En las aceras que rodean al Mercado Iván Montenegro hay pequeños recuadros amarillos que todos los días se llenan de vendedores informales. Entre los tramos que están a un costado, y estos puestos improvisados que se montan y desmontan a diario, el acceso peatonal es cada vez más reducido y difícil.
“Ahora hay más vendedores que compradores”, se queja Josefa Ríos, vecina del mercado, quien a diario transita por la zona. Para llegar a la bahía de autobuses hay que sortear por toda la acera canastos de verduras, puestos de comida, cajas de zapatos que se exhiben por montón. Los propietarios de negocios formales se quejan porque estos vendedores, además de obstaculizar el paso a los clientes, quitan visibilidad a sus tramos e infringen su derecho al frente.
Auxiliadora Ponce, gerente del Mercado Iván Montenegro, está al tanto de la situación y reconoce que el mercado está saturado de negocios. Hay 1,646 tramos formales distribuidos dentro y fuera del edificio principal, más las decenas de puestos improvisados que vendedores ambulantes instalan en los andenes internos y las aceras.
“Tenemos normas de seguridad e higiene, pero la demanda es tan grande y no le podemos negar el derecho al trabajo a nadie. Se está realizando una evaluación del mercado para saber si es posible una ampliación y un plan de reubicación de espacio para estas personas”, explica Ponce, representante de la Corporación Municipal de Mercados de Managua (Commema).
Según la funcionaria, la concesión de parte de las aceras a estos comerciantes informales es algo temporal y no les están cobrando por colocar su mercadería, pero enfatizó que de realizarse una ampliación darán prioridad a los casos críticos o con mayor necesidad.
1,646 tramos fijos están distribuidos dentro y fuera del edificio principal del Mercado Iván Montenegro, pero hay decenas de puestos improvisados que vendedores ambulantes instalan a diario en andenes y aceras.
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