A inicios de la década de los años noventa del siglo pasado ingresamos miles de estudiantes a la UNAN-Managua y fuimos recibidos con un mensaje emitido por el rector de dicha casa de estudios. En el mensaje se nos instaba a estudiar y a valorar el privilegio que teníamos de haber ingresado a la Universidad cuando existían miles de jóvenes nicaragüenses que se quedarían sin acceso a estudios universitarios. Recuerdo que alguien me entregó el documento y me dijo: léelo, es el mensaje del filósofo Alejandro Serrano Caldera, rector de la Universidad.
Fue una época en que los alumnos de dicha alma máter disfrutamos, pues en las clases de filosofía entre otras se hacía un estudio más que conceptual de interpretación y generación de un pensamiento crítico. Esto era de esperarse si quien dirigía los rumbos de la UNAN-Managua creía fervientemente en la creación, dentro de la Universidad, de un espacio de reflexión que ayudara al país en un momento que apenas se terminaba de ver los horrores de una guerra fratricida que dejaba como resultado una economía caótica y consecuencia sociales inimaginables.
Mientras algunos profesores llegaban a las aulas a comentar el best seller de moda en la época, llamado El Fin de la Historia, de Francis Fukuyama, se estaban imprimiendo en la editorial de la Universidad dos libros que urgían en un país que despertaba de la pesadilla de la guerra. Estos textos, que son el eje fundamental de la obra de Serrano Caldera en lo que respecta al pensamiento político, tenían nombres simbólicos: La Nicaragua Posible y La Unidad en la Diversidad. Como se puede ver desde sus títulos, se anticipaban e inferían el inicio de un pensamiento para la creación de una realidad cuyo cimiento era la formación de la institucionalidad en Nicaragua.
Con la publicación de tales libros, más el espacio de diálogo abierto en la UNAN-Managua entre 1990-1994, el filósofo Alejandro Serrano Caldera creó una discusión sobre la construcción de una nueva Nicaragua mediante un cambio radical en sus valores, propiciando la concertación, el contrato social y el diálogo entre los diferentes sectores gubernamentales, políticos, económicos, sociales todo esto bajo el nombre de la Nicaragua Posible.
De mas está decir que aunque han pasado más de veinte años, el pensamiento de Serrano Caldera sigue teniendo vigencia en un país que le ha dado la espalda al desarrollo de instituciones incluyentes, su obra se encuentra con más vigencia cuando el país prefiere y asume el eterno retorno de su historia al progreso institucional.
Recientemente se han editado las obras completas de Serrano Caldera en 5 tomos que reúnen los temas tratados por el intelectual en 24 libros, una obra que se caracteriza por estar ligada a las circunstancias y a la política pero que aborda otros temas como el derecho, la historia, los derechos humanos entre otros.
La edición de las obras completas y la vigencia de su pensamiento ha despertado en la mente de muchos catedráticos de diversas instituciones, la necesidad de fundar en las universidades la cátedra Alejandro Serrano Caldera, cátedra cuyo objetivo sería el estudio de la obra del filósofo para contribuir, desarrollar y estimular el pensamiento crítico aplicando la razón y las categorías de la filosofía.
En este sentido un grupo de entusiastas han propuesto a universidades la iniciativa de la fundación de la cátedra, idea que ha tenido eco pero aún no se ha materializado. Considero que las instituciones educativas, academias de las ciencias y el Consejo Nacional de Universidades, deben de ayudar a convertir en realidad esta importante cátedra. En todo caso, si esta cátedra por diversas razones no es establecida por las universidades, los catedráticos, exalumnos y admiradores de la obra estamos con la voluntad de difundir y discutir sobre la obra de Serrano Caldera y el pensamiento crítico.
El autor es CPA y Catedrático de Finanzas en la UAM.