El viernes 22 de mayo se realizó la audiencia judicial en la cual el empresario Milton Arcia fue condenado por injurias y calumnias, una condena que según las opiniones de juristas independientes y abogados de los organismos defensores de los derechos humanos, es a todas luces arbitraria, política y revanchista .
A pesar de la importancia de dicha audiencia judicial, los periodistas de LA PRENSA y demás medios independientes no pudieron cubrir sus incidencias, porque el juez decidió que solo los periodistas oficialistas podían entrar al recinto judicial. Y solo ellos entraron.
Esa violación al derecho de los periodistas a informar y de los ciudadanos nicaragüenses a ser informados de manera independiente, fue justificada por el vocero del poder judicial, Roberto Larios, quien dijo que el juez decidió restringir el acceso de los periodistas porque en la audiencia anterior del mismo juicio, celebrada el 6 de mayo en el tribunal-escuela de la UCA, había ocurrido “un incidente desagradable”. Se refería el vocero judicial a que en aquella ocasión, algunos ciudadanos simpatizantes de Milton Arcia que lo acompañaban, gritaron insultos contra el juez Ernesto Rodríguez y según el vocero incluso intentaron agredir a un fotógrafo del poder judicial.
Larios también justificó la decisión del juez, de no permitir la presencia de los periodistas independientes en la audiencia del 22 de mayo, invocando el artículo 34 de la Constitución de Nicaragua según el cual “el proceso judicial deberá ser oral y público (pero) el acceso de la prensa y el público en general podrá ser limitado por consideraciones de moral y orden público”.
Pero el vocero judicial no se limitó a justificar legalmente la discriminatoria decisión del juez. También insultó a los periodistas independientes, de quienes dijo que un numeroso grupo de ellos acompaña siempre al señor Arcia en sus actividades, insinuando que a cambio de paga. Inclusive acusó de manera irresponsable al fotorreportero de LA PRENSA, Manuel Esquivel, de ser parte de ese grupo y de haber ayudado a escapar en un taxi a una mujer que insultó al juez en la audiencia judicial del 6 de mayo. La falsedad de Larios quedó demostrada con las imágenes de LPTV y una fotografía que publicamos el lunes de la presente semana, en las cuales se aprecia claramente que Esquivel, un distinguido e impecable profesional, lo que hacía era tomar fotos de la mujer aludida, o sea realizar su trabajo.
El vocero del poder judicial repitió e incrementó después, en su página web, los insultos contra los periodistas independientes, a los que calificó como “esa lacra maligna heredada del somocismo que todos los periodistas nicaragüenses conocemos y que desde hace décadas llamamos el venadeo”.
Pero los insultos se toman según de donde y de quienes vienen. El “venadeo”, o periodismo mercenario, surgió en la época del somocismo, fomentado por este. Los venaderos siguieron existiendo después de la dictadura somocista, al amparo de los demás gobiernos, y existen hasta ahora. Ellos sirven de manera abierta o solapada a los intereses informativos del Gobierno y cubren de elogios serviles a los funcionarios de alto nivel. Lo cual es ajeno absolutamente a los periodistas independientes, quienes precisamente por eso, porque son independientes, son excluidos, vilipendiados y reprimidos por los voceros o guardianes del poder.
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