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Los turistas espaciales deben cumplir con una serie de entrenamientos previos al viaje. LA PRENSA/NASA

Sarah Brightman deja libre la plaza de turista espacial

La diva había superado con nota la exigente prueba de supervivencia en el bosque, un paso imprescindible para cualquier turista espacial, y apenas le faltaban unas semanas de entrenamiento para cumplir con su período de instrucción.

La repentina renuncia de la cantante británica Sarah Brightman a viajar a la plataforma orbital deja libre la plaza del próximo turista espacial, cuyo principal requisito es ser multimillonario y no tener miedo a volar.

Brightman, de 54 años, expuso “motivos familiares” como excusa para interrumpir su entrenamiento y suspender sus planes de despegar el próximo 1 de septiembre rumbo a la Estación Espacial Internacional (EEI).

En caso de éxito, se habría convertido en la octava turista espacial de la historia y la primera desde que en septiembre de 2009 volara a la EEI el canadiense Guy Laliberté, fundador del “Cirque du Soleil” (Circo del Sol).

La diva había superado con nota la exigente prueba de supervivencia en el bosque, un paso imprescindible para cualquier turista espacial, y apenas le faltaban unas semanas de entrenamiento para cumplir con su período de instrucción.

Es verdad que los entrenamientos le obligaron a vivir de manera permanente a las afueras de Moscú y a hacer una pausa en su exitosa carrera musical, pero los expertos consideran que el motivo fue otro.

El reciente accidente sufrido por el carguero Progress, que se estrelló sobre la Tierra tras desviarse de su órbita cuando transportaba carga vital para la Estación Espacial Internacional, presumiblemente le causó un ataque de pánico a la cantante.

“Tengo la impresión de que era una mujer muy apasionada que quería hacerse publicidad sin escatimar dinero, bajo unas condiciones de máxima seguridad. No quería arriesgar ni un solo pelo”, dijo Ígor Marinin, experto de la revista “Noticias de Cosmonáutica”.

El legendario astronauta ruso Serguéi Krikaliov tachó de “incomprensibles” los motivos expuestos por Brightman, aunque reconoció que son habituales los problemas entre Roscosmos y los turistas espaciales.

En 2002 el cantante estadounidense Lance Bass, miembro del grupo NSYNC, renunció a volar después de completar el entrenamiento y los cursos de instrucción de vuelo; al igual que ocurrió en 2003 con el empresario ruso Serguéi Polonski.

“No ocurrió nada terrible. En vez de ellos, otros volaron a la Estación”, aseguró un portavoz de la industria espacial, quien explicó que Roscosmos baraja varias opciones.

La primera sería el empresario japonés Satoshi Takamatsu, un gran amante del espacio que fue designado en su momento suplente de Brightman para evitar imprevistos como este.

“Sarah Brightman puso fin a su entrenamiento. Su suplente, el japonés Satoshi Takamatsu continúa su instrucción en la Ciudad de las Estrellas”, informó Roscosmos en un comunicado.

Space Adventures, la compañía estadounidense que organiza los viajes de los turistas espaciales, se mostró encantado de incluir al empresario japonés como número uno de la lista para viajar a la EEI en compañía de los astronautas ruso Serguéi Vólkov y danés Andreas Mogensen.

Con todo, no es seguro que, al igual que Brightman, el japonés pueda viajar dentro de cuatro meses a bordo de una nave Soyuz rusa con destino a la plataforma orbital, donde debería permanecer durante diez días.

Y es que existen algunas trabas, como el contrato, que no contempla el vuelo, y el dinero, ya que Takamatsu pagó por la instrucción, pero no por la odisea espacial y no es seguro que disponga de esa cantidad de dinero.

Brightman adelantó 52 millones de dólares por el derecho a volar al espacio, aunque su jefe de prensa comentó hoy que espera recibir parte de ese dinero, habida cuenta de que nunca llegó a sentarse en la Soyuz.

“Ahora estamos estudiando varias candidaturas en sustitución de Brightman. Las posibilidades de encontrar una candidatura adecuada no son muy grandes, más aún cuando ya casi no hay tiempo para la preparación”, comentó una fuente de la industria espacial a la agencia Interfax.

Otra posibilidad es que la plaza del turista sea ocupada por un astronauta profesional, ruso u de otro país, “para lo que ya han comenzado las conversaciones”.

En cambio, Krikaliov considera que “la decisión más rápida y simple sería enviar en la nave un contenedor con carga”, más aún cuando la EEI no pudo recibir el oxígeno y los alimentos que necesitaba su tripulación al accidentarse el último Progress.

Brightman no quiso marcharse por la puerta de atrás y dio encarecidamente las gracias a sus instructores, a Roscosmos y a la corporación Energuia, la fabricante de las Soyuz, “por su apoyo y por una maravillosa etapa de su vida”.

La EEI abrió sus puertas a los turistas en 2001, cuando el estadounidense Denis Tito se convirtió en el primer neófito en pisar la plataforma, mientras la estadounidense de origen iraní Anousha Ansari fue la primera mujer turista en visitar la estación (2006).

Ciencia Estación Espacial Internacional Sarah Brightman archivo

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