La Selección Nacional de Futbol está jugando con superioridad futbolística y sin lagunas defensivas, males de otros tiempos. El equipo nacional mostró una versión nunca vista por personalidad, propuestas de juego, dominio de conceptos y control del partido, en la victoria 1-0 ante Surinam el domingo.
La acertada lectura del adversario y la aplicación de la propuesta para contrarrestarlo, le permitió a la Azul y Blanco mantener la esperanza de superar la segunda etapa de la eliminatoria mundialista Rusia 2018.
Desde el arranque el equipo pinolero salió a marcar su territorio. Monopolizó la pelota, luchó para recuperar rápido cuando la perdió y no concedió espacios, ni por arriba ni por abajo, a un adversario que le sacaba muchas ventajas físicas.
La Selección está desarrollando los mecanismos para jugar a alta intensidad. Su versión más acertada a la idea que persigue el seleccionador, Henry Duarte, fue la presentada el domingo. Surinam fue incómoda y exigió mucho a Nicaragua, que trabajó inteligentemente para lograr los espacios por los cuales atacó y ganó.
El equipo nica definió un estilo de juego que lo ha perfeccionado poco a poco: explotar las bandas con Juan Barrera y Carlos Chavarría, más las incorporaciones de los laterales Manuel Rosas y Josué Quijano. La mayoría del ataque de la Azul y Blanco está predispuesto a finalizar por los costados, buscando un centro o una diagonal, como en el tanto de Chavarría.
DOMINIO TOTAL
La Selección Nacional dominó el juego ante Surinam, pero también el partido. El rival no tuvo llegadas de peligro ni en los minutos finales cuando la Azul y Blanco, agotada por el desgaste físico del encuentro, cedió más la pelota y regaló par de jugadas a balón parado resueltas con acierto.
Jugadores aplicados, con mucha frialdad para ejecutar las acciones indicadas y claridad emocional, convergieron para que la Selección alcanzara su tercera victoria consecutiva en eliminatoria mundialista, con nueve goles a favor y cero en contra. No vuelva a ver atrás, pues no hay precedentes.
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