En la Asamblea Nacional quieren interpretar la Constitución Política a su propio capricho o por sus pistolas. La situación es grave, porque de la manera que lo piensan aplicar a la señora Kitty Monterrey podrían despojar de su nacionalidad a miles de compatriotas que han nacido en los Estados Unidos y que pueden ser hasta simpatizantes orteguistas.
Pareciera que esto de la nacionalidad le preocupa al jefe de bancada orteguista. Sin embargo olvida que el 28 de enero pasado, en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), su presidente (Ortega) dejó como jefe de la delegación nicaragüense a un puertorriqueño, pero no dijo nada.
Los orteguistas argumentan que doña Kitty es extranjera porque nació en los Estados Unidos, de padre norteamericano.
El principio “Ius sanguinis”, derecho de sangre, le da a cualquier persona el derecho a su nacionalidad por la afiliación “paterno-materno”, por descender de alguien con nacionalidad determinada, en este caso los miles de nicaragüenses que se encuentran en Estados Unidos y a quienes les han nacido hijos. Esos nuevos hijos son nacionales por la Constitución Política y por el principio antes citado.
El arto. 16, numeral 2, de nuestra Constitución Política, establece que son nicaragüenses nacionales los hijos de padre o madre nicaragüense.
Por otra parte, el principio “Jus Soli”, es el derecho de suelo donde nace la persona, sin perjuicio del derecho de opción que pueda corresponder al llegar a una edad determinada.
Doña Kitty es hija de una señora nicaragüense de Chinandega, por lo tanto es nicaragüense, fue inscrita en Nicaragua y al reunir los requisitos establecidos se le concedió su cédula de identidad, arrebatada injustamente por el Consejo Supremo Electoral (CSE) violando el principio ya establecido y que ahora se encuentra en el arto. 20 C.N. Este establece que ningún nacional puede ser privado de su nacionalidad, excepto que adquiera voluntariamente otra, pero en el caso de doña Kitty ella no adquirió voluntariamente la nacionalidad estadounidense, no hizo ningún trámite ni juró para adquirir ciudadanía estadounidense. Ella nació en San Francisco, California porque era el lugar en que residía su señora madre. En esta situación se encuentran miles de nicaragüenses que son hijos de padre o madre de nicaragüense nacidos en Estados Unidos. ¿Qué pasará con ellos? ¿Se dejarán de recibir las remesas que envían a nuestro país?
La Bancada del PLI defendió el caso de doña Kitty con ejemplos, al citar que con iguales circunstancias se eligió un candidato orteguista y mencionó al exmiembro del Consejo Superior de la Contraloría General de la República, José Pasos Marciaq, y al exmagistrado del CSE y actual diputado, Mauricio Montealegre, ambos nacidos en el extranjero al igual que Monterrey.
Así que no existe causa alguna para decir que la señora Monterrey no puede optar a una magistratura por ser extranjera. De la única manera que doña Kitty puede ser objeto de impugnación es que no se encontrara en el goce de sus derechos civiles y políticos, pero no es el caso.
Aunque doña Kitty Monterrey fuese electa magistrada sabemos que no va a cambiar absolutamente nada, pero en el caso de no dejar participar a la señora Monterrey el CSE deberá despojar de su escaño al diputado Mauricio Montealegre porque es “extranjero”.
El autor es notario Público.
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