Los ministros y viceministros de Relaciones Exteriores de los países miembros de la Alternativa Bolivariana para los pueblos de América (Alba), se han reunido a principios de esta semana, en Caracas, según dijeron para diseñar planes de contención de “golpes blandos contra gobiernos legítimos”.
Los gobernantes del Alba llaman “golpes blandos” o “conspiraciones reaccionarias e imperialistas”, a todas las actividades opositoras que consideran amenazantes para ellos, desde las grandes movilizaciones populares en Venezuela, Ecuador y Bolivia, hasta las modestas protestas en Nicaragua de quienes demandan transparencia electoral. Incluso las críticas a la falta de transparencia en las cifras económicas oficiales, lo cual es un legítimo derecho democrático de los ciudadanos, los economistas y los medios de comunicación, se califican como parte de una “agenda oculta” contra la estabilidad económica nacional.
Según Delcy Rodríguez, quien como ministra de Relaciones Exteriores de Venezuela ha sido la orientadora de la reunión de representantes de los gobiernos del Alba en Caracas, los “golpes suaves se están dando, acometiendo contra gobiernos legítimos y constitucionales de nuestro continente”, que a su juicio son los gobiernos chavistas. Y agregó que los “golpes suaves” han surgido de una “agenda post Panamá” del gobierno de los Estados Unidos, elaborada después de la Cumbre de las Américas que se realizó en abril pasado en la capital panameña.
En el relato del chavismo, Estados Unidos se habría molestado porque su política para América Latina y el Caribe fue rechazada en Panamá, y que por eso está alentando los supuestos “golpes blandos” contra los gobiernos del Alba. Pero la ministra venezolana de Exteriores se contradice ella misma al decir que los gobiernos del Alba apoyan el reconocimiento de Estados Unidos al régimen totalitario de Cuba, que fue el tema central de la Cumbre de las Américas de Panamá.
No cabe ninguna duda de que detrás de la denuncia de los llamados “golpes blandos” que supuestamente son instigados por Estados Unidos, se esconde la amenaza de represión contra los movimientos democráticos y más restricciones a la libertad de expresión. Esto lo dejó muy claro la canciller venezolana, al señalar que la reunión de esta semana en Caracas ha sido para acordar “planes especiales” contra los “golpes blandos”, los cuales deberán ser aprobados para su pronta ejecución por los jefes de Gobierno y de Estado de los países del Alba.
Está claro, pues, que el propósito de los gobernantes autoritarios al calificar como conspiración el ejercicio de los derechos de la oposición política, es justificar y recrudecer sus políticas represivas. Quieren impedir que la gente salga a la calle a protestar. Pretenden negarle a la oposición el derecho político de organizarse y luchar por la toma del poder mediante la participación en elecciones libres y transparentes. Quieren impedir que los ciudadanos y los medios de comunicación independientes critiquen las políticas gubernamentales y pongan en duda la transparencia de los informes estadísticos.
Los regímenes del Alba, además de corruptos son represivos por su propia naturaleza. No entienden ni pueden entender que nunca, ni con la más cruda represión, las dictaduras se han podido perpetuar en el poder.
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