Nicaragua se encuentra entre los veinte países del mundo con las proporciones más elevadas de población relativa, expuesta a erupciones volcánicas. Asimismo, se encuentra entre los 15 países con mayor pérdida anual esperada por terremotos.
Estos datos fueron incluidos en el Informe de Evaluación Global (GAR15) publicado este año por la Universidad de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la Seguridad Humana.
Según el GAR15, la pérdida anual esperada por terremoto de Nicaragua es de 73 millones de dólares, esta cifra se contrasta con el capital acumulado por este mismo evento natural que tiene el país: 35.974 millones de dólares.
Según Denis Meléndez, facilitador de la Mesa Nacional para la Gestión de Riesgo, recordó que solo en 2014 Nicaragua se vio sacudida por varios terremotos y un enjambre sísmico que causaron pérdidas y daños en ciudades como Nagarote y Mateare.
“Cada vez que ocurre un evento de esta naturaleza y sobre todo tomando en cuenta que Managua prácticamente ha colapsado por los terremotos, es indudable que la recuperación en términos materiales es lentísima para el caso de Nicaragua”, explicó Meléndez.
En cuanto al riesgo de la población por amenazas volcánicas, el GAR15 señala que casi el sesenta por ciento de la población total está expuesta.
Esto se debe precisamente a que los volcanes se encuentran concentrados en la región del Pacífico, donde también confluye la mayor densidad poblacional.
Durante el 2014, Nicaragua enfrentó al menos 15 fenómenos en evolución, como terremotos, marejadas, sequía, deslizamientos e inundaciones.
En Nicaragua, en las últimas cuatro décadas, los desastres dejaron miles de muertos y más de cinco mil millones de dólares en pérdidas y daños.
RIESGO AUMENTA
Según el Informe de Evaluación Global elaborado por la Universidad de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la Seguridad Humana, las pérdidas económicas en el mundo se elevan hoy en día a un promedio de entre 250,000 millones y 300,000 millones de dólares al año por la ocurrencia de eventos naturales.
Asimismo, el informe destaca que “lo que es todavía más grave, en los países de ingresos bajos y medios se está observando una tendencia creciente tanto en la mortalidad como en las pérdidas económicas asociadas con el riesgo extensivo”.
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