La libertad de cátedra ha sido definida como la facultad de los profesores universitarios, para “exponer sus ideas sin someterse a ningún criterio predeterminado, y menos de sumisión al Poder constituido.
La libertad de cátedra se institucionalizó en Nicaragua en 1958, cuando se conquistó la autonomía universitaria que fue representada en el imaginario nacional con el hermoso lema inscrito por el rector magnífico, Mariano Fiallos Gil, “¡A la libertad por la Universidad!”
Lamentablemente la bandera de la autonomía universitaria y la libertad de cátedra ha sido arriada y pisoteada en la Universidad Nacional de Nicaragua, por el régimen dictatorial de Daniel Ortega que tiene sometidas todas las instituciones del Estado y de la sociedad a su poder dictatorial, oligárquico y familiar. Así lo ha demostrado recientemente con la vergonzosa destitución del profesor en derecho Gabriel Álvarez Argüello.
Pero la libertad de cátedra solo está suspendida temporalmente, así como únicamente de manera temporal se encuentran en suspenso las otras libertades que son propias de una auténtica democracia, entre ellas y ante todo la libertad de información irrestricta y la libertad electoral.
Esta es una situación histórica excepcional. Los derechos y las libertades democráticas tendrán que ser recuperados por los mismos ciudadanos nicaragüenses y en este sentido es muy importante que se haya instituido una asignatura universitaria de libertad.
Nos referimos a la Cátedra Alejandro Serrano Caldera que el miércoles de esta semana será inaugurada en la Universidad Americana (UAM). La creación de esta cátedra es un merecido reconocimiento a la obra intelectual y académica del doctor Serrano Caldera, el filósofo por excelencia de Nicaragua, pero es también y principalmente una plataforma para el estudio y propagación de las ideas de la libertad.
El pensamiento de Alejandro Serrano Caldera expuesto y sistematizado en los cinco tomos de sus Obras, es un valioso instrumento intelectual para el estudio y la comprensión de los problemas de Nicaragua en el contexto nacional, centroamericano, latinoamericano y universal. Su obra crítica es imprescindible para entender la compleja realidad nicaragüense, lo cual es absolutamente indispensable para poder transformarla de manera positiva, progresiva y progresista.
Consideramos que el pensamiento de Alejandro Serrano Caldera es una inteligencia viva, porque además de estar plasmado en sus innumerables escritos y los cinco tomos de sus Obras, se encuentra en constante desarrollo por medio de sus cátedras en la universidad, sus conferencias en los distintos foros, sus ensayos y tesis en los coloquios internacionales de filosofía, y, por supuesto, en sus artículos quincenales que se publican en el Diario LA PRENSA de cuyo Consejo Editorial es un miembro distinguido.
“La libertad —nos enseña el doctor Serrano Caldera— es la ruptura del sistema de miedos que nos aprisiona”. A romper esos miedos y a liberar a los nicaragüenses de esa prisión debe contribuir intelectual y académicamente la Cátedra Alejandro Serrano Caldera, que sin duda será una auténtica cátedra de libertad.
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