El Banco Central de Nicaragua (BCN) llevó a cabo una inexplicable “revisión hacia atrás” en el Sistema de Cuentas Nacionales, que ha representado cambios fundamentales en el mismo, los que intentó justificar alegando que se trataba de “simples actualizaciones de rutina”. Posteriormente se ha difundido el rumor de que ha llevando a cabo “cambios metodológicos”.
Pero si el caso fuese que se produjeron cambios metodológicos de fondo en las cifras que van desde 2010 a 2014, que es el período que abarca la “revisión hacia atrás” efectuada por el BCN, en realidad estaríamos ante un nuevo Sistema de Cuentas Nacionales con base 2010, porque, dada la magnitud de los cambios en los parámetros del Sistema, las cifras de 2006-2009 ya no serían comparables con las de 2010-2014.
Sin embargo, existen hechos que no avalan la tesis de que estamos en presencia de un “cambio metodológico”, o de una “actualización de rutina”. Estos hechos apuntan a que lo que hizo el BCN fue intentar corregir una anomalía fundamental pre-existente, cometiendo errores más graves todavía.
En realidad, mientras el BCN sostiene que el Sistema de Cuentas Nacionales con base 2006 se basa en la metodología del SCN2008 de Naciones Unidas, que indican que las exportaciones de la maquila deben registrarse por su valor neto, lo cierto es que, desde un inicio, al construir el actual Sistema con base 2006, se cometió un error de primer orden: se registraron las exportaciones de la maquila (en más de noventa por ciento) por su valor bruto, no por su valor neto.
Por la más simple consistencia, las importaciones de la maquila también debieron registrarse por su valor bruto, pero en realidad no se registraron en lo absoluto.
La implicación de semejante error es que, desde un inicio, el desequilibrio externo (exportaciones menos importaciones) de las Cuentas Nacionales estaba sub-valuado en unos mil millones de dólares, y el PIB estaba sobre-valorado en el mismo monto.
Los hechos apuntan a que el BCN intentó corregir ese error pero, procurando que el PIB registrado en todos estos años no se redujese en un monto equivalente —con todo lo que ello hubiese implicado—, buscó la manera de “ajustar”, de una manera bastante discrecional, otras variables clave de la economía.
Sin embargo, al hacerlo, dejó huellas demasiado claras: por ejemplo, cualquiera que conozca los fundamentos básicos de las Cuentas Nacionales, se dará cuenta de que lo que significa que el PIB de la maquila textil ahora aparezca derrumbándose en 26 por ciento entre 2006 y 2014, debido a estos “ajustes”.
Esto puso de manifiesto otro grave error que contribuyó a dejar estas huellas, como lo constituyó el revisar las cifras hacia atrás solo hasta 2010, y no hasta 2006; esto es, precisamente, lo que se refleja en el hecho de que el valor agregado de la maquila textil aparezca derrumbándose de semejante manera.
Pero el BCN no se ha detenido allí: Por una parte, decidió suspender —durante dos meses ya— la publicación del Balance del INSS y los datos sobre la recaudación fiscal. Por otra parte, eliminó completamente del seguimiento mensual de la producción sectorial, los indicadores referidos al área y producción de granos básicos y del café, ha dejado de publicar los indicadores sectoriales de la matanza de ganado y de la producción de carne y de la minería.
Se podría pensar que quizá ello se debe a que al BCN no le están pasando la información que le permita publicar estos indicadores.
Pero el BCN publica, puntualmente, el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) global y sectorial, que se sustentan, al menos teóricamente, en los indicadores de producción sectorial. Pero si el BCN no tiene la información necesaria para construir los indicadores de producción sectorial, ¿en que se basa el IMAE que publica?
Si a esto se agrega que se dejó de publicar la Encuesta de Hogares especializada en la medición del Empleo, se llega a la conclusión de que ya no es posible saber, con ninguna certeza, lo que está ocurriendo con nuestra economía.
*Economista
