Miles de personas se manifestaron ayer en Guatemala de forma pacífica para exigir la renuncia del presidente de la República, Otto Pérez Molina, y su vicepresidenta, Roxana Baldetti, a los que acusan de “corruptos” y “ladrones”.
La manifestación fue convocada por particulares en las redes sociales y organismos no gubernamentales de derechos humanos y algunos políticos de oposición.
Bajo el lema “RenunciaYa”, al menos 10,000 ciudadanos guatemaltecos, indignados con la actuación del Gobierno, colapsaron el centro histórico de la ciudad. Enfrente del Palacio Nacional, en el Parque Central, Guatemala vivió una de las mayores manifestaciones de su historia, según recuerdan los oriundos del lugar.
Con consignas como “que se vayan”, “justicia”, “fuera ladrones” o “a la cárcel”, los guatemaltecos denunciaron que el binomio presidencial, formado por Pérez Molina y Baldetti, robó mil millones de quetzales (unos 130 millones de dólares) al país y que, por ello, tienen que responder a la justicia y abandonar el gobierno.
Osvaldo, un estudiante de la Universidad San Carlos, que dijo estar “harto” de no poder acceder a servicios básicos de calidad mientras otros “lo tienen todo” a costa de robar al pueblo.
Bufandas y piñatas con la imagen de los dos políticos pasearon por toda la plaza central de la Ciudad de Guatemala, entre elementos de pirotecnia, mientras los ciudadanos clamaban: “corruptos a la mierda”.
El director de la Policía Nacional Civil (PNC), Walter René Velásquez Cerón, explicó que unos seiscientos efectivos vigilaron la protesta para que se desarrollase “bajo un entorno de paz”.
“No estamos con una actitud regresiva, ni para reprimir ni restringir ningún derecho. Solo brindando seguridad”, proclamó el agente, quien además añadió que, por ello, no portaban armas de fuego.
Ronny Hernández, un representante de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH), indicó que la manifestación se desarrolló con tranquilidad y que los ciudadanos estaban enojados por el corte de las redes telefónicas en el área de la manifestación.
Un hecho que la policía, abundó, justificó con la saturación de las líneas por las llamadas de los manifestantes.
En otros puntos del país también hubo más concentraciones pacíficas con el mismo objetivo: conseguir la renuncia de Pérez Molina y Baldetti.
Ver en la versión impresa las páginas: 8 A