La juez del Juzgado Cuarto Penal, Alia Ampié, admitió la acusación contra la directora del kínder Jardín María Montessori, Nelly Márquez, quien fue acusada por el delito de lesiones psicológicas leves en contra de una alumna del kínder.
El caso del kínder se dio a conocer cuando tres vídeos que circulan en las redes sociales mostraban cómo la exdirectora Nelly Márquez maltrataba a dos estudiantes del centro, que funcionaba en el país desde hace 45 años.
Posteriormente el 19 de marzo el Jardín Infantil María Montessori, ubicado en Altamira, quedó cerrado oficialmente, luego de que una comisión especial del Ministerio de Educación (Mined) concluyera que sí hubo maltrato infantil en el centro escolar.
El abogado Manuel Ignacio Lacayo indicó que la acusación tenía elementos suficientes y que prueba de eso es que la misma fue admitida.
“La juez Alia Dominga Ampié determinó que la acusación reunía los requisitos, por lo que consideró que existían elementos suficientes para elevar la causa a juicio”, comentó Lacayo.
Asimismo se estableció como medida cautelar la presentación periódica todos los miércoles.
Al admitir esta causa, comenta el abogado, se estaría sentando un precedente, pues hasta la fecha no se había acusado a un maestro por maltrato.
Al momento del cierre del kínder de Altamira Elízabeth Sotelo, asesora legal del Ministerio de Educación (Mined), indicó que se había comprobado la veracidad de los hechos denunciados, siendo en este caso que la responsabilidad recaía en una misma persona, quien ejercía la función de propietaria del centro, directora y docente.
Asimismo explicó que la conducta del personal docente del centro contraviene las políticas educativas del Mined.
Phillip Helwing, padre de una de las niñas víctimas de maltrato, se sintió satisfecho con la decisión de la juez.
El juicio oral y público se dará el 17 de agosto a las 9:30 de la mañana, en el que se determinará el grado de responsabilidad de la exdirectora del centro, Nelly Márquez, quien fungía como directora y docente.
LA PRENSA intentó comunicarse con la abogada del centro, Francis Malespín, pero su teléfono estaba apagado.
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