El asesor económico presidencial, Bayardo Arce, justificó este martes el sobrecosto del proyecto brasileño de la central hidroeléctrica Tumarín, mucho más alto que el promedio internacional de este tipo de proyectos, atribuyéndolo a las condiciones geográficas del Caribe Norte donde se ha proyectado construirla.
Según Arce, “no es lo mismo hacer un proyecto hidroeléctrico en el Pacífico que ir a hacerlo allá en el c del mundo, entonces, el economista que se la da de sabio queriendo hacer cálculos de una obra en un país y en otro, primero que averigüe dónde se hacen las obras para que pueda hacer cálculos de costos”. Y argumentó el asesor de Daniel Ortega que “el Alba hará una hidroeléctrica aquí por Chiltepe, ¿cree usted que vale lo mismo hacer una obra en Chiltepe que una obra en Apawás, donde ni siquiera llega el transporte? Es algo de sentido común”.
Que las condiciones geográficas de los lugares donde se construyen los proyectos hidroeléctricos influyen directamente en sus costos, es algo que se sabe desde que fue construida la primera hidroeléctrica del mundo, en Inglaterra, en el año 1880. Desde entonces, salvo raras excepciones —como podría ser el caso de Tumarín en Nicaragua—, para reducir los costos de los proyectos hidroeléctricos se procura construirlos en lugares que tengan las mejores condiciones geográficas.
El economista a quien el asesor económico de Daniel Ortega descalificó ásperamente, como negándole su derecho a opinar y a cuestionar proyectos del gobierno, es Adolfo Acevedo Vogl, quien con abundancia de argumentos y cifras ha señalado que el costo del proyecto Tumarín está muy por encima del estándar internacional.
En la edición de LA PRENSA del lunes de esta semana, Acevedo dijo que el verdadero costo del proyecto Tumarín podría andar por la mitad de lo presupuestado por los contratistas brasileños y pactado con el gobierno del presidente inconstitucional Daniel Ortega. El costo del proyecto Tumarín —que supuestamente debe generar 260 megavatios de energía eléctrica— ha sido estimado en 1,100 millones de dólares. De lo cual se deduce que el costo por megavatio generado será de 4.4 millones de dólares, pero el máximo internacional es de tres millones de dólares.
Cabe mencionar que no solo el economista Acevedo Vogl ha hecho estos señalamientos sobre Tumarín. Otros economistas independientes y legisladores de la oposición en el sector de energía, como el diputado Carlos Langrand, también han advertido sobre el excesivo costo de este proyecto hidroenergético que lo hace el más caro del mundo. Lo cual no se debe solo a las condiciones naturales del lugar, mencionadas por Arce, pues como lo aclaró también el economista Acevedo el lunes 3 de agosto, aún sin el costo de las obras adicionales que requiere el proyecto por las agrestes condiciones geográficas del Caribe Norte, el proyecto Tumarín es mucho más costoso que el promedio mundial de las centrales hidroeléctricas.
Arce y su gobierno deberían al menos mencionar otro proyecto hidroeléctrico en el mundo construido en condiciones geográficas como las de Tumarín, para ver si es cierto que esa es la razón de su costo desmedido. Pero lo cierto es que este proyecto ha venido siguiendo una trayectoria incierta desde que fue aprobado mediante Ley en 2009. Incertidumbre que se ha hecho mayor ahora que un sitio web noticioso brasileño ha vinculado a Tumarín con el fenomenal escándalo de corrupción que está sacudiendo al gobierno de Brasil.
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