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Tres hombres empujan un vehículo dentro del estacionamiento de un negocio de baterías para carros en Caracas. Los conductores hacen fila, día y noche, para comprar este producto automovilístico. LA PRENSA/AP

Escasez agobia a venezolanos

El taxista Michel Bompart abraza con fuerza una batería para su automóvil recién comprada luego de una noche de incertidumbre ante la posibilidad de ver frustrada una vez más su intención de reponer el acumulador que le robaron en un centro comercial de Caracas.

El taxista Michel Bompart abraza con fuerza una batería para su automóvil recién comprada luego de una noche de incertidumbre ante la posibilidad de ver frustrada una vez más su intención de reponer el acumulador que le robaron en un centro comercial de Caracas.

“Uno tiene que hacer cola para todo. A mí me robaron la batería y tuve que pasar tres días aquí para poder comprar”, dijo Bompart, uno de los cientos de conductores que hacen fila durante un día o más para adquirir una de las pocas baterías existentes.

Las baterías son objeto de robo porque pueden ser revendidas por hasta diez veces más del precio regulado.

Muchos llegan en grúa o deben empujar sus vehículos mientras avanza la larga fila de unos cuatrocientos automóviles. No todos lo logran. El número de baterías para la venta es limitado. En Caracas, con más de seis millones de habitantes, apenas hay un puñado de comercios donde se puede conseguir este producto.

Antes “ibas a cualquier sitio y las conseguías, ahora no”, agregó el taxista Bompart, de 34 años.

El ministro de Transporte Haiman El Troudi recientemente comentó que “hasta hace muy poco en Venezuela (se) producía el ciento por ciento de las baterías que consumía, lamentablemente una empresa decidió cerrar las puertas y abarcaba el cuarenta por ciento del mercado”.

SIN CERVEZAS

Las privaciones diarias comienzan a irritar a los venezolanos, quienes se ven obligados a invertir buena parte de su tiempo en hacer fila para adquirir desde pañales desechables hasta repuestos para sus carros. Este fin de semana ni haciendo cola se conseguía cerveza.

La Cervecería Polar, que distribuye el ochenta por ciento de la cerveza que se consume en Venezuela, comenzó a cerrar sus fábricas la semana pasada porque no tiene materia prima y dejó de hacer entregas en Caracas.

Los analistas asocian los problemas de escasez al agotamiento del modelo de controles y a un crecimiento del gasto público que ha llevado el dinero circulante en la economía a niveles nunca vistos.

“Jamás se vio algo así”, comentó Yefferson Ramírez, dueño de una distribuidora. Su negocio se quedó sin leche y agua embotellada hace meses. “A la gente le molesta más quedarse sin cerveza que sin agua. Eso demuestra lo alteradas que están nuestras prioridades”, indicó el comerciante.

El ciudadano Ángel Padra comentó que Venezuela no es la misma sin la versión negra de la cerveza Polar. “Es nuestra religión. Nos sacas la cerveza y las cosas se ponen feas”, concluyó.

Desde 2006 los venezolanos tienen problemas de escasez, pero en los últimos dos años se ha agudizado porque el Gobierno redujo la venta de divisas oficiales, lo que impide a muchas empresas comprar en el exterior materias primas, repuestos y equipos.

Críticos del Gobierno explican que el control de los precios de productos de primera necesidad, los engorrosos trámites para transportar o almacenar los productos y las expropiaciones de empresas desalientan las inversiones y constituyen las principales causas de la escasez. Pese a que las autoridades tienen casi un año sin publicar el indicador de escasez, algunos analistas han estimado que el desabastecimiento ha alcanzado niveles históricos.

Problema de seguridad La falta de baterías también se ha convertido en un problema de seguridad: uno de los mayores temores de los automovilistas es quedarse varados a cualquier hora del día en Venezuela, uno de los países más violentos de la región, con una tasa de homicidios que, según registros oficiales, está en 39 por cada 100,000 habitantes y que de acuerdo con cálculos de la organización no gubernamental Observatorio Venezolano de Violencia, es de 82 por cada 100,000.

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COMENTARIOS

  1. Ramona
    Hace 9 años

    Dicen que Maduro y su pacotilla viajan seguido en aviones grandes para comprar en el exterior sus cosas, pobre pueblo que no tiene esa oportunidad, ni el dinero necesario para comprar. Ojalá en las próximas elecciones el pueblo decida libremente cambiar este infierno lleno de analfabetas económicos.

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