Un organismo en equilibrio metabólico, los excesos los elimina; pero un organismo en desequilibrio metabólico, los excesos los acumula.
Para que nuestro organismo recupere su equilibrio metabólico es necesario mantener nuestro 65 por ciento de agua interna, que se traduce en la ingesta de varios litros de agua al día. No sirve beber el agua de corrido, pues si no enseguida la orinamos y el éxito es que se quede en nuestro vaso sanguíneo.
Cuando nosotros comemos, los alimentos pasan por un proceso de digestión, donde se transforman en nutrientes. Esos nutrientes pasan a la sangre y se distribuyen a través de los capilares sanguíneos (si tenemos agua), a las células. Luego, las células eliminan sus desechos tóxicos a través de estos mismos capilares (si tenemos agua), y a esto se le llama Metabolismo o nutrición celular.
El estrés nos deshidrata, y por lo tanto los nutrientes no pueden llegar a la célula, porque no tenemos medio de transporte, y lo peor es que las toxinas que se producen diariamente en la célula no pueden salir de la misma porque no hay agua, quedándose atrapadas en la célula grasa.
Esta última, retiene líquidos en su interior en un intento de diluir esas toxinas y evitar una enfermedad de intoxicación del organismo (entre ellas el cáncer, artritis ), y al introducir los líquidos en su interior, aumenta su volumen, aumentando la persona de peso (cada litro de agua pesa 2.2 libras), y viéndose a través de la piel la antiestética celulitis.
Ver en la versión impresa las paginas: 10