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Humberto Belli Pereira

Laudato si, para los nicaragüenses

¿Pensó en Nicaragua el papa Francisco, al escribir su reciente e impactante encíclica sobre el medio ambiente, Laudato si? Evidentemente el documento es universal, pero hay secciones —una en particular— que parecen escritas expresamente para nosotros. Hay también otras, que aun siendo generales, son extraordinariamente pertinentes para nuestra realidad. Abordaré estas primero, dejando para después la particular.

La tesis fundamental de Laudato si, es que todos tenemos el deber de cuidar la naturaleza y el medio ambiente. Hacerlo “es parte esencial de una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana”.

La tierra y lo que contiene puede ser aprovechada —Jesús pescó— pero su uso ha de ser cuidadoso; debe tener en cuenta los delicados equilibrios ecológicos y, sobre todo, el bienestar de las próximas generaciones y de los más débiles. Desafortunadamente, observa Francisco, esto no ocurre. “Esta hermana tierra clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella”.

La encíclica describe estos abusos en su capítulo Lo que está pasando en nuestra casa . En el reúne muchas opiniones científicas sobre la crisis ecológica mundial. Algunas pueden ser discutibles, mas eso no es lo importante. “La Iglesia no pretende definir las cuestiones científicas”, dice el papa, sino alertar sobre la gravedad del problema, pues “basta mirar la realidad con sinceridad para ver que hay un gran deterioro de nuestra casa común”.

En nuestra casa concreta, Nicaragua, el daño ecológico es obvio y reclama que conozcamos sus dimensiones y busquemos soluciones de consenso por medio de diálogos inclusivos. La información fragmentaria disponible sugiere que el país sufre, efectivamente, una grave degradación ambiental. Nuestras reservas forestales, Bosawas e Indio Maíz, están siendo depredadas vertiginosamente. Muchos ríos se están secando. Explosivos en la pesca están haciendo estragos en el mar, al igual que lo hace en tierra el uso indiscriminado de agroquímicos. Somos, además, un país sucio. A pesar de la meritoria campaña pro vivir “bonito” y limpio, la basura campea por todas partes. Por otra parte se impulsa un mega proyecto canalero sin haber evaluado de previo sus mega repercusiones ecológicas.

En el fondo de toda esta dañina irresponsabilidad la encíclica advierte una falla a nivel del hombre: su egoísmo, la codicia y la corrupción, la falta de preocupación por el futuro y por nuestros descendientes. De aquí que llame a una “conversión ecológica”, término novel que implica tomar conciencia del problema, arrepentirse de nuestra participación en el —por acción u omisión—, y adoptar un nuevo estilo de vida.

En este esfuerzo la familia está llamada a jugar un papel central. En ella se aprende el valor de los pequeños gestos cotidianos; “como evitar el uso de material plástico y de papel, reducir el consumo de agua, separar los residuos, cocinar solo lo que razonablemente se podrá comer, tratar con cuidado a los demás seres vivos, utilizar transporte público o compartir un mismo vehículo, plantar árboles, apagar las luces innecesarias”. Se trata de gestos que alimentan “una pasión por el cuidado del mundo”. Entre ellos el papa recomienda, en particular, “dar gracias a Dios antes y después de las comidas. Propongo a los creyentes que retomen este valioso hábito y lo vivan con profundidad… nos recuerda nuestra dependencia de Dios… fortalece nuestro sentido de gratitud por los dones de la creación, reconoce a aquellos que con su trabajo proporcionan estos bienes y refuerza la solidaridad con los más necesitados”.

Central es también el papel que toca a los gobiernos en proteger el medio ambiente. Espero abordar el tema próximamente.

El autor es sociólogo y fue ministro de educación.

Opinión laudato sí archivo

COMENTARIOS

  1. onofre gutierrez
    Hace 9 años

    Esta Enciciclica hay que analizarla a la luz de la forma como la explotacion desmedida de la naturaleza casi nunca daña a los ricos, pero sí y mucho a quienes apenas ganan para el sustento minimo de sus hijos cuando apenas ganan dos dolares al dia. Es a esos, principalmente, que el Papa nos nquiere decir por qué debemos tener presente, pero el precio del azucar, por ejemplo, nunca baja.. Controlar nuestros apetitos. El consumo del alcohol cada dia es mayor. El azucar mas cara.

  2. onofre gutierrez
    Hace 9 años

    Por qué nos cuesta tanto sacar la primera y mas importante conclusion: El Papase esta dirigiendo a los ricos en Laudato Si. Y es facil percibir que los abusos dela explotacion desmedida de los recursos,por ejemplomlos granos. Alos ricos noles afecta que la libra de frijoles cueste 30 pesos, pero a los pobres? He ahi el meollo del asunto – La Madre del

  3. juan pueblo
    Hace 9 años

    El ambiente politico es la causa de todos los males. Los alcaldes,los diputados,los partidos politicos,todos luchan por un sueldo y no por el bienestar de Nicaragua. La juventud,al igual que el Ganado,es arreada,al corral de la politica y no,a la educacion civica,que tanto hace falta.

  4. Boxer
    Hace 9 años

    Leo al doctor Belli. Sus articulos invitan a la reflexion. Sin embargo, el escrito sobre Granera fue desafortunado, muestra demasiada ingenuidad o cinismo. El ex ministro sabe que la responsabilidad de lo que suceda en una institucion mas si se trata de masacres algunas con tinte y parcializacion politica solo puede recaer en quien la encabeza. Aminta deberia renunciar, si le queda algo de dignidad. Y Belli respetar la inteligencia del lector, las victimas asesinadas y familias. Que verguenza.

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