanos de la isla se les ha preguntado por medio de referéndum, cuál consideran que es el mejor estatus político en que debe quedar la isla y en las cuatro ocasiones la mayoría ha decidido que el Estado Libre Asociado es lo que más conviene.
En 1967, cuando se realizó la primera consulta, el 60.4 por ciento de la isla votó para quedarse como Estado Libre Asociado, mientras que el 39 por ciento votó por la estadidad, es decir, anexarse como el Estado 51 de Estados Unidos y solo el 0.6 por ciento pidió la independencia.
En 1993 se realizó la segunda consulta y las cifras a penas tuvieron un cambio. El 48.6 por ciento decidió que debían quedarse como Estado Libre Asociado, mientras que el 46 por ciento pidió la estadidad y el 4.4 por ciento la independencia.
En 1998 se repitió la historia de la consulta, pero los resultados sorprendieron a todos. En ese año se incorporó en la boleta la opción de “ninguna de las anteriores”, que ganó con leve ventaja a las demás opciones. Los resultados ese año quedaron así: por seguir siendo Estado Libre Asociado, votó el 0.1 por ciento de los puertorriqueños, por la estadidad el 46.5 por ciento y por la independencia el 2.5 por ciento, mientras que la cuarta opción, recibió el 50.3 por ciento de los votos.
Según relata la BBC, el exgobernador de la isla, Carlos Romero Barceló, no estuvo de acuerdo con que se incorporara esa opción en la boleta, pues la isla acababa de sufrir la destrucción provocada por el Huracán Georges y la gente no estaba contenta con la repuesta del Gobierno local, lo que pudo haber motivado su votación a modo de protesta.
“Algunas casas quedaron completamente destruidas, aún había personas viviendo en refugios. Yo estaba en contra de la celebración del referendo en ese momento. Se llevó a cabo y ‘ninguna de las anteriores’ ganó porque la gente quería mostrar su resentimiento por no haber recibido ninguna ayuda del Gobierno o al menos no la suficiente”, declaró Romero a la BBC.
En el 2012 se realizó la última consulta en la isla. La casilla de Estado Libre Asociado Soberano recibió un 32.71 por ciento de los votos, la estadidad un 62.32 por ciento y la independencia solo un 5.2 por ciento.
A pesar de que la mayoría escogió la estadidad y pudieron convertirse en una estrella más de la bandera de Estados Unidos, el plebiscito se realizó en medio de elecciones para gobernador y alcalde en la isla, por lo que se consideró no vinculante y quedaba en manos del Congreso de los Estados Unidos tomar la decisión final sobre la suerte de los puertorriqueños.
Berríos no es el primero que pide la independencia de la isla. En realidad, la lucha de Puerto Rico por ser un país independiente va más allá desde que fue cedido por España a Estados Unidos mediante el tratado de París en 1898.
Según los historiadores, Puerto Rico fue descubierta por Cristóbal Colón el 19 de noviembre de 1843 y en 1508 Ponce de León colonizó la isla y fundó el poblado de Caparra. Durante más de cuatrocientos años Puerto Rico fue propiedad de España, no sin que el Reino Unido intentara arrebatársela en constantes ocasiones.
Así, aun disputada por otros dos países, Estados Unidos entra en su historia después de lo que se conoce como la guerra hispano-estadounidense, donde el país norteamericano reclama la isla como suya el 25 de julio de 1898, después de vencer a España.
Después de 117 años, ninguna potencia reclama la isla, pero los países de izquierda de Latinoamérica han alzado la bandera independentista en diferentes ocasiones para exigir que Puerto Rico sea un país independiente, sin tener mucho éxito ni en Estados Unidos ni entre sus pobladores.
Puerto Rico tiene diferentes beneficios que, para algunos analistas, le han permitido sobrevivir por la dependencia que tiene de Estados Unidos. Por ejemplo, los puertorriqueños son reconocidos por Estados Unidos como parte de sus ciudadanos, lo que les permite entrar al país cuando lo deseen sin la necesidad de una visa.
Ese beneficio lo tienen desde 1917, cuando se promulgó la Ley Jones, aprobada por el Congreso norteamericano.
Además, dado su estatus de Estado Libre Asociado, los puertorriqueños promueven las inversiones extranjeras directas con mucha facilidad porque pueden extender beneficios fiscales a discreción.
Ese ha sido uno de los modelos económicos que ha prevalecido en la isla desde antaño, pero que ahora, según una publicación de la BBC, le está cobrando una factura muy cara a la isla que ha visto caer su economía gradualmente desde 1970.
Los analistas consideran que es ese modelo económico el que hoy afecta a la isla. Y es que para muchos ciudadanos es mejor no trabajar y recibir los beneficios del Gobierno.
La tasa de desempleo de Puerto Rico, según las cifras publicadas por el Banco Gubernamental de Fomento para Puerto Rico, rondaba un 14.3 por ciento, en una población de 3.62 millones de personas, según el censo hasta julio del 2014.
Pero entonces, ¿qué tan bien está la isla en relación con otros estados de Estados Unidos?
El politólogo Cairo Amador considera que uno de los vínculos más grandes que tiene Puerto Rico con Estados Unidos es la fuerza laboral, que calcula en más de un millón personas que tienen trabajo garantizado, además del “tratamiento especial” por simplemente ser puertorriqueños.
Pero Amador considera que las crisis que han tenido los puertorriqueños están directamente vinculada a la crisis económica por la que pasa Estados Unidos. La BBC plantea que el ingreso per cápita de Puerto Rico es uno de los más bajos de Estados Unidos, incluso más que Mississippi, considerado uno de los estados más pobres. Según la agencia de noticias, alcanzaba unos 15,203 dólares anuales en el 2012. Pero, según el Banco Gubernamental de Fomento para Puerto Rico, el PIB per cápita aumentó a 28,325 para el 2013.
Sumado a esto, la revista británica The Economist calcula que en el 2009, el Gobierno de Estados Unidos gastó 182,000 millones de dólares más en la isla de lo que recibió a cambio en impuestos.
Ese vínculo con Estados Unidos es lo que le ha permitido a Puerto Rico sobrevivir económicamente, considera el decano de la facultad de Ciencias Jurídicas del American College, Ricardo de León. “Puerto Rico no tiene tierras qué explotar para su agricultura y su economía depende mayoritariamente de la inversión extranjera.
Esa relativa estabilidad es la que De León considera que ha impedido que Puerto Rico se convierta en un país independiente, a pesar de que a sus ciudadanos se les ha preguntado cuatro veces, si buscan la estadidad, la independencia o mantenerse como Estado Libre Asociado.
“Ciudadanos de segunda clase”
Durante su ponencia en la Cumbre de la Celac, Rubén Berríos dejaba clara su molestia por ser un Estado Libre Asociado y lo decía sin tapujos aprovechando el espacio que le daba Ortega.
Ese sentimiento de exclusión, aunque no parece compartirlo la mayoría, sí es parte del discurso de muchos de los políticos independentistas que están en Puerto Rico y otros que están en Estados Unidos.
Como parte de sus “beneficios”, de Estado Libre Asociado, Puerto Rico tiene un representante en el Congreso estadounidense, pero sin que este tenga derecho a voto.
Eso, sumado a que no tienen derecho a voto en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, ha llevado a muchos puertorriqueños a sentirse como ciudadanos de segunda clase o incluso considerarlo como una falta de respeto.
La única forma en que pueden votar en Estados Unidos es mudándose a cualquiera de los estados.
Pero eso parece ser algo que solo se comenta entre los círculos políticos que buscan la estadidad o la independencia.
Además, en caso de una guerra, ellos pueden participar de forma voluntaria o pueden ser reclutados sin que tengan derecho a oponerse.
¿Y si fueran independientes?
“Es un caso especulativo el que estás planteando”, responde Amador cuando se le consulta. Pero si de una cosa está seguro es que Puerto Rico no vería demasiado afectada su economía, pues Estados Unidos seguiría siendo su principal socio comercial.
“La independencia de Puerto Rico no necesariamente significa un rompimiento de las relaciones económicas y comerciales con Estados Unidos, porque podés plantear una situación estrictamente política sin menoscabo de todos los lazos culturales y sociales que tengás”, explica Amador.
El politólogo considera que la isla podría sostenerse por sí misma sin el apoyo de Estados Unidos, pues tienen tierras suficientes y un alto grado de escolaridad, además de mucha inversión de capital.
El apoyo independentista
Puerto Rico es considerada hoy en día como una de las colonias más antiguas del mundo y algunos analistas comparan su situación con la de Cuba. La isla que recientemente restablece sus relaciones diplomáticas con Estados Unidos después de cincuenta años también ha dado su apoyo por la independencia de Puerto Rico sin lograrse mayores cambios.
En el 2012, el llamado Comité de Descolonización de las Naciones Unidas permitió que se ratificara que los puertorriqueños tenían el derecho de ser independientes. En esa ocasión Nicaragua fue uno de los países que votó a favor de esta resolución.
El texto fue presentado por Cuba y contó con el apoyo de Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela.
Desde inicios de este año Nicaragua ha sido de los países que más ha enarbolado esta bandera sin que desde entonces se haya avanzado en función de lograr esa exigencia que, prácticamente, parece estar residiendo en el Partido Independentista, ahora representado por Rubén Berríos.
Él, Berríos, logró llevar su queja directamente hasta el presidente estadounidense durante la Cumbre de las Américas cuando, según narró a los medios, se encontró por casualidad con el mandatario en una de las cenas que se ofrecían para los presidentes.
Berríos había llegado como invitado del presidente nicaragüense, quien además lo había nombrado meses antes como asesor presidencial para asuntos de descolonización. “Me topé con Obama por una de esas casualidades que no son tan casuales durante la cena de presidentes —en la que Berríos se encontraba en representación de Ortega— y pude recordarle el derecho de nuestra patria a participar en estas Cumbres como un Estado soberano”, relató Berríos a los medios.
El diputado y miembro de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Asamblea Nacional, Víctor Hugo Tinoco, considera que la decisión de independizarse debería ser estrictamente de los puertorriqueños, quienes hasta el momento han dejado claro que prefieren los beneficios de un Estado Libre Asociado.
“Primero hay que decir que Ortega, al levantar este tema de la forma en que lo hace busca llenar su agenda con un tema que le permita obviar, el tema del Canal”, dice Tinoco y agrega que “sobre el tema de si Puerto Rico debe ser independiente o no, uno puede tener opiniones. Ortega tiene el derecho de tener esa opinión, pero no tiene el derecho de querer ignorar la opinión de los puertorriqueños”.
Durante su discurso en la Cumbre de las Américas, Ortega dijo que “la verdad es que, él me decía (Obama) que estaba abierto al diálogo con Puerto Rico ¡y qué bueno que el presidente Obama esté abierto al diálogo con Puerto Rico!”, mientras defendía a la población que minoritariamente ha defendido la independencia. “Porque me decía el presidente Obama: ‘Pero es que en las votaciones ’ Sí, en las votaciones es cierto, hay una parte de la población que vota a favor de que Puerto Rico de una vez pase a ser Estado de los Estados Unidos y otra parte de la población que reivindica el derecho legítimo de Puerto Rico a ser independiente y a pertenecer a esta familia de donde realmente es”.
Y sin importar cómo salgan las cifras en los plebiscitos, la isla seguirá realizándolos para “dejar claro el estatus que quieren los ciudadanos” y para en los próximos cuatro años se podría estar realizando una nueva consulta, bajo el mandato del gobernador Alejandro Padilla. Esta nueva consulta contará con una opción más para sus ciudadanos: la de Estado Libre Asociado Desarrollado, según Padilla, quien además destacó que esta es la primera vez en 62 años que el presidente y el Congreso de los Estados Unidos se han comprometido a respetar los resultados de la consulta.
Las opciones de Puerto Rico
En cada referéndum a los puertorriqueños se les consulta por cuatro opciones que deben escoger para decidir el futuro político de la isla:
Estado Libre Asociado: Esto le concede a Puerto Rico un gobierno autónomo, pero la isla sigue perteneciendo a Estados Unidos.
Estadidad: Implica que la isla se convertiría en el Estado 51 de los Estados Unidos.
Independencia: Implica la condición de un territorio que no depende de ninguna manera de otro.
Libre Asociación: Se considera un tratado o acuerdo bilateral que podría tener el efecto de modificar el estatus político del territorio libremente asociado.
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