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Madres felices, hijos felices

Ser madre nos es natural. Es la naturaleza y su impulso biológico en su máxima expresión: la conservación de la especie. Y como tal, hay mucho que aprender de cómo se es madre en la naturaleza y cómo en los enredos de la “civilización”, a veces nos perdemos de lo esencial.

Ser madre nos es natural. Es la naturaleza y su impulso biológico en su máxima expresión: la conservación de la especie. Y como tal, hay mucho que aprender de cómo se es madre en la naturaleza y cómo en los enredos de la “civilización”, a veces nos perdemos de lo esencial.

En la naturaleza, una madre va siempre por delante de los hijos, clara de su importancia como individua en el mundo y de que sus hijos aprenden de su ejemplo. En Nicaragua, por el contrario se promueve la idea de que ser una “buena madre” es ser una madre abnegada, que muere por sus hijos y/ o vive por ellos. “Yo salí adelante por mis hijos”, es una frase que nos llena de orgullo.

Dos asuntos surgen cuando la maternidad se vive de esta manera:

1. Los hijos se llenan de culpas y de facturas impagables. “¿Cómo voy a pagarle a mi madre el sacrificio que hizo por mí?; eso es imposible a menos que yo también dé mi vida por ella”. Lo que perpetúa un ciclo de sacrificios sin sentido.

2. Los hijos, que aprenden del ejemplo de sus padres, no saben como ser felices, porque no tienen un modelo de plenitud y bienestar el cual seguir.

En este sentido, es importante en este día, replantearnos la maternidad y como nos vamos construyendo como mamás todos los días y como esta construcción nos acerca o nos aleja de lo que deseamos para nuestros hijos: su felicidad.

Sexualidad felicidad madres archivo

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