En su mayoría son forasteros quienes se dedican a este negocio en la ciudad. Vienen de Teustepe, Santa Lucía, Managua y uno que otro de Boaco. Tal es el caso de Flor Peña, oriunda de Masaya, pero comerciante de ropa en el municipio de Boaco. “A mí me gusta este negocio de la ropa usada y así uno busca cómo sobrevivir”, comentó Peña.
Su viaje inicia en la madrugada. Su tramo: plásticos negros extendidos sobre la calle y sobre estos la ropa que ya se encuentra colocada a las 6:00 a.m. en una de las calles aledañas al mercado municipal. “Aquí solo vendo los martes (…). También voy a Jinotepe y Jinotega”, expresó sonriente la mujer.
La ciudad de Boaco constituye un buen destino de ventas para estas personas, puesto que tiene gran afluencia de población. A diario arriban al municipio personas provenientes de todas las comarcas y municipios cercanos, que no pueden evitar echarle un ojo a alguno de los comercios de ropa usada establecidos a lo largo de la calle central.
“A mí me gustan los clientes de Boaco, compran bastante (…). En un día malo saco 500 o 600, pero tengo que pagarle al muchacho (que le ayuda a vender) y la gasolina”, expresó Peña.
“Aquí el movimiento es bueno y es grande, entonces vienen a vender aquí (…). Yo miraba la otra gente que venía a hacer negocio sin ser de aquí, entonces me puse a vender también”, aclaró Estela Jarquín, vendedora originaria de la ciudad de Boaco.
A BAJO PRECIO
“En primer lugar la gente opta por comprar la ropa usada porque sale mejor que la nueva y en segundo porque es a bajo precio”, expresó Aura Miranda, quien compra para revender. Miranda comercia en la zona rural, puesto que “en la ciudad hay mucha competencia (…) a esto no se le gana mucho, pero se le gana para sobrevivir y comer”, agregó.
“Esta ropa le gusta más a la gente, porque así no van a andar gemelas con nadie, la ropa es americana y es mejor, porque la ropa que venden aquí (las tiendas) es panameña, se estira y todo”, argumentó Jarquín.
El mayor temor de estos comerciantes es el invierno, puesto que al no contar con un tramo están expuestos a la lluvia, al igual que su mercancía, la cual logran tapar poniendo plásticos encima.
LA PRENSA/ M. RODRÍGUEZ
LA ROPA DE NIÑOS
Según los comerciantes, lo que más se vende es la ropa de niños, porque hay mucha variedad y es la más barata. Las piezas de ropa oscilan entre los 5 hasta los 40 córdobas. La intendencia del mercado municipal no lleva un control de cuántas personas se dedican a esta actividad en la ciudad, puesto que son vendedores ambulantes y no siempre están en el mismo lugar o vendiendo lo mismo; “pero se nota que hay un incremento de estas personas”, declaró Bertha Buitrago, intendente.