No podemos caer en el socialismo
Carlos Vílchez Navamuel
A propósito de los intentos solapados de imponer ideas socialistas gobierno de Costa Rica dirigido por el actual presidente, Luis Guillermo Solís, del Partido Acción Ciudadana, que ha demostrado en esta primera administración que tiene intenciones de convertir al país en una colmena más, vale la pena recordar qué es el socialismo y qué es lo que busca y descartar de una vez por todas esa idea de votar por ese partido y su colega, el Frente Amplio, que posiblemente sería más agresivo estando en el poder, los antecedentes existen, lo podemos ver estudiando lo ocurrido en Cuba, Corea y Venezuela, por poner unos ejemplos.
Es importante que las personas comprendan esto y que aprendan a distinguir la verdadera ideología de los candidatos a la Presidencia para no volver a caer en la trampa de campañas como la “caravana de la alegría” donde engañaron a un electorado que aún no distingue los matices con que juegan ahora las campañas los comunistas y los neosocialistas en toda Latinoamérica.
Al comentar un libro titulado El fenómeno socialista del gran disidente ruso Igor Shafarevich, el escritor chileno Mauricio Rojas, nos señala en un extenso artículo entre otras cosas que los regímenes totalitarios y socialistas se caracterizan por “la inexistencia de la libertad individual y de la propiedad privada que la expresa en lo económico. También lo son el trabajo forzado, las grandes planificaciones, la manipulación de la historia que es reescrita para ponerla al servicio del poder, el monopolio ideológico (ya sea teocrático o ateo), los abundantes privilegios de los escalones superiores de la jerarquía social y la falta de todo derecho que restrinja o limite al poder central”.
Y nos advierte en muy pocas palabras lo que hace y lo que pretende el socialismo sin importar sus variantes, y nos dice: “Las ideologías que proponen la subordinación o incluso la supresión de la individualidad en aras de un poder que se erige en representante de intereses colectivos supuestamente superiores. Eso es el socialismo en sus diversas variantes, desde sus propuestas abiertamente totalitarias hasta aquellas que de manera gradual y subrepticia van engrandeciendo el poder del Estado hasta reducir la autonomía individual a un cascarón vacío”.
En este artículo, el escritor chileno también recuerda lo que dijo el premio Nobel Aleksandr Solzhenitsyn en un célebre discurso en la Universidad de Harvard en junio de 1978: “El matemático Igor Shafarevich, miembro de la Academia Soviética de Ciencias, ha escrito un libro brillantemente argumentado titulado, Socialismo, en el cual realiza un penetrante análisis histórico y demuestra que el socialismo, de cualquier tipo o matiz, conduce a la destrucción total del espíritu humano y a la nivelación de la humanidad en la muerte”.
Los seres humanos nacemos libres para pensar, creer, aspirar en libertad a prosperar y ser mejores personas, despierten, no hay que dejarse engañar, no podemos caer en el socialismo que engrandece el poder del Estado y reduce la autonomía individual, los seres humanos no somos abejas ni hormigas que tienen una conciencia colectiva, los seres humanos nos caracterizamos por tener una conciencia individual que debe de ser respetada en toda su dimensión.
¿Asilo a líderes de las FARC?
Máximo M. Castillo (mexicano)
Desde la semana antepasada se ha corrido el rumor que el Gobierno de Nicaragua le otorgará asilo político y luego la nacionalidad a líderes guerrilleros de las Fuerzas Armadas “Revolucionarias” de Colombia (FARC). ¿A qué le temen los líderes de la FARC? Si en verdad han luchado por el pueblo de Colombia, ¿para qué están pidiendo asilarse y luego nacionalizarse en Nicaragua, si no tienen cuentas pendientes por delitos cometidos en contra del pueblo colombiano y en contra de ciudadanos de otras naciones?
Los comandos, cuadros y comandantes de la Resistencia Nicaragüense, la Contra —como se nos llamó de manera popular después de diez años de lucha en contra de la dictadura sandinista de los años ochenta— nos quedamos en nuestra patria no huimos a otro país. ¿Y por qué lo íbamos hacer si no habíamos cometido ningún crimen en contra de nuestro pueblo?, más bien lo liberamos de una dictadura militar más cruel de toda América Latina en pleno siglo XX . Entonces ¿a qué le temen los líderes de las FARC que están pidiendo asilo en nuestro país?
Lo que pasa es que ellos (las FARC) están claros y convencidos que hay varios países que los van a pedir por diferentes delitos cometidos y se refugian en Nicaragua porque aquí no hay acuerdo de extraditar a ningún nacional o nacionalizado a otros país que lo solicite por delitos cometidos y a Venezuela no se van porque ese Gobierno está tambaleando y más temprano que tarde se va.
Creo que no es correcto otorgarle asilo a gente que tiene cuentas pendientes con la justicia por delitos comunes que han cometido en sus países escudándose en una lucha revolucionaria.
Como combatiente de la Resistencia Nicaragüense nunca estuve de acuerdo con la tal Ley de Amnistía que se aprobó durante el gobierno de doña Violeta Barrios de Chamorro, pues los contras no habíamos cometido ningún delito de lesa humanidad en contra del pueblo de Nicaragua.
Dicha ley de amnistía a quienes benefició fue a los miembros de la dictadura sandinista de los ochenta, que cometieron diversos abusos en contra del pueblo y que no se olvidan con una Ley de Amnistía.
Tortura tecnológica y daños psicológicos
Javier Amor
Al parecer, el progreso tiene su precio. Y de grado o por fuerza, todos estamos obligados a pagarlo. Voy a referirme en concreto al precio que pagan nuestros sentidos acústico, estético y ecológico.
Empezando por el final, despierta el día y uno sale a caminar. Con todo y que las calles secundarias de Altamira aún conservan buena parte de su arbolado, el hacha ha hecho de las suyas en la Avenida Mayor. Supongo que sin ningún permiso, los negocios han convertido los árboles en parqueos para autos, que a su vez impiden que los peatones puedan transitar, viéndose estos obligados a bajarse de las aceras y a bordear la calzada con riesgo de sus vidas. Podría decirse que me quejo de vicio, pues la ahora intransitable Calle Madrid (que es como se llama la vía que va de la Avenida Mayor a la Vicky) tiene todavía, pese a los despales, más árboles que las calles de Madrid, España. La furia arboricida es el precio que hemos tenido que pagar para hacer de Altamira nuestro particular Silicon Valley. El estrépito crepuscular del zanaterío buscando acomodo, que disfrutábamos en los años ochenta, ha dado lugar a una contaminación envidia de Bombay y a los cláxones feroces de buseros inmisericordes que nos torturan desde antes de las 5:00 de la mañana hasta que las paradas atestadas se vacían en la noche.
Ya instalados en los daños acústicos, hay que referirse a la tortura tecnológica que suponen las alarmas de los carros, que deberían prevenir los robos aunque yo tengo mis dudas, y que se activan en su gran mayoría al roce del viento (no digamos ya al estallido de lejanas fiestas patronales) y cuya razón de ser es la de molestar a los vecinos día y noche con su odiosa estridencia.
Veamos a continuación donde la tortura acústica entronca con el daño estético. Si uno pretende disfrutar una película, una obra de teatro o una conferencia sobre antropología social, será misión imposible. Y no importa que sea requerido específica y reiteradamente que apaguen sus teléfonos celulares. No solo seguirán sonando durante la función sino que siempre habrá quien se ponga a hablar por él como si estuviera en el patio de su casa.
Cuando los especialistas afirman que la base del desarrollo que necesitamos nace de la educación, supongo que saben lo que dicen. Yo, para no contagiarme de los males del siglo, me quedo esperando esperanzado la famosa educación y no tengo ni hacha, ni alarma, ni celular. Ah, y he renunciado al puesto de busero que me acaba de ofrecer Irtramma.
Ver en la versión impresa las páginas: 11 A