Lloras en la cruz sola, y te veo pasar triste, con una tristeza bien triste. Pasa mi sombrero con las botas puestas, y no te percatas, o no me percibes. Con tantos rostros extraños de multitud, no me conoces, y aunque te vea mil veces ni gestos ni palabras, pueden describir lo que siento por ti; así nunca sabrás quién soy, si soy, si fui, si seré o qué vaina. El silencio nos separa, como la luz la sombra, y mil gestos no dicen nada.
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