El exdictador panameño Manuel Antonio Noriega, preso en Panamá desde diciembre de 2011 tras su extradición por Francia, pidió ayer perdón a todos los “humillados” o “perjudicados” por sus acciones como comandante, en su nombre y en el de sus superiores y subalternos. Noriega, quien cumple condenas en Panamá que suman unos sesenta años, dijo también que espera que las circunstancias le permitan en un futuro revelar “verdades desconocidas” hasta ahora en su país.
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