Giuseppe Garibaldi fue un italiano que contribuyó al perfeccionamiento del método para elaborar canastos, sombreros, petates con la fibra de cabuya, cuando estuvo en Monimbó (Masaya), pero también fue un personaje que trajo a Nicaragua ideas de libertad, independencia y progreso económico.
Ayer en la Asamblea Nacional se celebró el aniversario de su natalicio 208, el 4 de julio de 1807, con la presencia del embajador de Italia, Renato María Ricci; diplomáticos de otros países, historiadores nacionales y otros personajes.
La presencia de Garibaldi en Nicaragua está demostrada tanto en documentos de la época —dos cartas y en el propio diario de Garibaldi en inglés— como en testimonios, escritos sobre la tradición oral de su misma estadía en Granada, Masaya, León, Chinandega y El Realejo.
Su estancia en Masaya es recordada porque reparó una casa que se estaba cayendo e incluso los lugares donde habitó, en las diferentes ciudades, son considerados patrimonio nacional.
Del 26 de mayo al 12 de junio de 1851, Garibaldi permaneció en la ciudad de Granada. Allí fue recibido por la pequeña colonia italiana (Costigliolo, Solari, entre otros), comenzó a preparar un negocio e instaló una fábrica de velas.
La actividad en el legislativo fue realizada por el grupo parlamentario de Amistad Nicaragua-Italia, presidido por el diputado Adolfo Martínez Cole.
AYUDA ITALIANA
En mayo pasado el subsecretario de Asuntos Exteriores de Italia, Mario Giro, estuvo en Nicaragua y expresó el interés de su país en cooperar con la rehabilitación sociocultural del área histórica de Managua, especialmente la Catedral vieja de Managua, según dijo el embajador italiano Renato María Ricci.
“Es una lástima, es una cosa que se me inflama el corazón cada vez que uno pasa y ve esa catedral así”, dijo Ricci sobre las ruinas del templo.
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