14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

De los malos chipotes líbrame Señor

El ser humano tiende a falsear o falsificar el contenido o color de una disposición o hecho cuando persigue alguna conveniencia. Así se puede cambiar lo que es obscuro como si fuera una tonalidad de claro, o un color rojo con pincelazos de verde, es decir que no cambia lo interior, aunque lo exterior se modifique.

El ser humano tiende a falsear o falsificar el contenido o color de una disposición o hecho cuando persigue alguna conveniencia. Así se puede cambiar lo que es obscuro como si fuera una tonalidad de claro, o un color rojo con pincelazos de verde, es decir que no cambia lo interior, aunque lo exterior se modifique.

Así sucede también con los nombres de los sucesos históricos, de las efemérides, cuando se festeja con grandes agasajos aquellos hechos que conllevaron dolor y que ahora se recuerdan con alegría, lo que sucede generalmente cuando hay pérfidos intereses creados, o posiciones de acaudalado disfrute a los que no se piensa renunciar ni ayer ni hoy.

En Nicaragua, tierra de paradojas, se vive precisamente de esos fenómenos, unos creados y sostenidos por la gente ignara, otros creados, sostenidos y casi eternizados por quienes detentan poderes como si fueran un patrimonio delegado.

El Chipote, para no ir más lejos, es un ejemplo típico de ese doblez o desdoblamiento in crisis. En efecto El Chipote pasa a la historia de Nicaragua más que como un cerro singular, pasa como el refugio de las sacras ideas de un hombre que creyó y murió en y por la defensa de la soberanía nacional de Nicaragua hollada por botas extranjeras. Y El Chipote se convierte en un símbolo sacrosanto de la nicaraguanidad, de la decencia, del honor, de la honradez, en la renovada ideología en la medida que Sandino asume la imperiosidad de las ideas anteponiéndolas a la perversidad de las torcidas intenciones o creencias de los políticos corruptos que le adversan y que ven también a El Chipote como el refugio de bandidos y asesinos. No obstante perdura y para muchos, por gracia de Dios, la majestuosidad e imperio de El Chipote como el cerro representativo de la dignidad nacional. O sea que la sindéresis no se pierde por la prevalencia de la tortura, aunque muchos malos nicaragüenses no lo acepten.

Por ello es menester respetar ese nombre. No se debe falsear su significado ni su simbolismo. Cuando en los medios de difusión no se habla ni se menciona El Chipote, como el gran escenario de la época sandinista de mediados del siglo pasado, sino que se relaciona y desnaturaliza su imagen, al dejarlo vinculado a tortuosas prisiones de la Policía que lo utiliza para practicar terribles métodos antihumanos de tortura, con el objeto de arrancar a vivo dolor las supuestas acciones que están interesados los mandos policiales en conocer.

Entonces El Chipote se llena de vergüenza, de suciedad y ya no se le reconoce como el portaestandarte de Sandino sino como el cubil de las fieras que actuando bajo el respetado nombre de policía obran al revés, desnaturalizando su rol. En esta situación pareciera que el sincretismo de los jerarcas de El Chipote reside en combinar un centro de significación histórica (Chipotebueno) con un centro de tortura especializado (Chipotemalo) buscando la desaparición del primero.

Es frecuente para desgracia de El Chipote que se use su nombre para referirse a un cuartel u oficina de la Policía que parece ser enemiga de los nicaragüenses por sus brutales actuaciones, y donde según denuncias de muchos presos se quejan de recibir los peores tratos y las más dolorosas torturas, que han llevado supuestamente hasta suicidarse por ahorcamiento a un prisionero en medio de muchas dudas sobre ese suicidio.

Si tanto los aparatos represivos necesitan operar ese lugar para continuar con sus salvajes prácticas, es una obligación ciudadana salvar el respetado nombre de El Chipote. No lo ensuciemos más de lo que ya está. Es menester cerrar esa funesta prisión. Sería lo mejor, o si no se puede por empecinamiento de los mandamás, hay que cambiarle el nombre a esa ergástula y que se castigue severamente a quienes pretendan seguir torturando, antes que llegue a causar más muertes y a redoblar los torturados, que no sea a como sucedía en los malditos tiempos del somozato. Llámenle si quieren La Chiquita, La casa de piedra, El zoológico de los leones, pero en respeto a la memoria de Sandino no le sigan llamando, desnaturalizadamente, El Chipote. Por ello, de esta clase de malos chipotes líbrame Señor.

El autor es abogado, directivo del PUCA

Puede interesarte

COMENTARIOS

  1. Juan Ohan
    Hace 9 años

    Excelente articulo Maestro Giovanni! Con SU sabia pluma e indicado senalamiento me alegraria como ciudadano que el gobierno actual escuchara su senalamiento a favor de la historia.
    Felicito a la Prensa por publicar tan apropiado articulo.

  2. Alejandro F. Cajina
    Hace 9 años

    Muy apropiado tu comentario ya que hay algunos que piensan que un Chipote es una protuberancia producida por un golpe, mientras que para otros es sinonimo de inteligencia y se dice por ejp: se le hizo un chipote en la cabeza o ese tipo tiene mucho chipote o es un chipotudo. Ahora la palabra Chipote, es sinonimo de un lugar siniestro dode torturan a los que discrepan con el gobierno y donde se violan los derechos humanos y quien entra a ese lugar puede salir muerto por suicidio.

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí