Ser diestro o zurdo no es fruto del azar o de los hábitos que establecemos desde pequeños, sino que es la consecuencia de un proceso de evolución del sistema nervioso, un proceso que se va produciendo cuando crecemos y que es necesario para elevar el grado de complejidad funcional del cerebro. Aparte de esta explicación neurológica, que señala que en los diestros predomina el hemisferio cerebral izquierdo y en los zurdos el derecho, a ciencia cierta aún no se conoce exactamente el porqué de uno u otro predominio. Y sobre el tema existen variadas teorías. El ser una persona diestra o zurda dependería de dos factores según distintas corrientes y estudios: la herencia y el adiestramiento o experiencia que cada niño tiene durante su maduración cerebral.
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