La población de perros en Nicaragua está calculada en ochocientos mil caninos y cada tres años se vacuna al ciento por ciento de estos, según Carlos Sáenz, director de Vigilancia para la Salud del Ministerio de Salud (Minsa).
Además dijo que cada año se vacuna al cuarenta por ciento de los perros que nacen. El último caso de rabia canina fue en el 2011.
En la búsqueda de proteger también la salud de los humanos al decretar la alerta epidemiológica la Organización Panamericana de la Salud (OPS) recordó a los países de la región la necesidad de garantizar el acceso de las personas expuestas, a la profilaxis post exposición y vacunas.
Además recomendó a los países informar a la población y al personal de salud que se debe limpiar la herida al ser mordido y se debe inmunizar con vacuna e inmunoglobulina tan pronto como sea posible tras un contacto con un animal sospechoso de padecer rabia; ya que cuando aparecen los síntomas, la enfermedad es casi siempre fatal.
El internista Nery Olivas explicó que las vacunas antirrábicas se aplican a las personas en la grasa que está alrededor del ombligo al igual que la insulina.
Por lo general son entre nueve y diez inyecciones, pero solamente se aplican a quienes fueron mordidos por un perro sospechoso de tener el virus de la rabia.
Según la OPS en su comunicado de alerta explicó que el período de incubación del virus de la rabia es variable, puede estar entre dos y ocho semanas y puede variar de diez días a ocho meses o raramente años.
Además señaló que las primeras manifestaciones de la rabia son: una sensación de angustia, cefalalgia (dolor de cabeza), pequeño aumento de la temperatura, malestar y alteraciones sensoriales imprecisas, a menudo relacionadas con el lugar de la mordedura.
13 casos de rabia humana de origen canino en América Latina en el 2014 reportó la Organización Panamericana de la Salud (OPS) al presentar la alerta epidemiológica en la región.
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