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La cueva de los Espinoza

La única vivienda en unos cinco kilómetros a la redonda es la de los Espinoza. Está montaña arriba, justo detrás del cerro El Arenal, en las alturas de San Juan de Limay, Estelí. Y es una cueva.

La única vivienda en unos cinco kilómetros a la redonda es la de los Espinoza. Está montaña arriba, justo detrás del cerro El Arenal, en las alturas de San Juan de Limay, Estelí. Y es una cueva. Vive ahí una familia de ocho personas. Son campesinos. Santos José Espinoza Dávila, el papá, su esposa Nubia Maradiaga, cinco hijos y un nieto.

El espacio es grande. Son tres rocas que la naturaleza acomodó. Dejó dos metros de altura en la entrada, un metro a media cueva y 50 centímetros al final, 20 metros de ancho por 15 de largo, además. Don José —pide que así le llamen—, su esposa y sus hijos, son dueños de unas 35 manzanas en esta zona, incluyendo el cerro El Arenal. Este terreno es parte de la serranía Tepesomoto-Pataste, una cadena de cumbres perfectamente alineadas, bordeada por quebradas, riachuelos y planadas, donde esta familia caza y siembra.

En Limay también se conoce a la cueva como “casa de piedra”, pues es bien sabido en todo el pueblo que desde hace unos 12 años, los Espinoza han puesto ahí sus camas, sus “ropitas, trastos y chereques”. También han acomodado a sus animales e hicieron un hogar de ese hueco oscuro y sin puertas en medio de la nada.

Todos aseguran llevar una vida muy tranquila. Comen lo que cultivan o cazan, beben agua de manantial “más pura que cualquier otra”, deben caminar al menos cinco kilómetros “montaña abajo” para llegar a la comunidad más cercana: La Guaruma. Y tienen que extender el recorrido por 12 kilómetros más si quieren salir al pueblo, llegando primero a Tranquera, otra comunidad ubicada a unos metros del centro de San Juan de Limay.

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¿POR QUÉ UNA CUEVA

La familia Espinoza no siempre vivió en la casa de piedra. Para 1995, cuando se mudaron a El Arenal eran solo tres en la familia, el terreno medía lo mismo, pero unos metros delante de la cueva en una parte plana y baja tenían una casita. Era una construcción de madera y adobe, nada grande ni elegante, piso de tierra. Era cómoda. La cueva funcionaba entonces como una bodega donde guardaban sus granos de maíz, frijoles, sorgo y algunas verduras que sacaban en cada cosecha.

La vivienda no resistió los días de intensa lluvia. Aquella lluvia que no cesó entre octubre y noviembre de 1998. Aquel huracán Mitch. No recuerdan la fecha con exactitud, pero don José y su familia no olvidarán el día que “una avalancha le dio vuelta” a su casita. Este huracán los había dejado sin nada, descalzos y desprotegidos, “pero vivos, por suerte”, cuenta el señor que de todo aquello no ha podido recuperar nada, aún después de 17 años.

Ese día, dice don José, estaban los tres: “Nosotros dos y mis hijas Martha y Julia que estaban ‘celeques’, de tres y dos años”. La casa y cueva, estaba justo en medio de dos cerros, un punto de encuentro de los deslaves y a la vez se ubica sobre el río Tronqueras, que se había desbordado. Estaban incomunicados. Ninguno de ellos estaba dentro de la casa y fue por eso que junto con su esposa y sus dos pequeñas en brazos lograron correr para colocarse lejos del deslave y sobrevivir “para contar el cuento”.

Las pérdidas ocasionadas por el huracán Mitch en San Juan de Limay sumaron un total de 1,721,644 dólares, según reportes proporcionados por la Alcaldía de este municipio, en esa fecha. Murieron 14 personas, desaparecieron tres y siete quedaron heridos.

La familia Espinoza tardó varios días en “bajar” hasta la comunidad de Tranquera, pero sobrevivió completa. Se abrieron paso entre lodo y piedras y al final “afortunadamente no tuvimos nada que lamentar en la familia”. Aunque el huracán sí se les llevó todo. “Pero todo lo material”, se reconforta el señor, quien vio cómo la corriente arrastraba el terreno y los trabajos que habían sembrado. “El susto fue grande, pero aquí estamos”, dice .

Cuando lograron bajar a la comunidad, también damnificada, recibieron ayuda humanitaria. Al poco tiempo las autoridades les entregaron una vivienda en Tranquera y les dijeron que era muy peligroso que regresaran en la serranía donde tienen sus tierras, pero vivieron ahí solamente cinco años.

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LA VIDA EN UNA CAVERNA

Don José es el menor de diez hermanos, hijos de Julio César Espinoza y Cristina Dávila, quienes adquirieron esas tierras en los años 90 y las repartieron entre todos. Recuerda doña Nubia Maradiaga, esposa de don José, que la idea de vivir en El Arenal no le convencía mucho y casi no podía contener el susto cuando su esposo se lo pidió. Al final aceptó.

Ya tenían a su primera hija cuando se mudaron a la casita que habría arrastrado luego el huracán Mitch. La pequeña Martha ya había cumplido un año cuando se fueron para El Arenal y entonces doña Nubia comprendió que estarían más tranquilos “viviendo en lo que es de uno”, dice, pues a fin de cuentas también estaba acostumbrada a la vida del campo.

Don José se crió en otra montaña cercana, “allá en Apante”, Madriz, de donde él y su esposa son originarios. Ahora ninguno encuentra muchas diferencias entre vivir en una casa y vivir en una cueva. “Hasta es mucho más segura”, dice la señora, pues en esta no se filtra el agua y duda mucho que otro huracán la vaya a “voltear” como a aquella casa. “Ni siquiera las bombas la botaron, cuando aquí era un campamento de guerrilleros”, asegura don José.

“Uno se acostumbra y después se vive normal. A nosotros no nos parece extraño, vivimos bien como toda familia del campo”, agrega Maradiaga, de 34 años, mientras prepara el horno que construyeron en la entrada de la cueva para cocinar, junto con su hija mayor, Martha, quien ya le dio un nieto. Le ayudan a acomodar la leña sus otras hijas: Julia, de 18 años, y Asunción, de 15, mientras José Alfredo de 11 años y Freddy el más pequeño, de 9 años, se sientan junto a su papá y platican sobre la jornada del día.

Durante el tiempo que vivieron en Tranquera recuerdan que debían caminar hasta su propiedad (17 kilómetros, para llegar lo mismo para regresar). Subían y bajaban para continuar con la siembra en el día y regresar a su vivienda de noche. “Cuando estábamos en Tranquera se nos perdió todo, se lo robaban. Y las cosas cuestan. Por eso tuvimos que tirar para atrás otra vuelta. Teníamos que venir a cuidar lo que habíamos dejado botado”, sostiene don José. Entonces fue que comenzaron a vivir en la cueva.

“Aquí son los días normales —reitera el campesino— la única diferencia es que en la ciudad uno tiene que comprar todo. Aquí nosotros ya tenemos todo”, dice. Ellos pasan sus días en el campo cazando y en la tierra sembrando. Se levantan a la hora que desean, “puede ser en la madrugada o en la mañana, eso sí, nunca después de las 7:00”, cuenta don José. Realmente no tienen horario, ni siquiera para las comidas porque desayunan, almuerzan y cenan cuando les da hambre “si queremos comemos a las 10:00, si queremos no comemos. Aquí tenemos libertad de hacer lo que queramos”, dice el señor, que él vive bajo sus propias reglas.

José Alfredo es el mayor de los varones y quien más ayuda a su papá con las tareas del campo, también llega en ocasiones el hermano de don José, Nazario, para cultivar la parte que le pertenece de esta tierra. “Todos los días comemos carne, aquí no padecemos”, dice el pequeño sonriendo. Las mujeres se quedan y ayudan en la cocina y en la cría de animales. A veces también van a la siembra “y ayudan en lo que se pueda”.

Por las noches se quedan platicando y “chileando”, porque eso sí, don José es bastante bueno a las “platicadas”, y una vez que se sienta con un amigo o varios, empieza una conversación casi eterna, pero entretenida. “Y es que aquí no hay día que no falte visita, diario vienen amigos, porque así como me ven, tengo muchos. Hablando así sinceramente, casi toda la mitad de Estelí la tengo agarrada yo en amistades. Pasamos alegres, hasta tenemos más visitas que cualquier municipio”, dice don José y se echa una carcajada.

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ESE ES SU HOGAR

José Espinoza, hombre delgado y moreno, de 42 años, viaja con frecuencia a Estelí, pero su familia siempre se queda “allá arriba”. No tiene apariencia de ser “picapiedras” o “cavernícola”. Da la impresión de ser un hombre de campo, lo mismo para el resto de su familia. Habla a veces pausado y a veces rápido, pero siempre se da a entender. Él es quien sale para hacer los mandados, las compras y a cargar la batería de los dos únicos celulares que tiene la familia: el de él y el de su esposa. Cuentan que no les gusta estar incomunicados y ahora con la tecnología “hasta el más último tiene hasta cinco celulares, entonces uno trata de ir ahí detrás”.

La familia vive en una cueva, pero es una moderna. En sus muñecas también portan relojes y aunque no tienen televisor, no les falta un radio para escuchar música o noticias. Al teléfono le hablan de Jinotega, Estelí, Madriz y hasta de Estados Unidos, confiesa don José, todos sus amigos le llaman de vez en cuando para platicar, en el horario que él les ha dicho le pueden contactar: en punto de las 4:00 de la tarde, hora en que siempre contestan, si se logró que la batería cargara lo suficiente.

A veces le dan ganas de conocer Managua, dice don José, pero ese es un sueño que deja “para más luego”. En esta cueva se siente cómodo, dice, porque “desde muy chiquito” aprendió la vida del campo y supo que le agradaba. Incluso quiere conseguir un panel solar para no estar “molestando con la cargadera”.

Además dice que están ahí para proteger lo que es suyo, pues desde que regresaron nadie les ha robado nada. “La gente respeta y además que para eso también es útil el arma”, refiere don José. Ya tiene dos escopetas que también utiliza cuando caza venados, cusucos, conejos, o lo que encuentre rondando en “el monte”.

Sus hijos ya no van a la escuela, antes lo hacían. Iban a la de La Guaruma, la pequeña comunidad a cinco kilómetros de El Arenal. Dejaron de estudiar porque los maestros no llegaban aun cuando los pequeños bajaban y subían todos los días. Según don José, el próximo año ya van a estudiar, los que aún puedan aprender algo, vivirán con unas amistades en donde se quedarán durante la semana, porque “lamentablemente ahorita no pudieron seguir estudiando”, asegura.

La familia Espinoza, por un momento tuvo temor de regresar a El Arenal, pero según dicen “ese miedito ya pasó”. No les molesta tener que alumbrase con las ramas de un árbol que describen parecido al ocote, cuando las lámparas de mano le fallan, este árbol “agarra fuego como que tuviera gasolina”. Dicen que quizás en el futuro se hagan una casita, pero “por mientras aprovechamos esta linda cueva que Dios hizo tan bonita”.

Viven ahí, simplemente porque les gusta y porque bueno “somos dueños de la finca y somos amantes a trabajar la agricultura. Por eso es que aquí estamos, trabajandito siempre, con ánimos de seguir mañana haciendo lo mismo”.

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SOBRE EL ARENAL

En la comunidad más cercana, La Guaruma, hay seis viviendas y ocho familias, según datos publicados en el Plan de Respuesta Municipal con enfoque de Gestión del Riesgo Municipio de San Juan de Limay, departamento de Estelí, elaborado por el Sinapred en 2003. (Esta cifra no incluye a la familia Espinoza).

Una de las principales razones por las que los Espinoza regresaron a El Arenal fue la falta de agua potable que había en Tranquera. Decidió regresarse “en un verano muy duro”, porque en esa cima en que habita “hay agua por todos lados”.

El año pasado don José dio permiso a la comunidad de Tranquera que introdujera tuberías para llevar agua a su comunidad. Esto abastece ahora a 85 viviendas, de 95 familias.

San Juan de Limay se encuentra a 195 kilómetros de la capital y a 45 de la cabecera departamental Estelí.

El cerro El Arenal tiene 1,625 metros de altura sobre el nivel del mar, cerca de 100 metros menos que el volcán San Cristóbal.

El terreno donde se ubica la cueva es el límite entre San Juan de Limay con San José de Cusmapa, Madriz.

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COMENTARIOS

  1. javier
    Hace 9 años

    Excelente reportaje Dios bendiga a estas personas que decidieron cambiar lujos por sencillez y por sobre todo por que ellos como familia tomaron esa decision, por ello señores dejen de querer hacer proselitismo politico y tergiversar los hechos es una historia que esa familia deseo escribir ya que si bien leen ellos dejaron su casa en tranquera no por probeza sino por bienestar ya que ahi encontraron lo que no tenian en el pueblo

  2. asiduo lector de la prensa
    Hace 9 años

    Este bonito reportaje nos insta a reflexionar y valorar sobre la felicidad y riqueza espiritual, de manera individual…

  3. Vargas
    Hace 9 años

    mmmm… A pesar de todo están muy expuestos a riesgos de fenómenos naturales como sismos entre otros…

  4. Imelda Hitcher P.
    Hace 9 años

    me encantó el relato, y quiero decir que ellos viven más tranquilos que cualquiera que tenga dinero, y tenga un alto puesto en determinada institución, ya que si no salen custodiados no se atreven a salir en público, y hasta en sus propias mansiones los cuidan,a diferencia de la familia que habita en la cueva que ni puertas tiene y vive tranquila sin ninguna contaminación. Bendiciones para toda la familia.

  5. Hijo de EX-policia
    Hace 9 años

    ahorita llegan los piricuacos y los sacan de la cueva al ver el POTENCIAL del cerro arenero que hay alli, eso sucedio con la FINCA ARENERA MIRAFLORES de 380 manzanas en MATEARE, los piricuacos se dieron cuenta que era una mina de arena (ORO) y sacaron a la gente a balazos, pobre gente a ver cuanto duran, y viven bonito

  6. Norte
    Hace 9 años

    Según el reportaje, la familia vivió en una casa que se les facilitó despues del Mitch y que decidiron dejarla e irse a su finca, eso fue correcto para ellos y de esa manera consideran que viven bien, entonces no entiendo cual es la lógica de los que escriben planteamientos políticos.

  7. cesar m
    Hace 9 años

    esta casa se parece a la que tiene el gordo rivas del cse a la orilla del mar.

  8. Alegre
    Hace 9 años

    Que bonito reportaje, me encanta la sencillez de esta familia, viven felices y agradecidos con Dios y la naturaleza, que bueno sería si todas las personas sintiéramos esa gratitud en el corazón, el mundo sería diferente.

  9. Alvan Dazbohrk
    Hace 9 años

    Quien pudiese vivir como ellos, se dan el lujo de comer carne todos los dias si asi lo quieren, y vivir en contatco con la naturaleza; eso no tiene precio. Son dueños de su tierra y de su tiempo, para mi son millonarios aunque nada es perfecto porque la educacion de sus chavalos es importante. EL vivir con el estres mimimo es una bendicion que muy pocos tenemos. Dios bendiga a los Espinoza.

  10. oscar
    Hace 9 años

    esas personas no se enferman por todo lo que cultivan es sin contaminacion, aire puro, agua sin contaminacion, comida sana. para ello es el paraiso del eden

  11. jose Antonio Muñoz
    Hace 9 años

    excelente reportajes amigos de la Prensa, me gustaría poder ayudar a esta familia si puede dar el numero telefónico de Don José Espinoza para apoyarlo en algo. Mi numero de teléfono es 88816365- José Pavón.

    1. Hace 9 años

      José Pavón de la Unidad de Propósitsos?

  12. Jazmina
    Hace 9 años

    Felicito a esta familia porq son felices, apartados de todo problema de las grandes ciudades,comen mejor que muchos, la forma de ayudarles es con el panel solar que necesitan, por lo demás se les nota felices, para q estorbarles si asi se sienten bien, ah y arreglar el problema de la escuela, porq dicen q los niños tenian q bajar varios kilómetros y de remate no llegaba la maestra, me gustó mucho esta historia, excelente reportaje

  13. sanbuenaventura
    Hace 9 años

    tenemos que denunciar que vivimos en la miseria porque tenemos un desgobierno lo que existe es un neo-feudalismo el señor feudal cree que todo el país es un potrero de su pertenencia y que todos le deben pleitesía el pueblo debe de darse cuenta que no existe el tal pueble presidente. el pueble presidente: está migrando a buscar trabajo al extranjero está en Costa Rica, USA…: está en el desempleo, con un salario mínimo de $140/día que solo alcanza para hacer un tiempo de comida denuncia

  14. Hace 9 años

    Es un lugar bendecido y que la felicidad y bendiciones de Dios nunca les falte, bendición y buena suerte…

  15. sanbuenaventura
    Hace 9 años

    con el despilfarro que hicieron en los gastos de las tarimas en el famoso repliegue del que creo no asistieron los que lo vivieron. con ese gastos se hubieran construido muchas viviendas para reivindicar a este tipo de personas que viven en extrema pobreza y si lo gastado en los famosos arbolatas de la muerte (los veintiún seis) que es una macumba de la bruja cuantas personas podrían mejorar su condiciones paupérrima en la que viven. tenemos que despertar y denunciar la corrupción de este gobi

  16. sanbuenaventura
    Hace 9 años

    ciertamente vivir de esa manera da paz, llena lo espiritual. sin embargo es a consecuencia de los malos gobiernos que hemos tenido y el peor de lo peor es el inconstitucional de la minoría que nos gobierna. no vallamos tan largo existen personas que viven peor en muchos barrios de nuestras ciudades, en casuchas de ripios de latas y cartones y duermen en el suelo, vallan a San Juan de Oriente y lo verán, ciertamente los que si viven bonito limpio cristiano solidario son los ladrones gobernantes

  17. Lourdes
    Hace 9 años

    Me encantó en reportaje, excelente

  18. Hace 9 años

    todos decimos que bello reportaje yque malo es soropeta Ortega estoy completamente de acuerdo que el desgobierno que hay es adsoluto y que deberian dedestituir al zatrapa de soropeta yhermelinda linda quizas algunos recuerden estos personajes hermelinda y aniceto verdusco y platanares pues esa es la pareja que desgobierna al pais pero nadie dice yo voy ayudar a esa familia son egoistas por que tenemos la oportunidad de ayudar y no lo hacemos

  19. Lara
    Hace 9 años

    Eso es algo hermoso, como me gustaria llegar a esa cueva quela describen tan lindo, esa familia es feliz, como Le hago para ponerne en contacto con don Jose??? O con esa familia? Alguien me puede ayudar..

  20. VIVIENDO BONITO
    Hace 9 años

    A Jose Quintanilla de la Florida que no siga de infeliz en Florida todavia hay varias cuevas desocupadas en limay donde puede ser muy feliz pero que se apresure que las cuevas son limitadas y la cantidad de infelizes son muchos.

  21. Sara
    Hace 9 años

    Esto es muestra de la pobreza en que Nicaragua esta sumergida y a la cual uno tiene que adaptarse, de nada sirven las cooperaciones externa para el pais si nunca llegan a los que realmente la necesitan.

  22. fran
    Hace 9 años

    Eh ahi un ejemplo claro de q para ser feliz no necesitas grandes riquezas,lo material es irrelevante miren como esta familia con solo lo que la nataruleza les proporciona les basta y sobra y muchos que aveces nos quejamos tanto por no poder tener lujos y vanalidades……que dios vendiga a esta bella familia.

  23. Veronica
    Hace 9 años

    Excelente reportaje, una gran leccion para los que viven en opulencia y siempre quieren mas. Dios bendiga a esta humilde familia con salud y mas recursos para vivir dignamente.

  24. ARTEMIO
    Hace 9 años

    Que bueno que ellos ha logrado sobrevivir ante tanta pobreza y el huracan! Pero como ellos mismo lo han dicho que vivian en el pueblo y que no tenian agua potable! Y al igual se tiene que pagar la electricidada y ellos no pueden pagarlo. Ellos necesitan un buen trabajo digno para que puedan comer los tres tiempos al dia. A demas que ellos deberian de vivir en la ciudad para que los ninos puedan ir a la escuela. PERO NO PUEDEN PUES EL GOBIERNO ORTEGUISTA NO LES BRINDA AYUDA PORQUE NO SON ORTEGUI.

  25. Es posible que algun servil de Ortega le visite para "darles" casas" para evitar que la prensa diga la verdad.
    Hace 9 años

    Amigos, es posible que si algun “funcionario” barato que trabaja para la familia “presidencial” le diga a Ortega que hay que darles casas a esta gente no porque realmente lo SIENTAN DE CORAZON, si no para que los medios de prensa no hablen mas de este caso; porque puede perjudicarle en los votos. Seguro que la fea Rosario Murillo, va a mandar a alguno de sus serviles a hablar con esa pobre gente. PORQUE AUNQUE MURILLO ES FEA ELLA NO PONE UN PIES EN LUGARES COMO ESTOS. ESA MUJER NO SE LE…

  26. Mientras los Ortega&Murillo y sus serviles se llevan miles de dolare al bolsillo en regalias la gente sigue pobre.
    Hace 9 años

    Esto se deberia de informar mas haya de nuestras fronteras! Para que los funcionarios extranjeros que no saben la realidad del pueblo nicaraguense se den cuenta que no existe tal PODER CIUDADANO, y que no existen las tales “CASAS PARA EL PUEBLO” como lo ha bautizado la fea Rosario Muirllo. Que nadie vive BONITO como dice la fea Murillo! Es posible que alguno que LAME LOS ZAPATOS A ORTEGA, lee este articulo le diga a ORTEGA Q DEBEN DAR “CASA” A ESA GENTE para callar a los medio de prensa.

  27. ASI ES COMO DICE LA PSIQUICA Y GITAN ROSARIO MURILLO HAY QUE VIVIR "BONITO"
    Hace 9 años

    Mientras Ortega y su fea mujer Murillo, dicen “dar” casas a la gente pobre, la poblacion no saben la verdad! Es que mientras ellos Ortega y Murillo les asigna casas mal hechas a algunos que le apoyan a EL, por su vil manipulacion, otros viven como cuando se comenzo a formar el mundo! Estas migajas que ortega, da no favorece en dana a los ciudadanos. Es como si quieres tapar el AGUJERO que tiene el techo de una casa; PATAS UNO PERO DEJAS EL RESTO SIN TAPAR. ASI ESTA ORTEGA.

  28. Hace 9 años

    Vivo en florida estados unidos desde 1980 y en mi vida habia escuchado una historia como esta aqui con todas las comodidades que se puedan tener no se es feliz ni libre de estar en contacto con la naturaleza me alegra mucho saber que hay familias que con poco se conforman y sobre todo son felices con lo que tienen DIOS los bendiga y siempre se mantengan unidos porque lo material ayuda pero no lo es todo y felicitaciones por este magnifico reportaje

  29. Hace 9 años

    Felicito a la familia que vive en esa cueva. Y los felicito porque tienen todo lo que necesitan no todo lo que quieren. Puedo confirmar con este ejemplo de familia lo poco que uno necesita para ser feliz. Sinembargo otros ciudadanos tienen hasta mas de lo que necesitan llegando a querer cada dia mas, creyendo ser asi mas felices lo cual todos sabemos es una mentira porque el que tiene, cada dia quiere tener mas y mas y nunca se sacia porque la felicidad no la dan las cosas sino la satisfacion de

  30. Ricardo Woltz
    Hace 9 años

    Es una historia de como el amor triunfa apesar de las adversidades, pero tambien revela como la miseria economica impacta a los cuidadanos mas pobres. Llegar a vivir como los tiempos de las cavernas es la pobreza extrema. Lamentable que al gobierno ni a la mayoria de la sociedad le importe que tanta gente enfrenten retos iguales o mas extremos que el de este reportaje. Vivimos en un pais de “salvese quien pueda por su cuenta.” Cambiar eso depende de cada uno de nosotros individualmente.

  31. Azucena espinal
    Hace 9 años

    Señor que bella historia de vida real Dios los cuide y les de salud a todos para que sigan disfrutando de su paraiso uno se queja de lo que tiene y usted con poco es realmente feliz .

  32. Co Jones
    Hace 9 años

    Mientras el dictador sandinista, “socialista cristiano” compra dos camionetas Mercedes por casi $400,000 dolares, esta familia viven en una cueva. Aunque segun .
    el arzobispo peludo, los “aportes del gobierno al pueblo” son inmesirables.
    Asi estan las cosas.

    1. Carlos
      Hace 9 años

      Señor Co Jones, está orinando fuera del tiesto. Su dolor por la camioneta del señor Ortega le hace criticar haciendo uso de esta nota, pero si le ha interesado leerla se dará cuenta que esta familia vive así porque quiere. Se le entregó casa después del huracán pero se sienten mejor ahí. Debemos saber donde colocar nuestras críticas.

  33. Mariano
    Hace 9 años

    Muy bonito reportaje, de gente que apesar de las limitaciones son felices y muchos de nosotros vivos inconfrmes en la vida. Este es una leccion que debemos aprender y principalmente en estos tiempos que vivimos, este tipo experiencias hay que publicarlas para concientizar a la poblacion.

    Felecidades a la prensa

  34. carmen mendoza
    Hace 9 años

    Qué bonito relato una muestra de que aún hay personas sencillas, limpios de corazón. Sin maldad y por sobre todo muy agradecidos con Dios y la naturaleza.

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