Después de haber servido como militar para defender la revolución, Eduardo Mayorga se fue a estudiar a Bulgaria desde 1985 hasta 1992 para ser máster en Geofísica Aplicada. Pero después de regresar a Nicaragua pasaría varios meses sin empleo hasta que decidió dedicarse unos meses a ser bartender en un local de su tía y luego vigilante de la Organización de Ciegos María Elena Toledo.
En eso estaba en el 92, acompañado de dos perros pastor alemán, una pistola y alambres de púas cuando en la radio escuchó el alboroto de las personas por un tsunami que llegaría a las costas del Pacífico, pero que nadie sabía cómo manejar. Tomó el teléfono y dice que llamó a Radio Ya, explicó qué estudios tenía y dio recomendaciones en una transmisión que duró varias horas.
Fue así como el Ejército lo contactó posteriormente para que realizara un mapeo en las costas, pero se negó, pues no podía abandonar su trabajo de guarda de seguridad. Pero un día después lo buscaron en nombre del director del Ineter para que pasara a formar parte de ese equipo de trabajo. Mayorga aceptó y desde entonces se ha quedado trabajando en asuntos de su carrera, tanto así, que ahora es referente de muchos medios de comunicación para hacer análisis sobre las situaciones sísmicas y volcánicas de Nicaragua. En esta entrevista, Mayorga habla sobre algunos mitos populares sobre terremotos, sobre los riesgos que tiene Nicaragua de vivir un nuevo terremoto, como el del año 72, y los retos que tiene el país para vigilar sus propios eventos sísmicos.
¿Cuál diría usted que fue su aporte a Ineter cuando trabajó allí?
Me dediqué más a cultivarme profesionalmente, porque Ineter es una gran oportunidad para cultivarte. Por ejemplo, hay cursos de posgrados que pasé con los alemanes y otro curso que pasé en Noruega. En Ineter no había equipos de geofísica. Después de los años ochenta no había red sismológica. Y no es hasta el 92, con la erupción supliniana del volcán Cerro Negro y el maremoto generado por el terremoto, que hubo por la colisión de las placas Coco y Caribe, que se empieza a hacer otra vez la red sismológica.
¿Y ahorita sí necesitamos mantener más vigilancia? ¿Hay preocupación por eventos sismológicos grandes? Porque ahora parece que tiembla más seguido.
Eso se debe a la tecnología que te permite acceder más rápido a la información. Digamos, aunque un gobierno quisiera ocultar información, en tu aplicación te va a llegar que está temblando. La tecnología ha facilitado el acceso a la información. Tenemos muchas estaciones sísmicas, pero la mayoría no funciona. El problema es que la vigilancia de los riesgos es cara, porque requiere combustible, personal y productos consumibles que también son caros.
Cuando uno mira las noticias parece que ocurren más terremotos en el mundo, la pregunta que yo haría es, ¿qué está pasando en la Tierra que parece que los terremotos son más fuertes y más frecuentes?
Da la impresión que la sismicidad se ha disparado. Yo considero que un gran porcentaje de eso se debe a la tecnología por un lado, por otro lado no hay un registro, una base estadística que demuestre que están ocurriendo más sismos que hace años. Porque no podés compararlo con 2010, tenés que compararlo a como son los eventos, los eventos son cataclísmicos y se repiten cada cincuenta años. No he visto yo un artículo que argumente ese tipo de aseveración. RT, por ejemplo, saca un artículo sobre un colega extranjero que dice que está temblando más y que hay más erupciones volcánicas, pero no lo argumenta.
Pero incluso hay análisis que dicen que como hay terremotos grandes en Nepal…
Normal.
Entonces Latinoamérica corre riesgos también de que se den eventos igual de grandes.
Pero es que ya hubo esos terremotos. En Haití, por ejemplo, un terremoto de 8 y pico de grados. En Chile ha ocurrido el terremoto más grande de la historia, de 9.5 grados. En Chile se da la colisión de la placa tectónica Nasca, que es una subplaca de las placas del océano Pacífico con la placa de Sudamérica, que tienen un choque violentísimo, tan violento que agarra y levanta completamente la corteza en la parte de Sudamérica. El terremoto de Nepal se debe a la colisión de la placa índica con la placa euroasiática.
¿Y a usted le parece que hay probabilidades de eventos catastróficos a nivel mundial?
Cataclísmicos. La erupción del Calbuco es una erupción cataclísmica porque la cantidad de cenizas que ha lanzado es impresionante. El terremoto de Haití es impresionante, Nepal pues más o menos, hubo terremotos más fuertes como el de Japón, que fue de 8 y pico de grados. Y ese de Japón es interesante porque el terremoto causa daños a la infraestructura y ese terremoto causa un maremoto que causa otro daño específico en infraestructura y vidas humanas, pero viene lo más espectacular. Que la naturaleza te golpea y te deja en paz. Pero aquí no porque viene la acción del hombre, el maremoto golpea una central nuclear y se da un daño tremendo que no es puntual, es de área, y que permanece en el tiempo por la radioactividad.
Hay mucha gente que cree, y me atrevo a decir que es uno de los mitos más comunes, que todos estos terremotos se dan en verano y están relacionados con el calor. ¿Tiene algo que ver?
Mmmmm en Nepal acaba de haber un terremoto y es una zona con nieve. No tiene relación. Las temperaturas generadas por los rayos solares que impactan la superficie de la corteza de la Tierra penetran decenas de metros. Y los terremotos ocurren a kilómetros de profundidad. A 5, a 30 a 80 kilómetros. Aquí en Nicaragua los sismos más profundos que nosotros captamos están a unos 250 kilómetros de profundidad, que es una zona de subducción. No tiene la más mínima incidencia. Todavía un profesor presentaba un dato en una clase y decía que los rusos estaban debatiendo si el deshielo en los polos estaba causando esta sismicidad que se está viviendo y yo le decía que cómo sustentaba eso. “Es que en un artículo…”. Entonces la única oportunidad que sea eso es que al haber deshielo haya aumento de peso de todo el océano y que ese peso tenga incidencia en la interacción de una placa y otra placa. O el deshielo como tal tenga una masa sometida a presión y al quitar ese peso esa masa pueda tener un rebote.
Pero no hay un estudio concreto que diga que por eso pasa.
Hay que acceder primero al informe para poder dar su opinión. Desde el punto de vista físico mecánico tiene sentido. Como tiene sentido que el que busca agua con una varita porque son personas que deberían tener un campo electromagnético más sensible que al interactuar con el campo magnético de la Tierra, ellos sienten algún tipo de anomalía.
¿En el caso de todas las actividades sísmicas están siempre relacionadas con actividades volcánicas?
Todos los terremotos tienen su origen en la interacción de las placas tectónicas. Desde ese proceso se transmite esfuerzo y ese esfuerzo va a reactivar estructuras volcánicas, específicamente las cámaras magmáticas y ese mismo esfuerzo reactiva las fallas geológicas locales. Pero en el caso de Nicaragua todas vienen del choque de las placas Coco y Caribe. Del proceso de subducción que se divide en tres partes, la zona interplaca, que es la parte que está muy dentro de la placa tectónica. La zona de colisión, que es la zona donde las dos placas chocan, y la zona de subducción que es la misma placa subducida pero a mayor profundidad, que es donde la placa comienza a fundirse y a transformarse en magma de nuevo para salir por otro lado. Ahora, un volcán te puede generar un terremoto y un terremoto te puede generar un volcán. Eso es posible.
Sí están relacionados.
A veces. Hemos tenido casos donde terremotos fuertes han disparado la actividad del Cerro Negro, por ejemplo, y la actividad del Cerro Negro ha disparado un enjambre sísmico en puerto Momotombo, tenemos varios casos pero no siempre ocurre así. Hemos tenido otros casos donde hubo terremotos fuertes y no pasa nada con un volcán.
O el caso del año pasado que la actividad del Apoyeque desencadenó el enjambre sísmico de abril.
El año pasado inicia un enjambre sísmico en el lado de Momotombo y Momotombito y comienza a migrar a Apoyeque y reactiva la sismicidad del Apoyeque y el Apoyeque comienza a migrar la sismicidad hacia Managua. Para mí estuvimos a un pelito del terremoto el año pasado. ¿Por qué? Porque comenzaron a haber temblores sobre los planos de fallas más importantes de Managua.
¿Y qué fue lo que impidió que eso pasara?
No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que no ha venido el terremoto de Managua. Hay una cosa muy interesante y es que el terremoto del 72 fue en diciembre. Y en enero de ese mismo año hubo un terremoto de como 5 grados en Nagarote. Entonces nosotros esperamos casi un año después (del 2014) que llegara un terremoto similar. Y lo que se dio fue una pequeña reactivación del enjambre sísmico y no ha pasado a más.
Usted mencionaba que muchos de estos eventos pasan cada cincuenta años. ¿Pero hay estudios que lo demuestran y que digan que realmente suceden en esos períodos?
Si vos te vas a ver la base de datos elaborada por el doctor Alejandro Gutiérrez, del Ineter, te das cuenta que aquellos terremotos grandes que están documentados, los terremotos se vienen repitiendo con una frecuencia de 60 a 40 años. No hay una base estadística, se necesitaría una muestra mucho más grande. Y nosotros ya andamos por más de cuarenta años. Es igual como cuando la gente dice que cuando está caliente siempre tiembla, nosotros decimos que no. Nada tiene que ver el calor con el terremoto, pero en la práctica, entre el lapso del fin del verano y el inicio del invierno, que inicia esta temporada de mucha humedad y mucho vapor, hay más sismicidad. Pero no tienen relación.
Es coincidencia entonces.
Es una coincidencia exactamente.
Si ya vamos por esos cuarenta años, realmente ¿se miran condiciones como para que se dé otro terremoto bastante fuerte?
Lo más relevante de 1972 para Managua hacia acá es lo que pasó en abril del año pasado y coincide con la fecha que más o menos andamos. Ya pasamos los cuarenta y estamos en el período que eso habría ocurrido.
¿Pero están esas mismas condiciones que había en el 72 para que se produzca un terremoto?
PLANO PERSONAL
Eduardo Mayorga tiene 50 años. Actualmente tiene su pareja y cinco hijos, cuatro niñas y un niño.
Estudió un máster en Geofísica Aplicada en la República democrática de Bulgaria en los años ochenta.
Trabajó durante 11 años en Ineter y actualmente, además de ser maestro en la Universidad Nacional de Ingeniería, es consultor independiente.
Le gustan las caminatas por la naturaleza y todo tipo de comidas.
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