El papa Francisco celebró en Asunción una misa multitudinaria, la que cerró su gira por Latinoamérica y en la que también visitó Ecuador y Bolivia.
Sé bien cuánto se quiere al papa en Paraguay. También yo les llevo en mi corazón y rezo por ustedes y por su país, fueron las palabras con las que Francisco terminó la ceremonia y que sonaron a despedida de este viaje.
CRÍTICA
Francisco comenzó el día con una visita a los habitantes de Bañado Norte, una de las zonas más pobres de la capital paraguaya, donde criticó la fe no solidaria y mentirosa de quien va a misa, pero no sabe lo que ocurre en los barrios marginales.
Allí escuchó los testimonios de dos personas que denunciaron al Estado por el abandono que sufren.
El Estado no se ocupa de nosotros ni nos mira con buenos ojos, no nos ve como sujetos de derecho, resaltó María Adolfina García, coordinadora en el lugar, quien denunció los planes de especulación inmobiliaria de la intendencia de Asunción con proyectos que no son para favorecernos y que apuntan a desplazarnos..
Tras caminar por las calles del suburbio, donde viven 23,000 familias, el pontífice afirmó que una fe que no se hace con solidaridad es una fe muerta. Es una fe sin Cristo, una fe sin Dios, una fe sin hermanos. Una fe mentirosa.
El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, aseguró en rueda de prensa que, según sus estimaciones, asistieron a la misa un millón de personas. A la misa también acudió la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, quien estuvo sentada en la zona de autoridades junto con el presidente de Paraguay, Horacio Cartes, y al final de la eucaristía subió al altar para saludar al pontífice, a quien le regaló un cuadro.
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